Mi historia (Parte 2). Sueños cumplidos 



Por Xavier Girbau Grané.

Antes de empezar la segunda parte de mi historia, quiero escribir sobre personas que llevo muy dentro de mí, por la confianza y ayuda que me dieron en su día.

En primer lugar, a Emilio Fontan, que además de ser mi mecánico en el Panda estaba al frente de la Escudería Garden, a la que entré después de la KMC. Emilio fue un hermano mayor para mí y mecenas también. Sin él no sé si hubiera podido hacer tantas carreras. Y, como no, Albert López, mi copiloto en varias carreras y al mismo tiempo cuñado de Fontan. También quiero nombrar al estimado Màrius Llongueras, a quien hice de copi en Málaga con el Simca 1200-S, más adelante él me hizo de copi a mí en alguna prueba con el Panda y, también, en una aventura en las 24 horas de Yprés, en Bélgica. Seguro que me dejo mucha gente, pero está claro que son muchos años vividos en el Motorsport.

Retomamos el hilo, pues. Después de haber llegado a un acuerdo con el concesionario Kefren, de Barcelona, tramitamos la compra del Talbot Samba Rallye y tuvimos que desplazarnos a Santiago de Compostela, donde había una unidad nueva puesto que aquí tardaban mucho en llegar. El acuerdo con el sponsor era poder tener un descuento importante en la compra del auto, recambios y asistencia en cada carrera, con el estimado y ángel de la guarda Xavier Roigé, que nos acompañó a todas las carreras con un Renault 6 cargado hasta los topes. Seguimos las carreras como integrantes de la Escudería Baix Empordà, que tramitaban y pagaban las inscripciones y hacían la asistencia (gracias Mariano Judez, descansa en paz). Del mismo modo, por la amistad que teníamos con Fontan venía también con nosotros como mecánico y “alma mater”.

El campeonato empezaba en el Montseny-Guilleries pero antes hicimos el Rallye Tarrauto, para acoplarme al coche. Por cierto, la preparación era de serie, solo suspensiones y frenos. Íbamos con los Pirelli P4 obligatorios, por ser esta marca la patrocinadora del Volant RACC.

De copiloto iba conmigo Salvador Rondoni, que en aquel momento era socio mío en el taller GTAUTO, que teníamos en Barcelona. La inscripción al Volant era muy potente aquel año, con el entrañable Carles Bosch, con Samba también, Josep Domingo, Enric Burrull, Jordi Espasa, etc. etc. También el recién llegado Martí Ballestar, con un buen “aparato”, un R5 Copa Turbo de grupo A preparado por Ricard, de Tecnomotor.

Aquel año 1984, el Volant RACC tenía 12 pruebas puntuables y por no alargarme en este punto tuvimos la suerte de ganar la mayoría de carreras, menos el Rallye Girona por avería mecánica; el Catalunya, muy penalizados por una salida de carretera; y el Rallysprint de Barcelona. Me falta alguna carrera más pero no la recuerdo. La cuestión es que, antes del Rallye Catalunya, ya éramos campeones. Fue en la Subida a Batet, en Olot, donde matemáticamente ganamos el Volant RACC, con baño incluido en la piscina del restaurante donde se hacía la entrega de premios. La guinda del pastel de esta temporada fue en el Critèrium del Berguedà, que no era puntuable para el Volant, y donde con unos P6 regalados por Pirelli conseguimos un cuarto lugar scratch, detrás de Josep Frigola (R5 Turbo), ‘Bilo’ Oliveras (Porsche 911 SC) y Joan Canudas (Seat 124-2000).

Evidentemente, durante todo el año la lucha constante fue con Enric Burrull, Martí Ballestar, Carles Bosch, Josep Domingo... Por cierto, hablando de Carles Bosch, una anécdota que habla muy bien de él. Pasó en el Rallye Catalunya, rompimos la suspensión en Estenalles y en la media parte, ya que él había abandonado, nos ofreció sus suspensiones. Al final lo pudimos solucionar con una suspensión que teníamos en la asistencia, pero fue un gran placer haber estado varios años luchando contigo, Carles, ¡qué bien nos lo pasamos!

Una vez ganas un campeonato importante, viene a continuación lo que es bueno... La idea era preparar el Samba Rallye a grupo A para hacer el Campeonato de Catalunya al máximo. Entonces, Peugeot instauró el Desafío nacional con los Peugeot 205 GTI y, a través del estimado Gaby Cortés, me convencieron de hacerlo. Yo no lo tenía claro, puesto que mi hijo Marc tenía 2 años y el trabajo en el taller se tenía que hacer. Bien, como sea me dejé animar y convencer de que no tenía que preocuparme por los sponsors, que ningún problema y que podía ganar el Desafío. Por eso, antes decía que cuando ganas un campeonato vienen a continuación las cosas serias. De todas las promesas, una vez ya tenía el coche, hubo que empezar a prepararlo a grupo N y, como siempre, hacer suspensiones, frenos y seguridad. Encontré un sponsor pequeño para empezar... ¡y a ver qué pasa! Eso sí, piloto RACC, que mola mucho. Al final, de todo lo prometido de los sponsors del RACC, solo llegaron una cuarta parte (una experiencia clara: siempre, cuando llegáis a compromisos, papeles firmados...).

Empezamos a entrenar la primera prueba, el Rally Costa Brava, y caray, ¡este coche corre menos que el Samba! No era verdad, porque yo estaba acostumbrado a los carburadores dobles del Samba Rallye y lo que notaba era el ruido de la aspiración y el tirón y el Peugeot, con inyección, era muy suave. Realmente ibas mucho más rápido y más elegante en las trayectorias.

El Rally Costa Brava de este año poco se asemejaba a los rallys de ahora. Un total de 1.300 km y 510 de velocidad, entre asfalto y tierra, en tres días de carrera. El coche lo probamos poco sobre tierra, puesto que los neumáticos que nos llevaban desde el RACC, los Pirelli Winter, no llegaron hasta el día antes de verificar el coche. Rally acabado y terceros de grupo N. Lástima de los tramos de tierra, puesto que los neumáticos tocaban constantemente los guardabarros. Aun así, muy contentos de acabar y del resultado, para ser la primera carrera de la temporada.

La siguiente carrera era el Costa Blanca, en Alicante. Como siempre, el fin de semana anterior fuimos a entrenar con el mismo coche (el lunes teníamos que trabajar Rondoni y yo en el taller). Nos encontramos a los Servià, los Lancia de la West y Juan Carlos Pradera, con otro Peugeot 205 GTI “muleto”, puesto que aquí empezaba él el campeonato y, claro, todos se quedaban toda la semana. Entrenamos lo que pudimos y de vuelta a Barcelona, que el lunes teníamos que abrir el taller. Pues de acuerdo, todo ligado para el rally y antes de verificar acordamos con el RACC que los neumáticos de carrera los pondríamos cuando saliéramos del podio. Bajamos del podio y justo en aquel momento nos comunican que no los tendremos hasta el final de la etapa. Ya nos ves con neumáticos de calle saliendo a la primera especial, Campello, con un calor importante, el asfalto hervía. Al final, de la manera que era yo, no podía acabar de otra forma que colgado de un puente (menos mal, porque había una caída libre de 15 metros a un río seco). El coche se quedó en el concesionario de Alicante para arreglar los pocos desperfectos que tenía.

Evidentemente yo ya estaba a menos que bajo mínimos y con problemas laborales, económicamente hablando. Hicimos posteriormente el Rallye Tarragona con Àlex Romaní de copiloto, acabando sin mucha historia. La última carrera con el 205 GTI fue el Rallye Catalunya y con copi nuevo, Jordi Sánchez, un gran amigo. Terminamos y bastante bien, después de muchas vicisitudes por la falta de neumáticos. El momento inolvidable y mágico fue poder correr en el circuito de Montjuïc como tramo cronometrado. Al final decidí vender el coche a Josep Teixidor (que ya me había comprado el Samba Rallye el año antes). Estoy muy contento de que el coche todavía esté vivo en manos de Gabi Moiset.

El año 1986 fue el de calentar varios asientos de copiloto. El proyecto era hacer la temporada con Salvador Bohigas, con un Fiat Uno Turbo “Premium” hecho en Nocentini, el preparador oficial de los Fiat-Lancia. Venga pues, hacia Génova a recoger el coche y flipar en aquel taller con los coches de la Jolly Club. Todo el taller parecía una clínica, debido a lo inmaculado que estaba. Nos inscribimos en el Rallye Monte-Carlo e hicimos la presentación en Quartier. Mucha ilusión, pero al final... decepción, puesto que el patrocinador principal (los cajeros automáticos de La Caixa) nos dejaron plantados. No fue esta la única decepción aquel año, pero no es necesario mencionarlo... Lo mejor de todo fue poder hacer de copi de Jordi Sánchez, con su Autobianchi A-112. Estuvimos varias carreras arriba de todo, con el Renault 11 Turbo Tecnomotor de Martí Ballestar, y un rally de tierra a medias con mi estimado Ramón Velilla, con su 124 FL2000. Por cierto, hablando de tierra, con Jordi Sánchez hicimos una estrategia políticamente incorrecta, y era que yo, aparte de copi, hacía de “tercer brazo”, es decir el responsable del freno de mano.

Igualmente tuve la oportunidad de que el amigo Josep María López, que hacía el FAE con un Panda, me dejara el coche para hacer un Rally de La Selva y, por encima de todo, llevar a cabo la aventura con el estimado Màrius Llongueras en las 24 horas de Yprés, en Bélgica.

A través del campeonato Trident y de la Peña Motorista 10 x hora nos ofrecieron ir a Yprés con la inscripción pagada y seis días de estancia, todo cubierto. Por motivos de trabajo solo estuvimos en la zona del rally un mínimo tiempo, justo para hacer un pequeño reconocimiento y poder repasar las notas que nos dejaron los de la escudería de Patrick Snijers y Marc Duez, gracias a las gestiones de Màrius. El plantel era de mundial, con el equipo Ford, que ganó con Robert Droogmans y un RS200; el equipo oficial Lancia-Bastos, que hizo segundo con el citado Snijers y un 037; el equipo MG Metro, Peugeot-Bélgica, Lancia-Martini, etc. etc. Éramos 155 inscritos.

Como no había categoría pequeña, estábamos en el grupo A dentro de la clase hasta 1600cc. Rally como saben muy bien ‘Bilo’ Oliveras y Francesc Cortés, muy rápido con carreteras llenas de cruces, estrechas y con cunetas hondas y muchos campos de coles alrededor del asfalto. Uno, que no sabe ir paseando, recuerdo que estábamos en medio de la clasificación y fuimos a volcar a uno de los campos de coles, pero por suerte pudimos seguir, el coche estaba bien. Debido a la fuerte penalización por la salida, íbamos los últimos, detrás de los grupo B. Todavía tengo grabada la imagen de una prueba que se hacía en un circuito urbano, todos juntos, corriendo entre Lancias de todos los colores. Al final fuimos excluidos puesto que en un tramo nos encontramos un Lancia 037 de Tre Gazzelle parado en plena recta y tuvimos que pasar por una cuneta... y ahí nos quedamos hasta que vino el coche escoba. Eso sí, vehículo intacto y camino de vuelta para casa a su volante.

El año siguiente, 1987, me ofrecieron la gente de Catalunya Motor poder hacer algunas pruebas del Campeonato de España de tierra. Hice pocas carreras por motivos familiares y laborales, pero nos divertimos mucho, acompañado a la derecha esta vez por Jordi Sánchez.

Hice alguna participación más en 1990 con un Panda, siempre en Catalunya, pero más por diversión que para seguir ningún campeonato concreto, con J.C. Serrano de copiloto y después colaborando con el RACC en trabajos de coche de seguridad. También creé una empresa de ámbito nacional dedicada al suministro al por mayor de componentes de vehículos. Se puede decir que empecé a centrar la cabeza.

Y aquí se acaba mi trayectoria en el motorsport. Ahora sigo vinculado a los caballos, pero los de verdad, con un cambio de vida total y deseada después de una sacudida física importante.

Para acabar, quiero agradecer la cantidad de amigos, conocidos y saludados que me ha dado a lo largo de la vida mi sueño hecho realidad: ser copiloto, piloto y ganar un campeonato importante.

© Xavier Girbau Grané
21 de noviembre de 2023
JAS Info Service

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La meva història (Part 2)

Somnis assolits

Per Xavier Girbau Grané.

Abans de començar la segona part de la meva història, vull escriure sobre persones que porto molt a dins meu, per la confiança i ajuda que em van donar al seu dia.

Primer de tot a l’Emilio Fontan, que a més de ser el meu mecànic del Panda era al capdavant de la Escuderia Garden, a la que vaig entrar després de la KMC. L’Emilio va ser un germà gran per a mi i mecenes també. Sense ell no se si hagués pogut fer tantes curses. I, com no, l’Albert López, el meu copilot en varies curses i al mateix temps cunyat del Fontan. També vull anomenar l’estimat Màrius Llongueras, a qui vaig fer de copi a Málaga amb el Simca 1200-S, més endavant ell em va fer de copi a mi en alguna prova amb el Panda i, també, en una aventura a las 24 hores de Yprés, a Bèlgica. Segur que em deixo molta gent, però està clar que són molts anys viscuts en el Motorsport.

Reprenem el fil, doncs. Després d’haver arribat a un acord amb el concessionari Kefren, de Barcelona, vam tramitar la compra del Talbot Samba Rallye i vam haver de marxar a Santiago de Compostela, on n’hi havia un de nou ja que aquí trigaven molt a arribar. L’acord amb l’espònsor era tenir un descompta gran en la compra de l’auto, recanvis i assistència per cada cursa amb l’estimat i àngel de la guarda Xavier Roigé, que ens va acompanyar a totes las curses amb un Renault 6 carregat fins als topes. Vam seguir les curses com a integrants de l’Escuderia Baix Empordà, que tramitaven i pagaven les inscripcions de les curses i feien assistència (gràcies Mariano Judez, descansa en pau). De la mateixa manera, per la amistat que teníem amb el Fontan venia també amb nosaltres com mecànic i “alma mater”.

El campionat començava al Montseny-Guilleries però abans vam fer el Rallye Tarrauto, per tal d’acoblar-me al cotxe. Per cert, la preparació era de sèrie, només suspensions i frens. Anàvem amb els Pirelli P4 obligatoris, per ser aquesta marca la patrocinadora del Volant RACC.

De copilot anava amb el Salvador Rondoni, que en aquell moment era soci meu al taller GTAUTO, que teníem a Barcelona. La inscripció al Volant era molt potent aquell any, amb l’entranyable Carles Bosch, amb Samba també, Josep Domingo, Enric Burrull, Jordi Espasa, etc. etc. També el nouvingut Martí Ballestar, amb un bon “aparatu”, un R5 Copa Turbo de grup A preparat per Ricard, de Tecnomotor.

Aquell any 1984, el Volant RACC tenia 12 proves puntuables i per no allargar-me en aquest punt vàrem tenir la sort de guanyar la majoria de curses, menys el Rallye Girona per avaria mecànica; el Catalunya, molt penalitzats per una sortida de carretera; i el Rallysprint de Barcelona. Em falta alguna cursa més però no la recordo. La qüestió es que, abans del Rallye Catalunya, ja érem campions. Va ser a la Pujada a Batet, a Olot, on matemàticament vam guanyar el Volant RACC, amb remullada inclosa a la piscina del restaurant on es feia el lliurament de premis. La cirereta del pastis d’aquesta temporada va ser al Critèrium del Berguedà, que no era puntuable per al Volant, i on amb uns P6 regalats per Pirelli, vam aconseguir un quart lloc escratx, darrere Josep Frigola (R5 Turbo), ‘Bilo’ Oliveras (Porsche 911 SC) i Joan Canudas (Seat 124-2000).

Evidentment, durant tot l’any els frec a frec constant va ser amb Enric Burrull, Martí Ballestar, Carles Bosch, Josep Domingo... Per cert, parlant del Carles Bosch, una anècdota que parla molt bé d’ell. Va passar al Rallye Catalunya, vam trencar la suspensió a Estenalles i a la mitja part, com que ell havia abandonat, ens va oferir les seves suspensions. Al final ho vam poder solucionar amb una suspensió que teníem a l’assistència, però va ser un gran plaer haver estat diversos anys lluitant amb tu, Carles, que be ens ho vam passar!

Una vegada guanyes un campionat important, ve a continuació el que és bo... La idea era preparar el Samba Rallye a grup A per fer el Campionat de Catalunya al màxim. Llavors, Peugeot va instaurar el Desafío nacional amb els Peugeot 205 GTI i, a través de l’estimat Gaby Cortés, em van convèncer de fer-lo. Jo no ho tenia clar, ja que el meu fill Marc tenia 2 anys i la feina al taller s’havia de fer. Bé, com sigui em vaig deixar engrescar i convèncer de que no tenia que preocupar-me pels espònsors, que cap problema i que podia guanyar el Desafío. Per això, abans deia que quan guanyes un campionat a continuació venen les coses serioses. De totes les promeses, al final i una vegada ja tenia el cotxe va tocar començar a preparar-lo a grup N i, com sempre, fer suspensions, frens i seguretat. Vaig trobar un espònsor petit per començar... i a veure que passa! Això sí, pilot RACC, que mola molt. Al final, de tot el promès dels espònsors del RACC, només una quarta part (una experiència clara: sempre, quan arribeu a compromisos, papers signats...).

Vam començar a entrenar la primera prova, el Rally Costa Brava, i carai, aquest cotxe corra menys que el Samba! No era veritat, perquè jo estava acostumat als carburadors dobles del Samba Rallye i el que notava era el soroll de la aspiració i l’estirada i al Peugeot, amb injecció, era molt suau. Realment anaves molt més ràpid i més elegant en les trajectòries.

El Rally Costa Brava d’aquest any poc s’assemblava als ral·lis d’ara. Un total de 1.300 km i 510 de velocitat, entre asfalt i terra, en tres dies de cursa. El cotxe poc que el vam provar sobre terra, ja que els pneumàtics que ens portaven des del RACC, els Pirelli Winter, no van arribar fins el dia abans de verificar el cotxe. Ral·li acabat i tercers de grup N. Llàstima dels trams de terra, ja que els pneumàtics tocaven constantment als parafangs. Tot i així, molt contents d’acabar i del resultat, per ser la primera cursa de la temporada.

La següent cursa era el Costa Blanca, a Alacant. Com sempre, el cap de setmana anterior vam anar a entrenar amb el mateix cotxe (el dilluns teníem que treballar el Rondoni i jo al taller). Ens trobem als Servià, els Lancia de la West i el Juan Carlos Pradera, amb un altre Peugeot 205 GTI “muleto”, ja que aquí començava ell el campionat i, es clar, tots es quedaven tota la setmana. Vam entrenar el que vam poder i cap a Barcelona, que el dilluns havíem d’obrir el taller. Doncs d’acord, tot lligat pel ral·li i abans de verificar vam acordar amb el RACC que els pneumàtics de cursa els posaríem quan sortíssim del podi. Baixem del podi i just en aquell moment ens comuniquen que no els tindrem fins al final de la etapa. Ja ens veus amb pneumàtics de carrer sortint a la primera especial, Campello, amb un calor important, l’asfalt bullia. Al final, de la manera que era jo, no podia acabar d’una altre manera que penjat d’un pont (menys mal, perquè hi havia una caiguda lliure de 15 metres a un riu sec). El cotxe es va quedar al concessionari d’Alacant per arreglar els pocs desperfectes que tenia.

Evidentment jo ja estava a menys que sota mínims i amb problemes laborals, econòmicament parlant. Vam fer posteriorment el Rallye Tarragona amb l’Àlex Romaní de copilot, acabant però sense gaire història. La darrera cursa amb el 205 GTI va ser el Rallye Catalunya i amb copi nou, el Jordi Sánchez, un gran amic. Vàrem acabar i prou bé, després de moltes vicissituds per la falta de pneumàtics. El moment inoblidable i màgic va ser poder córrer al circuit de Montjuïc com a tram cronometrat. Al final vaig decidir vendre el cotxe al Josep Teixidor (que ja m’havia comprat el Samba Rallye l’any abans). Estic molt content que el cotxe encara estigui viu en mans del Gabi Moiset.

L’any 1986 va ser el d’escalfar diversos seients de copilot. El projecte era fer la temporada amb el Salvador Bohigas, amb un Fiat Uno Turbo “Premium” fet a Nocentini, el preparador oficial dels Fiat. Apa doncs, cap a Gènova a recollir el cotxe i flipar en aquell taller amb els cotxes de la Jolly Club. Tot el taller semblava una clínica, degut a lo immaculat que estava. Ens vam inscriure al Rallye Monte-Carlo i vam fer la presentació al Quartier. Molta il·lusió, però al final... decepció, ja que el patrocinador principal (els caixers automàtics de La Caixa) ens van deixar plantats. No va ser aquesta la única decepció aquell any, però no cal esmentar-ho... Lo millor de tot va ser poder fer de copi del Jordi Sánchez, amb el seu Autobianchi A-112. Vam estar diverses curses dalt de tot, amb el Renault 11 Turbo Tecnomotor del Martí Ballestar, i un ral·li de terra a mitges amb el meu estimat Ramon Velilla, amb el seu 124 FL2000. Per cert, parlant de terra, amb el Jordi Sánchez vam fer una estratègia políticament incorrecta, i era que jo, a part de copi, feia de “tercer braç”, és a dir el responsable del fre de ma.

Igualment vaig tenir la oportunitat de que l’amic Josep Maria López, que feia el FAE amb un Panda, em deixés el cotxe per fer un Rally de La Selva i, per sobre de tot, portar a terme la aventura amb el estimat Màrius Llongueras a les 24 hores de Ypres, a Bèlgica.

A través del campionat Trident i de la Penya Motorista 10 x hora ens van oferir anar a Ypres amb la inscripció pagada i sis dies d’estada, tot cobert. Per motius de feina només vam estar a la zona del ral·li el mínim, just per fer un petit reconeixement i poder repassar les notes que ens van deixar els de la escuderia del Patrick Snijers i del Marc Duez, gràcies a les gestions del Màrius. El planter era de mundial, amb l’equip Ford, que va guanyar amb Robert Droogmans i un RS200; l’equip oficial Lancia-Bastos, que va fer segon amb el citat Snijers i un 037; l’equip MG Metro, Peugeot-Bèlgica, Lancia-Martini, etc. etc. Érem 155 inscrits.

Com que de categoria petita no n’hi havia, estàvem en el grup A dins de la classe fins a 1600cc. Ral·li com sap molt bé el ‘Bilo’ Oliveras i el Francesc Cortés, molt ràpid amb carreteres plenes de cruïlles, estretes i amb cunetes fondes i molts camps de cols pel voltant. Un, que no sap anar passejant, recordo que estàvem al mig de la classificació i vam anar a bolcar en un camp de cols però per sort vàrem poder seguir, el cotxe estava bé. Degut a la forta penalització per la sortida, anàvem els últims, darrera dels grup B. Encara tinc gravat la imatge d’una prova que es feia dins un circuit urbà, tots plegats, corrent entre Lancias de tots els colors. Al final vam ser exclosos ja que en un tram ens vam trobar un Lancia 037 de Tre Gazzelle parat en plena recta i vam tenir que passar per una cuneta... i aquí ens vam quedar fins que va venir el cotxe escombra. Això sí, cotxe intacta i camí de tornada al seu volant.

L’any següent, 1987, em van oferir la gent de Catalunya Motor poder fer algunes proves del Campionat d’Espanya de terra. Vaig fer poques curses per motius familiars i laborals, però ens vàrem divertir molt, acompanyat a la dreta aquesta vegada pel Jordi Sánchez.

Vaig fer alguna participació més el 1990 amb un Panda, sempre a Catalunya, però més per diversió que per seguir cap campionat concret, amb el J.C. Serrano de copilot i després col·laborant amb el RACC en feines de cotxe de seguretat. També vaig crear una empresa d’àmbit nacional dedicada al subministrament al major de components de vehicles. Es pot dir que vaig començar a centrar el cap.

I aquí s’acaba la meva trajectòria al motorsport. Ara segueixo vinculat als cavalls, però els de veritat, amb un canvi de vida total i volguda després d’un sotrac físic important.

Per acabar, vull agrair la quantitat d’amics, coneguts i saludats que m’ha donat al llarg de la vida el meu somni fet realitat: ser copilot, pilot i guanyar un campionat important.

© Xavier Girbau Grané
21 de novembre de 2023
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