Rally para olvidar 



Por Josep Autet.

Es evidente que no todo puede salir siempre bien, pero lo vivido en el Rally Lloret de Mar con Jordi Ventura es una acumulación de sucesos que pueden desmoralizar al más optimista. Me sabe muy mal por Jordi, el esfuerzo que desde mediados de 2019 está llevando a cabo para poder tener en el mejor estado posible su notable máquina hubieran merecido otro tipo de premio, ya que Jordi y este mismo Sierra habían ganado en Lloret de Mar hacía justo 30 años. Con finalizar en una posición decente habría sido suficiente, pero no pudo ser.

Entrenamos un par de jornadas enteras y logramos un promedio de 5/6 pasadas por tramo, lo que nos hacía confiar en hacer una buena actuación, al menos con la seguridad que te permite un buen entrenamiento. Jordi estaba entusiasmado tras las últimas mejoras aplicadas al Sierra, en especial por la notable potencia que se obtenía del motor tras haber pasado por las instalaciones de Calm Competició.

El primer contratiempo lo tuvimos justo en la salida del shakedown. Utilizamos como base de trabajo las notas que Jordi había elaborado con Oriol Julià en rallyes de la zona y como suele haber un pequeño maremágnum de libretas cuando esto ocurre, resulta que me relajé y al ver en una de ellas la anotación “Shakedown” di por hecho que eran las notas del shakedown de Lloret del año anterior. Error. El shakedown de pruebas no lo consideramos necesario entrenar ya que lo que queríamos era probar neumáticos, no ir a fondo. Aguardando a que nos dieran la salida a la primera pasada me apercibí que en las anotaciones el tramo se iniciaba con una izquierda y delante nuestro ¡teníamos una derecha! ¡Eran las notas del shakedown de otro rally! Total, que la primera pasada sirvió para anotar en plan urgente y así tuvimos alguna referencia de cara a las que efectuamos a continuación. Menudo lapsus, pero toda una premonición.

El primer tramo del rally, Tossa-Sant Grau, lo realizamos sin problemas, en realidad era nuestra primera pasada yendo fuertes con este coche. Pronto notamos el empuje de aquel motor, ahora de grupo A que en banco ofrecía 300 CV largos. Era impresionante el constante petardeo del escape propiciado por un bang-bang a pleno rendimiento. Los fogonazos del escape, debajo de mi puerta, quedaron plasmados en varias fotos que posteriormente pudimos ver, lo que significa que debían ser constantes. Hicimos el tramo prácticamente de día, lo que fue cómodo para empezar.

En el segundo tramo, ya totalmente de noche, corrimos una tercera parte del mismo rápidos y sin problemas pero súbitamente bajó el rendimiento de un modo notorio, algo que en Cladells, tramo básicamente de potencia, se notó mucho en el crono final. Evidentemente en Osor circulamos en estas mismas condiciones y la pérdida de tiempo también fue notable. En la asistencia de Lloret se comprobó que un manguito del turbo había reventado. Albert Soler y su gente nos arreglaron adecuadamente el coche y así afrontamos el segundo paso por Tossa-Sant Grau. Arrancamos ligeritos pero a unos 4 km. se notó como una leve pérdida de potencia. A los 3 o 4 segundos oí por los auriculares: “¿Qué es eso? ¡Enfoca la luz!”, yo no entendía, pero de nuevo: “¡Enfócame los pies!”, lo que hice inmediatamente apuntando con la luz del flexo: “¡Está lleno de gasolina!”, me espeta gritando Jordi.

Oír eso y ver instantáneamente la aparición de llamas a lo largo del suelo, bajo los pies de Jordi, fue una misma cosa. No faltó hablar mucho para entender la gravedad del momento, Jordi paró el Sierra a un lado de la carretera y yo pegué un salto tirando fuera la bolsa y lo que encontré a mano, liberando al momento el extintor que estaba debajo de mis piernas. Entre tanto, Jordi accionó el sistema interno de extinción y una ducha de líquido empezó a caer con fruición sobre el fuego, reteniendo su avance. Entre tanto, ya fuera del habitáculo, pasé el extintor a Jordi y mientras él intentaba luchar contra las llamas yo saqué del interior todo lo extraíble hasta no dejar nada por salvar. El fuego crecía en el vano motor y las llamas emergían por las rejillas de ventilación del capó y por la parte trasera del mismo.

En el vídeo que grabó una espectadora se pueden ver unas llamas de más de un metro que hacían presagiar lo peor, pero vaciar el extintor en la base exacta desde donde nacía el fuego, junto al agua que buenamente pudieron aportar los espectadores presentes, todo eso hizo que pudiéramos dominar el incendio hasta su total extinción... ¡que suerte tuvimos! Si físicamente el asunto se solventó sin el más mínimo daño (el mono y los botines de Jordi mostraban, no obstante, el contacto con el fuego), a nivel material se calcinó poco si tenemos en cuenta la enorme fogata que se organizó: quemados todos los cables y conductos de la parte derecha del motor, los depósitos de líquido de frenos, dirección, las rejillas de plástico de debajo del limpia, etc. pero todo eso es material sustituible y el coche afortunadamente está intacto.

Esta vez la crónica es bien distinta a la habitual, un lance de las carreras que no pasó a mayores pero que da mucho que pensar. ¿Cual fue el problema? Pues que un conducto de gasolina, posiblemente fuera de su época de funcionamiento, se agrietó y la gasolina salió impulsada por la bomba directamente a la pared posterior del vano motor, penetrando en el habitáculo y chorreándolo todo hasta que –es una suposición– el calor de los discos hizo que prendiera.

Cierro aquí. El coche ya está en fase de evaluación de daños y reparación, volverá a las carreras. Y Jordi y el que esto firma, también. Un revés, una nueva oportunidad de regresar con más ganas.

Nota.- Nuestro agradecimiento a los espectadores que, saltándose el confinamiento, estaban presentes en aquel lugar, gente de Tossa de Mar, extraordinarios aficionados a los rallyes que tuvieron un gran papel al ayudarnos a sofocar el incendio. Gracias de todo corazón.

©JAS Info Service
Josep Autet
9 de febrero de 2021

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