Sobre regresos, retos y realidades 



Por Josep Autet. 

Cuando se llega, o se pasa, la sesentena las cosas no se ven de igual forma a como se podían percibir décadas atrás. A menudo, en estas autoelucubraciones que nos hacemos todos con el paso del tiempo –al menos, este es mi caso–, cuando se participa en el aniversario de un acontecimiento que de algún modo te incumbe, uno piensa: ¿cómo eran las cosas en esa época? ¿qué hacía yo ese año? Con sinceridad, creo que esas y otras preguntas no tienen mucho que ver con tener necesariamente una vida interior intensa, sino que se corresponden al hecho de ser consecuente con la trayectoria que uno ha llevado a cabo en virtud a lo que el instinto, la determinación y la pasión te han empujado a hacer.

Sentado ante el ordenador el domingo 31 de enero, observo por el rabillo del ojo las libretas de notas de tramo que justo hace unos minutos he repasado tras las modificaciones realizadas después de una jornada entera de reconocimientos con Jordi Ventura. Los próximos 5 y 6 de febrero vamos a participar en el 8 Rally Lloret de Mar, que en realidad será el retorno de Jordi al volante de su excelente Ford Sierra RS Cosworth (ahora grupo A) después de 30 años. Ventura y esta misma unidad Sierra (con Joan Sureda de copiloto) ganaron este rally de Lloret en la lejana edición de 1991, ese es el aniversario al que me refería.

Me he dedicado prácticamente toda mi vida –y sigo dedicándome– a lo que de pequeño me apasionaba, el automovilismo, y en una amalgama de actividades tan diversa que a veces me sorprende. Y en esa constante actividad destaca una labor que me edificó en una buena parte mi propia personalidad: el copilotaje. De un poco de todo eso va el texto de hoy.

Ayer hacíamos mención al estupendo reportaje que en el número de febrero publica “Motor Clásico” sobre este Sierra y de los objetivos que con este coche se ha marcado Jordi Ventura. Allí está todo, poco más se puede contar, de lo que se trata ahora es de exprimir esta feliz realidad en los tramos del citado rally. Por una vez, en este fugaz regreso a las carreras que me permite mi actual asociación con Jordi, estoy haciendo un artículo previo en lugar de uno de posterior al propio rally en sí, una nueva forma de compartir mis vivencias.

Hemos hecho hasta hoy una jornada entera de reconocimientos y este martes (hoy mismo, que es cuando se publican estas líneas) haremos otra un poquitín más larga para terminar el día haciendo dos o tres pasadas de noche a los tres tramos que en el rally realizaremos con las luces del coche. Decía al inicio de este texto que nada es igual con el paso del tiempo y correr de noche, algo completamente habitual en mi época, es una de esas cosas nuevas en mi reencuentro personal con la actividad.

La primera de las etapas de este Rally Lloret de Mar 2021 será prácticamente nocturna. En aquellos años de rallyes y juventud eso era lo normal, corríamos noches enteras. Siempre he gozado de buena vista –gran suerte– y sigo teniéndola ahora, pero he comprobado que con escasez de luz la visión actual leyendo las notas ya no es tan fotográfica como antaño: el fenómeno de la vista cansada es inexorable. Ahí está un reto personal.

Eso, y la concentración necesaria en un rally con casi 150 km cronometrados afrontados con una máquina y piloto de nivel, no son para tomárselo como un divertimento sin más. Los años pasan y eso se nota. Aquellos Costa Brava, Príncipe de Asturias, Costa Blanca y Corte Inglés de largas y machaconas etapas que viví en los 80, y no digamos los Portugal o Catalunya de los 90 eran, por supuesto, muchísimo más intensos y largos que el rally que nos ocupa. Pero el regreso a un tipo de carrera con cierta similitud a las de hace varias décadas me produce una mezcla entre interés por el reto personal que representa, alegría por volver a lo que fue mi vida durante muchos años y respeto por querer estar a un nivel que hará falta tener para ayudar en lo posible a Jordi en su objetivo de lograr un buen reencuentro con su máquina. Y a eso vamos a dedicarnos el fin de semana.

Por mucho que sea a día de hoy una prueba regional, el Rally Lloret de Mar, por preciso deseo de su organizador, quiere ser como los de antes en cuanto a estructura e itinerario y a fe que lo ha conseguido: tramos muy selectivos, día y noche, la evidente magia que sigue poseyendo Lloret en cuanto a rallyes… y si todo eso lo aliñamos con casi 140 coches en la salida, entre ellos numerosos equipos franceses, queda claro que el rally apetece. Todo un éxito para empezar. Y si además vamos a correr en plena pandemia, con un montón de restricciones de todo tipo que por lo que parece no nos afectarán, está bien claro: el futuro de esta carrera está bien encauzado y apunta alto.

Al regreso de Jordi Ventura y su Ford Sierra RS Cosworth, vencedores absolutos en Lloret justo hace 30 años, sólo les faltará Joan Sureda, que fue el copiloto de hace tres décadas. Ahí estaré yo para suplirle, espero poder brindar un buen trabajo a los protagonistas de esta misma carrera en 1991. El reto personal de participar en un rally intenso y exigente ahí queda citado. Y la realidad que significa que lo haremos en una carrera de futuro, queda más que clara. Allá vamos pues, el próximo fin de semana será intenso.

Josep Autet
31 de enero de 2021

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