Competición vivida: Mi segundo año loco (artículo entero) 



Por Màrius Llongueras.

Madrugada de domingo, pero negra noche todavía, en el trozo más estrecho de Coll de Bracons (y con los barrancos más hondos). La cantilena de las notas se interrumpe con un grito del Sema: “Osti, ¡¡que burro soy!!”. Levanto los ojos para vivir la décima de segundo más bestia. El coche bloquea las ruedas y va directo hacia un árbol, de máximo 10 cm de grosor... Antes de tocar el arbolito, el morro del coche empieza a bajar barranco abajo, para pararse dulcemente apoyado en dicho arbolito por el medio del capó, pero inclinado hacia delante unos 70 grados... Tanto en el medio estaba que después de las preguntas de rigor (¿estás bien? Te has hecho daño?) de apagar el desconectador y desatarnos, al abrir una puerta el coche empezó a inclinarse. Tuvimos que salir los dos al mismo tiempo. Un buen número de contorsionismo...

Después de la locura del año 1980 (21 pruebas, tres campeonatos muy diferentes entre ellos, cambio constante del asiento de la derecha al de la izquierda), 1981 se presentaba en principio mucho más tranquilo. A lo largo de la temporada se iría complicando y casi acabaría igual que el anterior, con “solo” 17 rallys. Fue mi segundo año loco. A comienzos de 1981, el panorama era el que sigue…

De rallys todoterreno, nada de nada. Motor Ibérica ya no convocó su campeonato (Jeep Cross ó Gran Cross), que no interesaba a Nissan, nuevo propietario. Cuando pusieron en marcha los Patrol ya habían irrumpido los Rallys-Raid, que eran otro concepto, y sobre todo habían pasado tres años.

La FEA, todavía no Real, intentó rectificar algunos de los puntos más polémicos de su P.P.R. Ya se hacían los rallys enteros y se eliminó la limitación a 25 años. Esto hizo, por ejemplo, que en Masterdiesel los coches los pudieran llevar sus propietarios, como Jordi Ballesteros o Joaquín Reyes, y se acabó el trapicheo de alquilarlos a la juventud como Pere Morera o yo mismo. Al mismo tiempo en “can Talbot” (Simca) añadieron el Horizon a la lista de coches disponibles mientras la Seat olvidó miserablemente sus carracas, perdón, Ritmos. Quedaba claro que el ganador del Desafío sería también campeón del P.P.R. Pero, siempre hay un pero, el tema costes se vio incrementado al hacerse los rallys enteros y un mayor número de ellos, incluyendo el costoso viajecito a las Islas Canarias, donde se corrían dos pruebas. Con las finanzas agotadas no me vi con fuerzas de repetir la jugada del año anterior y pedir un préstamo.

¿¿Y el Zanini Racing?? Era una buena opción. La más económica sin duda, y más cuando se disponía de un 850 Especial, con alguna pequeña mejora (frenos con Necto 007, amortiguadores más duros, tubo de escape 1 mm más gordo, volante Nardi de pequeño diámetro y dos Oscar Cibié). Pero resulta que con una pandilla de amigos nos habíamos inventado un rally en los alrededores de Montserrat, con centro en Collbató, donde uno de ellos tenía una casa y, sobre todo, contactos. Buscamos la manera de encajarlo en el Zanini Racing, y así creamos una escudería, el Autogrup Scratch, y nos asociamos con la Escudería Badalona de Jordi Ballesteros.

Muy bien, pero si yo organizaba el Rally Collbató no me parecía ético correrlo, con lo que renunciaba a una posible puntuación (bastante complicada, por cierto) y con un campeonato con solo seis pruebas, que puntuaban todas, se me reducían bastante las posibilidades de quedar bien. Así, para mí, el ZR quedó en el papel de divertimento, como el año anterior.

Así pues tuve que buscarme la vida para seguir corriendo en el asiento de la derecha. En julio de 1980 habíamos hecho el Critèrium del Vallès con Josep Maria “Sema” Galadies, donde ganamos la clase con el pequeño 127-1010. Me propuso que le copilotara el año entero, ya que quería luchar por el Volant RACC con un FL-82. Nos lo tomamos muy en serio y para hacer manitas con el coche, muy diferente al 127, aceptamos el ofrecimiento de Paco Crous para hacer de ouvreurs del Stratos de Eddy Balcázar-Joan Martín en el Rally Costa Brava. Fue una buena experiencia y un curso acelerado de FL. Así, además de reconocer unas cuántas pasadas a cada tramo (no había limitaciones en aquellos tiempos) y desarrollar un nuevo sistema de notas (pasar de las tradicionales marchas al sistema de números, imitación Zanini) nos empezamos a interesar por quién teníamos que controlar, es decir los rivales de la clase grande del Volant RACC, entre los que destacaban, y mucho, Aman Barfull con Josep Autet. Los demás, una incógnita que empezaría a aclararse al final del primer rally.

Empezamos pues el Montseny-Guilleries intentando controlar al Barfull y al Autet, ellos con el 51 y nosotros con el 52. En La Roca nos sacan 7 segundos. Normal, están en su casa. En Collsaplana nos sacan 9 más. Sorpresa: en Osor los ganamos por 11 y quedamos a solo 7... En Les Serres nos recuperan 5. En Les Encies les sacamos 7 y quedamos a solo 5 segundos. En el Coll de Bracons los vemos delante nuestro ya llegando a Sant Andreu de La Vola. ¿Han sufrido un trompo? A final de tramo les sacamos 43 segundos y quedamos delante por 38. En el segundo Collsaplana los vemos parados en las rectas de Sant Sadurní d’Osormort. Siguen y les sacamos 1 minuto 48. ¡¡Estamos delante por 2:26!!... En Coll de Revell se retiran.

Media parte que aprovechamos para controlar a los otros rivales. Resulta que los segundos en aquellos momentos son los debutantes (FAE) Borja García-Nieto copilotado por una futura estrella de la F1, Luis Pérez-Sala, que están 2’27” por detrás. Retomamos el rally con la intención de ir con suavidad, sin atacar demasiado: La Roca, Osor, Les Serres y Les Encies. Las diferencias van aumentando y ahora tenemos los segundos clasificados a 3 minutos 30 segundos. Y llega el fatídico Coll de Bracons, donde nos lo tomamos con tanta calma que al final Sema se desconcentró y no escuchó que yo le decía que la curva se cerraba al final. Y yo mismo no supe verlo con tiempo para hacérselo ver.

Decepción brutal, como podéis imaginar, y más cuando al sacar el coche con la ayuda de Chema González, que nos estiró con su FL, comprobamos que el coche no tenía nada de nada, ni un faro roto (!). Ya en casa, al mirar con más atención los tiempos de los tramos, vemos que con los sencillos P6 obligatorios en el Volant estábamos haciendo tiempos comparables a los de los mejores FL con ruedas racing. No pudimos en toda la noche con Alfons Marcos y Francesc Bofill, pero grandes pilotos como Joan Carles Mach con Josep Colomer, o Andreu Ylla con Josep Maria Riuró quedaron por detrás en algunos tramos. Especialmente espectaculares serían las dos pasadas por Osor. En la primera 13è scratch y en la segunda, de madrugada y muy helada, ¡¡10º scratch!! ¡¡con P6!!

Tocaba ahora ir al Lleida, con un bucle de cuatro tramos con epicentro a Solsona. Ahora ya sabíamos a quién teníamos que controlar de cerca y teníamos cierta idea de nuestras posibilidades. La primera vuelta a Coll de Jou, La Pedra i la Coma, La Mina y Navès sirvió para fijar posiciones, nosotros segundos a 43” de Aman y Josep, con Rius y Rovira siguiéndonos a 48” y todos los demás a bastante más de un minuto. Empieza la segunda vuelta y seguimos aumentando las diferencias, pero en La Pedra i La Coma se rompe la barra Panhard. La carrocería iba por un lado y el puente del detrás por otro... Sniff, sniff. En la exigua asistencia que teníamos en Sant Llorenç de Morunys no pudimos arreglarlo y nos hizo falta hacer La Mina y Navès en estas condiciones.

En el parque de trabajo por fin nos pudieron soldar la dichosa barra y en la última vuelta salimos absolutamente a saco, a ver cuánto podíamos recuperar. Mejor tiempo en cada uno de los tres primeros tramos, aunque no ganábamos posiciones. Último tramo, todavía más a saco. Faltaban cuatro curvas, una izquierda, dos derechas y la izquierda de la llegada. En la primera izquierda resbalamos ¡¡y nos fuimos al prado!! Pudimos salir rodando por el mismo prado y salir por la última derecha. Otros 8i minutos perdidos. El resultado fue malo, pero no tanto. Cuartos de la clase grande del Volant. Para puntuar tienes que contar con los propios resultados pero también con los problemas de los demás.

El siguiente rally era el Girona, que resultó bastante pasado por agua. Cinco tramos a hacer tres veces: Sant Grau, La Talaya, Romanyà, La Ganga y Santa Pel·laia. La bajada de la Talaya, resbalaba como el hielo. En el primer pase hicimos un trompo del que nos costó mucho salir, perdiendo mucho tiempo: 2 minutos 29 segundos respecto a Aman y Autet. En la segunda también cayó un trompo pero salimos más ligeros. Solo 1’35”. Por fin en la tercera hicimos el tramo entero y solo nos sacaron 9 segundos, lo que me hizo emitir un grito de alegría cuando Josep me dijo su tiempo. Por la cara que pusieron no lo entendieron (y no me extraña). En el resto de tramos nos colocábamos segundos. 18 puntitos al saco.

Vamos hacia el Osona, de nuevo en casa de Aman, mentalizados para hacer segundos otra vez, a la espera de algo mejor, que nunca se sabe. Y otra vez un bucle de cinco tramos a hacer tres veces: La Trona, La Costa dels Gats, Prats – Olost, Romegats – Espinelves – Viladrau y La Roca. Primer tramo, en una de las primeras curvas nos encontramos parado a mi derecha a Aman y Josep. Después podrán seguir y les sacaremos 2 minutos 28 segundos. Guillem Codina también iba enchufado y nos saca 9 segundos. Un Aman desbocado nos empieza a recuperar y después de la segunda pasada por La Costa dels Gats ya estaba delante ¡por 2 segundos! ¡Chapeau bas!

En el segundo paso por Romegats, después del Coll del Buc y ya llegando a Espinelves, en aquellas zonas rápidas que hay, el motor explotó miserablemente... Presupuesto agotado, y con una reparación muy cara que hacer, nos planteamos dejar correr la lucha por el Volant, que era muy igualada con Aman. En algunas subidas Sema lo ganó, como también en Calafat...

Volvemos atrás hasta finales de marzo. Se corría el Rally Tarrauto del Zanini Racing. Con mi amigo (y compañero de grescas) Òscar Álvarez fuimos con el escacharrado 850 Especial. No entrenamos todo lo que hubiéramos querido, pero procuré dictar unas notas lo más cuidadosas posible, con detalles que a la hora de la verdad se revelaron bastante útiles. En principio se tenía que hacer un tramito espectáculo, tipo slalom, en un descampado de Vila-seca de Solcina, y por la tarde dos tramos: Les Borges, en la carretera de Les Borges del Camp a Maspujols y La Selva, un camino de tierra entre Vilaplana y La Selva del Camp, que ahora no se podría encontrar pues han hecho la carretera ancha y guapa del Coll de la Batalla. Después de una parada en La Selva del Camp se iba hacia la carretera que sube a L'Albiol, donde se corrían dos tramos de 3 km: Bonretorn y L'Albiol, un enlace de tierra nos llevaba hacia arriba de La Mussara, que se bajaba en enlace para volver a repetir los tramos de Les Borges y La Selva. Este bucle se hacía dos veces.

El día del rally llovió entre poco y bastante. El slalom era una pista de patinaje. En Les Borges mis amigos Àngel Martínez i Anna Viusà sufrieron una fuerte salida, y suerte que llevaban arco de seguridad. Aun así, Ángel se rompió el brazo e hizo falta evacuarlos en ambulancia. El tramo quedó inmediatamente suspendido y después del C.H. nos hicieron dar la vuelta e ir directamente hacia La Selva del Camp, con lo que nos quedamos sin dos tramos. Retomamos el rally y en el primer tramo, Bonretorn, mejor tiempo de la clase para Pac Rastrollo y Sime Ribes, un segundo por delante de Eduard Palacios y Joan Enric Bruquetas, empatados con “Boris” y Jaume Urpí, que iban con un Panda, todos los demás llevábamos 850 Especial. Cuartos eran pues Xavier Girbau con Rosa Passolas, a 3 segundos, y quintos nosotros con un segundo más.

Esta fue la tónica del resto del rally. El segundo paso por el tramo de tierra tampoco contó para la clasificación. En la última vuelta había dejado de llover pero, está claro, hacia La Mussara se había levantado una niebla que a ratos era bastante espesa y molesta. En Bonretorn-2 hicimos segundos de clase, a 4 segundos de Rastrollo, y en L'Albiol-2, ¡¡tachan!! Primeros de clase con 9 segundos de ventaja sobre Rastrollo. Aquello que decíamos de los detallitos en las notas. Había una paella a izquierdas bastante cerrada que venía después de una zona rápida, con tres virajes seguidos a la derecha. Yo buscaba una referencia para la frenada cuando me encontré a la derecha del asfalto una señal triangular del que solo quedaba el marco. Lo hice apuntar así, como referencia de frenada. No se veía nada en medio de la niebla y yo iba en tercera con el gas a fondo hasta que apareció la señal en cuestión. Frenazo a muerte, “appel-contre appel” y me encuentro en medio de la paella en perfecto contra volante para salir con todo el gas (!). Después de aquello éramos terceros de clase. En La Selva-3, que era la primera que hacíamos de carreras, resbalamos y pusimos dos ruedas fuera del camino. Tiempo para sacar el coche de allá y habíamos perdido unos 40 segundos, que sumados a los 45 que penalizamos al soltarse el delco en el último enlace de tierra, nos dejaron séptimos de clase al final.

Ya nos empezábamos a hacer ilusiones sobre cómo seguiría el campeonato, el Collbató no lo haríamos, lo he explicado antes, cuando volviendo precisamente del Collbató la junta de culata dijo que ya tenía bastante. Hala, coche al taller y ya veremos...

El siguiente Zanini Racing que hice fue el Rally Ripollès, en agosto. Pero no como estaba previsto. Al volver a montar la culata, planeada, y poner el motor en marcha se partió el cigüeñal (!) Basta ya de 850...

A pesar de estar ya inscrito con el 850 tuve que salir con un coche alquilado. Citroën había otorgado unas ayudas para sus vehículos, que empezaron a proliferar, y yo me apañé para alquilar un Dyane 6 furgoneta. Rally también pasado por agua (¡menudo año!), que no nos fue mal. No es sencillo conducir solo con el pie izquierdo, porque el derecho lo tienes todo el rato a fondo... 5º Citroën y 4º de clase, por delante de Domènec Serra... y una foto en Autopista. Gracias Josep Lluís Cortijos.

Volviendo de las Canarias, Xavier Juvanteny me explicó que la Escudería Olot Competició habían adquirido unos cuántos Citroën para seguir el trofeo de la marca de los chevrons, y no costó nada ponerse de acuerdo para hacer el Rally Ciutat de Berga con un Citroën Ami-8, aprovechando su inscripción y sus papeles, y con Jordi Tella otra vez de copiloto. Creo que acabamos terceros de la Citroën.

Finalmente, en diciembre se montó el show de final de temporada con reparto de premios, aprovechando el “circuito” que habíamos hecho en el Collbató en una urbanización con las calles sin asfaltar. Allí salí con Tina Condeminas en un Panda de alquiler.

Volvemos atrás otra vez. Después del Lleida me contactó Jordi Ballesteros para proponerme que le acompañara en algún rally del Desafío. En principio era una tarea sencilla: por su experiencia, Jordi guardaba notas de casi todos los tramos de España y no había que entrenar, o muy poco. Así pues ya me tenéis bajando con la grúa de Ceferino con el Talbot 1200 enganchado hacia Valencia para hacer el Rally Fallas. Y fue bastante bien: terceros del Desafío.

Después viajecito a Madrid para hacer el Critérium Luis de Baviera, donde también acabamos terceros del Desafío. Aquel año el rally era muy diferente al que yo había hecho el año anterior. Tres pasos por San Agustín–Colmenar, Colmenar-Guadalix, Puerto de Canencia, Puerto de la Morcuera, Torrelaguna-La Cabrera, El Berrueco-Torrelaguna y Torrelaguna-El Vellón, con dos vueltecitas al circuito del Jarama como aperitivo. Las notas de Canencia y Morcuera eran de los RACE de 1976 y 1977 y las fuimos rectificando en pleno tramo. Cosa de llevar siempre el lápiz en la mano...

Vamos a ir pues al Critérium de Rioja, con cambio de táctica. Al frente de la clasificación iban el “Pelos”, Eduardo Augustín, copilotado por el gran Antonio Boto, y el ganador del Zanini Racing de 1980, Xavier Juvanteny. Los demás, con participaciones más episódicas, acostumbraban a ir por detrás. Si que aprovechábamos las notas antiguas, pero subimos la semana anterior a reconocer y perfeccionarlas. El rally será recordado por el aparatoso accidente de Jorge de Bagration y Víctor Sabater, que saltaron al río de Anguiano, me parece recordar.

Para, el Rioja fue otra gran decepción, ¡¡menudo año que llevaba!! Verificaciones sábado por la mañana en Bodegas Corral de Navarrete, a 6 km de Logroño, y los coches quedaban allá en parque cerrado. Comer en Logroño y por la tarde Jordi me envía a sacar el coche del parque para llevarlo a Logroño, en caravana, para tomar la salida. Arranco el motor y... tac-tac-tac... un muelle de válvula ha marchado de vacaciones. Para casa ¡¡sin ni tan solo tomar la salida!!

El Desafío no paraba y para primeros de octubre se me ofreció pasar unos días en Canarias, donde se hacían dos rallyes seguidos en una semana. Como me había quedado sin trabajo, me lo podía permitir. Primera sorpresa, agradable esta vez, no iría con Ballesteros sino con Xavier Juvanteny, con el Horizon GLS del Zanini Racing. Segunda, yo marcharía de Barcelona en tren con dos coches a mi cargo: el Horizon y el 1200 de Ballesteros. Barcelona-Madrid Chamartín, cambio de estación en Atocha y Madrid-Cádiz. Allá subiríamos al barco hacia Las Palmas de Gran Canaria. Total, dos noches en tren y otras dos en barco, que fueron tres porque se averió uno de los motores del barco. Llegamos muy tarde y con el tiempo justo de entrar los vehículos en el parque cerrado. Y yo sin entrenar, está claro.

No hice un buen Rallye El Corte Inglés, lo reconozco, desquiciado como estaba por falta de sueño y angustia al haber estado encerrado dentro de una carraca donde no se podía hacer nada, aparte de beber como un cosaco, cosa que no me emociona nada, o jugar al casino, que me emociona todavía menos, y escuchar la canción (?) de los pajaritos de María Jesús y su acordeón... Nunca más me veréis en un crucero. Bien, el rally en si no fue mal del todo. Hicimos segundos detrás del “Pelos” y Boto y delante de Ballesteros, que llevaba a Pepe Marco de copi.

Lunes por la mañana cargar otra vez los coches al barco y viajar hasta la isla de al lado a correr el Rallye Isla de Tenerife. Como que aquí sí pudimos reconocer bien, y además llevábamos fotocopias de los papeles de Antonio Zanini, que bajó con un Talbot Horizon grupo 5, pues nos fue bastante bien. Intensa pelea con el “Pelos” toda la noche hasta que rompieron. ¡¡Ganadores del Desafío!! Mereció la pena, todo ello. ¡¡Que bien y que tranquilo se iba con los papeles de Jordi Sabater!! Una grandísima experiencia.

Anécdota curiosa: Uno de los tramos se neutralizó por un accidente. Las salidas, paradas, y los 80 metros hasta el punto de salida se atiborraron de coches que ya habían pasado el Control Horario. Cuando llegamos había cola ya antes de llegar a la mesa del control y un maremágnum de copilotos peleándose con los inexpertos oficiales, que no querían coger los carnés si no tenían el coche delante. Con un par de copilotos peninsulares cogimos mesa, reloj y controles y los bajamos hasta donde teníamos los coches, y así libramos los carnés en hora. Esto es lo que decía el reglamento de entonces, ¡¡que caramba!!

La vuelta a Barcelona la hicimos en avión. Los coches fueron embarcados en un contenedor de Frigo Lines, que nos gestionó un amigo canario de Jordi Ballesteros, y los recogimos 10 días más tarde en el puerto de Barcelona.

Pero antes del viaje a las islas había corrido el Critèrium del Berguedà con Joan Lencina y su 127-1010. Joan, ganador del Trofeo FAE de 1980, iba copilotado aquel año por su hermano Joaquim, pero tuvo problemas de salud y me avisaron a mí. Joan formaba parte del círculo de Jordi Ballesteros y corría con sus notas, aunque procuraba reconocer todo lo que podía. Fue un rally sin incidencias destacables para nosotros con tres tramos muy rápidos: Gaià, Vilaredes y Cardona-Montmajor y La Guardia. Todos estos los hacíamos tres veces. Gironella-Casserres lo hacíamos cuatro y la exótica subida al Santuario de Queralt solo la hacíamos una vez.

Precisamente en el tramo de Gaià, en una zona rapidísima, vimos al fondo un coche despeñado y una persona que nos hacía señales delante de él. Era el 127 de nuestros amigos Manel Muntaner y Juanjo Serrano y el que hacía señales era Serrano. Nos paramos porque una persona como él no habría hecho señales así si la cosa no fuera grave. La conversación fue muy breve: “Manel está jodido, haced que venga la ambulancia”. Salimos escopeteados y en el Stop avisamos de que la cosa era grave. Y si que era grave: Muntaner estuvo mucho tiempo jodido, una larga recuperación física... y nunca más carreras. Una lástima.

Lo que tenía que ser solo una sustitución puntual tuvo prolongación en el Rally Cataluña y en el Invierno, el último de la temporada. En el Cataluña, que ya era Campeonato de Europa, salimos muy conservadores porque era una prueba muy larga y dura, con unos tramos larguísimos, y la consumación del Volant RACC. Rally tranquilo y al final la segunda posición de clase del Volant. La única emoción fue cuando nos avanzó en pleno tramo ¡¡un R8!! Era un chico del cual yo no había oído hablar nunca pero que tiempo después se convertiría en uno de los grandes: Pep Bassas.

Repasando las clasificaciones de los campeonatos en aquel momento nos dimos cuenta que había un Campeonato de Cataluña de Clase Primera y que si hacíamos cuartos de clase en el Rallye de Invierno recogeríamos los puntos que hacían falta para ganarlo. Dicho y hecho. Toda la noche peleándonos y objetivo logrado.

Queda para comentar el Rallye 2000 Virajes, una prueba especial para mi porque fue el primer rally que corrí en 1972, y siempre le he guardado un aprecio especial. Xavier Girbau estaba haciendo aquel año la Copa Panda, que siempre tenía muchos inscritos y donde todos iban con el cuchillo en la boca. Aquí, por ejemplo, se inscribieron Josep Mora, con Llorenç Camprubí; Joan Franquesa, con Xavier Montañola; José María Segura (subcampeón del Volant RACC de 1980); Roland Holke (futuro campeón de la Copa Panda en 1982); Marcel·lí Boy, copilotado por Joan Molinera; César Argenta, que aunque estaba inscrito con Joaquín Verdegay participó con Juanjo Moya; Xavier Girbau, conmigo; Dani Prat, con Josep Autet (a pesar de que al final éste corrió con Zanini); Camil Torra y Josep Arqué, todos gente que ya hacían “tronar y llover” o que lo harían en poco tiempo…

Así pues, se tenía que preparar muy bien este rally largo y complicado, donde tendríamos que hacer 20 tramos diferentes: Pont de Vilomara dos veces; Collbató también dos; Sant Mateu y Vilaredes, tres paseo y el resto dos veces, Estenalles largo, Rellinars, Vacarisses, Montserrat y Viver. En total 200,2 km de tramos por 672 km de rally. Nada mal para un Campeonato de Cataluña... Toda esta preparación nos duró exactamente dos kilómetros y medio. En la última paella de Pont de Vilomara, Xavier puso el coche en dos ruedas... y saltó un muelle de válvula... Pues eso: ¡listos y para casa!

¿Y ahora que? En la hora del balance tenemos que sumar muchas decepciones este año 1981, pero en el otro plato de la balanza queda la satisfacción de haber contribuido, aunque sea modestamente, a ganar el Desafío con Xavier Juvanteny y al tercer lugar en este mismo Desafío junto a Jordi Ballesteros. También contribuí a ganar el Campeonato de Cataluña de Clase Primera con Joan Lencina y al octavo lugar del Volant RACC con el propio Lencina, y el undécimo lugar de Josep Maria Galadies “Sema”. Personalmente quedé sexto de Navegantes en este mismo Volant RACC. En el Campeonato de Cataluña de Copilotos solo hice el 25º.

Y, finalmente, sorpresa: cuando los compañeros de la BRC regresaron del Rally de Andorra, debía de ser sobre el mes de mayo de 1982, me trajeron las clasificaciones del Campeonato de Andorra, en el que puntué sin saberlo en el Lleida, el Berguedà y en el Cataluña. Total, 13º lugar. Una bonita placa de metal sobre madera me lo recuerda. Curiosamente empatado a puntos nada menos que con Josep Autet.

Post scriptum
No puedo dejar de remarcar la figura de Joan Josep Lencina, un chico del barrio de Canyet de Badalona. Solo corrió dos años, y ganó un campeonato cada año: El Trofeo FAE en 1980 y el campeonato catalán de Clase 1 en 1981. Siempre con su fiel Seat 127-1010. Siempre con los lógicas precauciones, un golpe o una rotura de motor significaba dejar de correr por falta de dinero (como tantos otros, por otro lado). Un piloto muy seguro, pero que cuando hacía falta sabia apretar. ¡¡Y conozco pocos que hayan ganado todos los campeonatos que han corrido!!

© Màrius Llongueras i Pié
Julio 2023
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