Obituario: Antonio Boto García (1954-2021)  



Por Josep Autet.

Este miércoles 24 de noviembre ha fallecido Antonio Boto, uno de los copilotos de aquella generación de los rallyes de los 80, una de las épocas –según muchas opiniones– más bonitas de los rallyes españoles. Boto y un servidor, Jordi y Víctor Sabater, José Luis Sala, Josito López-Orozco, Ramón Mínguez, José Arrarte, Tomás Aguado y un largo etc. formábamos parte de una profesión que se convirtió en eso, un trabajo, gracias a la importancia que íbamos tomando los copilotos y a la entrada de marcas y equipos con medios.

En esos años no había persona más distinta a mi que Antonio Boto, las centenares de personas que le conocieron en plena época de copiloto oficial saben a qué me refiero cuando hablo de sorna, más bien ironía directa, entre socarrón y bromista con toda la intención. Boto era así y era el centro de todas las charlas, su carácter le aportó cantidad de seguidores que una vez retirado la han profesado más que amistad, admiración, por ser un copiloto próximo y muy humano.

Ese es el punto que quiero destacar de Antonio: era una buena persona y eso cuando los focos desaparecen es lo que queda patente, porque si eso no es así, se nota. Los rallyes de la década de los 80 fueron el no va más y con su forma de ser Boto intentaba ayudar a controlar la situación en el entorno de Carlos Sainz. “Hola noi, com-va-xó”, me decía a menudo en un control queriendo demostrar así una tranquilidad a prueba de presión. A mi, que la concentración afortunadamente nunca me ha fallado, realmente no me producía ningún efecto, pero Boto siempre estaba ahí para lanzar algún comentario al estilo “oído cocina”.

También es cierto que le había visto puntualmente apurado al intercambiar nuestros tiempos al final de algún que otro tramo. El MaxiTurbo conducido por Sainz volaba que no era normal y la cara de Boto a menudo demostraba la chufa a la que habían ido. Pasó el tiempo y dejamos de tener relación, los rallyes eran nuestro vínculo y por eso me alegré mucho de poder saludarle de nuevo en el Rally Costa Brava de 2012. Fue un encuentro entrañable, siempre nos tuvimos un gran respeto y con esa realidad dimos un salto de 25 años.

En los últimos tiempos hemos coincidido más veces en algún Costa Brava y recuerdo la charla entre Antonio, Álex Romaní y un servidor organizada por la Asociación Catalana de Copilotos en 2017. También nos hablamos con complicidad en un programa Vuelta Rápida GT de Ramón Biosca, en el que charlamos de aquellos tiempos que nos marcaron a ambos.

Grande Antonio Boto. Sabe muy mal que él, que dedicó una buena parte de su vida a leer notas a alto nivel, a “cantar” como se conoce, pasará los últimos tiempos sin posibilidad alguna de hablar. El destino ha querido que Antonio Boto falleciera 30 años justos después de que lo hiciera otro grande de la voz, Freddy Mercury. ¿Tienen algo que ver ambos personajes? Nada, claro, pero la comparación sirve para definir el poder de una voz peculiar que nos recuerda perfectamente a la persona que la posee, sólo con oírla a través de una grabación. Y Boto tenía una voz y una dicción únicas e irrepetibles.

Los rallyes de los 80 también fueron lo que fueron porque en el colectivo estaban personas como Antonio Boto, Campeón de España de 1987. Descansa en paz Campeón.

Josep Autet
25 de noviembre de 2021

Apuntes biográficos de Antonio Boto
Antonio Boto nació en Madrid el 7 de marzo de 1954 y falleció en Tortosa el 24 de noviembre de 2021. Empezó a correr de copiloto, como tantos otros, en pruebas de la zona centro de mediados de los 70. Sus primeros pilotos de nivel fueron Rizos Muñoz, con el famoso Citroën GS oficial y también con Porsche 911, y principalmente Pablo de Sousa, con quien compitió en 1979 y 1980 con Seat 124-1800 de grupo 1 y 124-2000 de grupo 2. También se le vio junto a pilotos catalanes como César Perejoan, paso previo a copilotar a Eduardo Augustín entre 1981 y 1983.

Ser copiloto de estos hombres con fama de rápidos y arriesgados le sirvió para hacerse un nombre y ser fichado por Carlos Sainz de cara a la temporada de 1984, en la que sustituyó a Juanjo Lacalle y acompañó al futuro Campeón del Mundo en el R5 Turbo de la Red Renault de Madrid y Provincia, equipo que alcanzó diversas victorias y el título de Castilla de esa temporada.

Con su fichaje por el equipo oficial FASA-Renault en 1985 el dúo Sainz-Boto accedió al más alto nivel durante dos temporadas seguidas, primero con Renault 5 Turbo “Tour de Corse” y posteriormente con el monstruoso Renault 5 MaxiTurbo. Fueron dos años de contrastes, con actuaciones espectaculares y algunas retiradas clave que no obstante les permitieron ganar media docena de rallyes y otros tantos podios, además de los dos subcampeonatos nacionales de 1985 y 1986.

El fichaje de Sainz y Boto por Ford España vino acompañado del título nacional absoluto de 1987 tras siete triunfos con un Sierra RS Cosworth, coche que empezó dando problemas y que acabó siendo un auténtico misil; el debut con victoria en los rallyes de tierra con Ford RS200 y las tres primeras carreras del mundial del dúo: Portugal, Córcega y Gran Bretaña. A final de año Boto decidió dejarlo y aunque hubo intentos para que se lo replanteara, finalmente Sainz le sustituyó por Luis Moya en 1988. Tras cierto tiempo inactivo, Boto se comprometió con Opel España para ser el responsable deportivo de su equipo de rallyes, en cuyo seno vivió sus más y sus menos con los dirigentes de la marca hasta que cesó en sus funciones a finales de 1992.

Tras cerrar la etapa de Director Deportivo, Antonio se alejó de la competición durante muchos años. Un potente giro a partir de 2012 le hizo recobrar sus ganas por las carreras y, tras llegar a un acuerdo con Joaquín Domenech, se lanzó a correr rallyes históricos tanto nacionales como europeos con un Seat Panda 45. Ambos protagonizan diversas temporadas de ensueño, que Boto combinó con participaciones aisladas con otros pilotos: Miguel Díaz-Aboitiz, Agustín Álvaro, Jaime Artajo de No, José Luis Graña, Sergio Vallejo, etc. Boto no paraba en dicha década y realmente se subía al coche de quien se lo pidiera, siempre con esta simpatía tan peculiar y su áurea de copiloto consagrado.

Antonio Boto García fue operado de un cáncer de laringe en enero de este año y en las últimas semanas la enfermedad se extendió en forma de leucemia, que finalmente ha acabado con su vida.

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