Obituario: José María Barroso Ruiz (1947-2023) 



Por Josep Autet.

La vida corre y no damos abasto a seguirle el ritmo, todos tarde o temprano acabaremos por detener nuestro camino y dejar que la vorágine siga con otras personas, nosotros simplemente habremos llegado a nuestra estación. Esto es lo que ha hecho José María Barroso Ruiz (16-5-1947 / 9-7-2023), histórico director de Citroën Competición y persona que destinó toda su vida laboral a la marca francesa. Barroso ha fallecido de cáncer.

Conocí bastante bien a José María Barroso en los años que un servidor, como copiloto de Antonio Zanini, formaba parte del equipo oficial Citroën en el nacional de rallyes sobre tierra. Fueron cuatro años intensos y fructíferos en los que la personalidad de Barroso estaba presente en cada rally y en cada decisión que se tomara.

Me acuerdo perfectamente de cómo conocí a José María. Por su condición de jefe de Prensa de Citroën, a finales de 1986 y en una presentación de producto a la que yo había sido invitado como periodista, Barroso anunció un programa deportivo intenso de cara a 1987: “Vamos a correr muy en serio con unidades Visa 4x4 muy evolucionadas, para ello hemos contratado a Antonio Zanini, que nos ayudará en nuestra intención de dar mucha guerra”. Aquello era la pera, Barroso estaba anunciando a la prensa un programa que yo conocía vagamente pero que acabaría por involucrarme completamente.

La cuestión es que Barroso, un jefe de los de la vieja usanza, era una persona que le gustaba mandar y sabía delegar –tenía dones naturales para ello y luego habilidad para recoger los frutos–, con una gran facilidad de saberse rodear de gente de confianza. Barroso estaba omnipresente en las acciones y los momentos importantes del equipo, por mucho que ni la mecánica ni la logística eran para nada su tema, lo suyo era mandar, tener buena conexión con su equipo de confianza y avanzar en el camino, en muchas ocasiones luchando contra otros directivos de la propia compañía.

Hacia tiempo, años, que no sabía nada directamente de él, alguna vez había brindado su opinión en algún post de nuestras redes, pero se mantenía bastante al margen de un mundillo en el que fue uno de los grandes. Me sabe mal redactar otro obituario de alguien que en realidad fue mi jefe durante unos años, pero eso es así y quiero dejar constancia de lo que buenamente sé de su trayectoria.

Emplazo a todos los seguidores –y a quienes lean estas líneas– a comprar el próximo número de Turini (nº 27). Esteban Delgado tiene ya maquetado un amplio reportaje sobre la vida y obra de José María Barroso. En realidad este trabajo tenía que haber salido en el número 26, pero diversas circunstancias no lo hicieron posible y de ahí que se adelantara la publicación del reportaje sobre mi persona. El destino ha querido que el retraso se convierta en un auténtico homenaje a la obra de este jefe de Competición, en mayúsculas.

José María Barroso Ruiz nació en realidad en Fuenterrabía hace 76 años, aunque toda su vida había vivido en Madrid. Tras el servicio militar entró en un concesionario Citroën para llevar a cabo las labores más básicas que en los años 60 se podían ofrecer a un aprendiz, hasta que finalmente pasó a formar parte de Citroën Hispania, donde no tuvo impedimentos para convencer a algunos directivos de crear un tipo de carreras con 2CV y Dyane6: el Pop Cross, un tipo de competición novedosa y con gran éxito creada por este adalid con sólidos contactos en la red de concesionarios, que le apoyaron.

Muy bien visto por la cúpula de Citroën, de José María Barroso también surgió la iniciativa de crear una especie de equipo oficial que, a similitud de la filial homóloga portuguesa, hiciera correr al Citroën GS en rallyes. Ricardo Muñoz fue el piloto y el binomio alcanzó grandes éxitos y por encima de todo una magnifica imagen de marca. Ya nombrado Jefe de Prensa, Barroso se convirtió en un puntal importante de Citroën Hispania, principalmente por sus ideas novedosas y su ímpetu en hacer que los proyectos se convirtieran en grandes realidades.

La llegada del Visa significó que la marca francesa solicitara a sus filiales hacer competición con él, algo maravilloso para Barroso, que se sacó otro conejo de la chistera y convirtió a la versión Trophée en coche de carreras victorioso, alcanzando con Rizos Muñoz el título de Campeón de España en el primer certamen español sobre tierra de la historia, con Alfredo del Águila y Juan Antonio Zorrilla logrando también buenos resultados.

Pero los Visa necesitaban más potencia para seguir el ritmo de los grupo B que iban apareciendo en el nacional de tierra y ahí es donde surge la figura de Zanini (y un servidor de copiloto). Antonio construyó un Visa '1000 Pistes' proto 1.6 en Solution F, al mismo tiempo que Barroso y su gente (Luis Martí fue su gran mano derecha) lanzaban la Copa Citroën AX de circuitos, de un gran impacto deportivo en el automovilismo nacional.

Con el AX como modelo de futuro, Barroso, Zanini y Julián Piedrafita crearon una pequeña serie de chasis especiales AX para participar oficialmente en rallyes de tierra y crear también una challenge. En el terreno oficial y después de bastantes dolores de cabeza los AX 4x4 también fueron un éxito, ya que Enric Burrull logró el título de tierra en 1993, con una versión muy distinta no obstante a la 1.4 turbo utilizada por Zanini para arrancar el proyecto.

Lo que estaba claro es que con alguien con mando al frente los Citroën de competición no se contentarían sólo en correr, lo que significó que Piedrafita Sport alcanzaría todos estos años la excelencia en su numerosa actividad, convirtiéndose en una de las estructuras más profesionales del país, todo ello con Barroso y Citroën detrás y el concurso de pilotos de rallyes de punta, como por ejemplo Guillermo Barreras, que obtuvo diversas victorias.

Pero estos programas derivaron rápidamente hacia el asfalto y ahí sí que Citroën Competición logró ser el número uno con distancia. La historia de los ZX y Xsara Kit Car es bastante conocida con títulos por un tubo con Luis Climent y sobre todo Jesús Puras, además de los pilotos que vinieron a continuación. Citroën arrasó en el nacional de asfalto y el prestigio de Barroso y Piedrafita aumentó como la espuma, potenciado sin duda por la creación de campeonatos de extraordinario éxito como la citada Copa Citroën AX, Supercopa Citroën ZX y Saxo Cup, todas ellas de circuitos.

Como todo en la vida, la ambición de Barroso chocó con el ego de otros directivos de la marca no tan vedettes, que veían como Barroso manejaba un enorme presupuesto para sus exitosos proyectos, y eso acabó por alterar completamente los planes de futuro. Sin dinero de presupuesto no hay carreras y eso fue lo que propició Magda Salarich, poco amante de la competición y menos de los tejemanejes de su director de Competición.

El cierre total de Citroën Competición en 2006 le llevó a dejar la marca, lo que fue toda una sacudida para el automovilismo de primeros de los años 2000. Ya fuera de Citroën y con ganas de seguir siendo noticia, Barroso se presentó a las elecciones de la federación española, en la que no pudo evitar la reelección de Carlos Gracia, muy apoyado por los clubes, lo que propició su paulatina desaparición del primer plano de nuestro deporte.

Copas AX, ZX, Saxo, carreras con 2CV, Visa, ZX, Xsara, etc. etc., de todo esto José María Barroso fue capaz de sacar una gran tajada de imagen para Citroën, aunque disponiendo eso sí de unos presupuestos asombrosos hoy en día. Cuando fueron llegando tiempos de vacas flacas, Barroso y sus ideas se resintieron de ello, pero ahí queda para la posterioridad la creatividad desmedida de un hombre sin igual.

Insistimos en que leáis el próximo número de Turini, será un homenaje merecidísimo a un hombre sin miedo ni excusas, alguien al que hay que reconocer su valía para nuestro deporte como pretenden hacerlo estas líneas. Descansa en paz José María, la historia está escrita y ahí queda para los que quieran aprender de ti, todo un grande.

Josep Autet
10 de julio de 2023
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