Viajando en un pedazo de historia 



Por Josep Autet. 

Tener el privilegio de participar en un rally de regularidad con Carlos Beltran tiene además ventajas. En primer lugar porque lo haces con alguien fantástico y agradable para viajar, pero también porque cuando eso sucede te subes a máquinas de maravilloso palmarés y extraordinario valor histórico.

En este Rally Catalunya Històric salimos con un Porsche 911 de 1965, coche que estrenó Juan Fernández en el Rallye Monte-Carlo de 1966 y que después de décadas de vaivenes forma parte de la flota de maravillas de Nou Onze, un auténtico museo en estado puro con automóviles de hace muchos años en perfecto estado de funcionamiento.

Como ya sucedió en 2021, Carlos Beltran y un servidor afrontamos el rally “sin obligaciones” de ningún tipo, la regularidad para quien la quiere hacer, nosotros, más bien Carlos, nos esforzamos en mantener un ritmo correcto. Ya que no dimos alcance a ningún coche ni fuimos adelantados tampoco por nadie, se puede decir que cumplimos el objetivo.

Estar metido en un habitáculo en el que se han escrito tantas páginas de la historia de nuestro deporte produce un enorme respeto. Desde que entramos en el coche para circular por carretera desde la calle Brusi de Barcelona hasta Salou me sorprendió no sólo su estado de conservación, que ya conocía, sino su rendimiento. El 2.0 empujaba de lo lindo, su comportamiento era impecable y el sonido… ¡ah el sonido! ¡Auténtico 911 de los primeros tiempos!

Carlos condujo por los tramos siempre con cautela, llevar un coche así es para mostrarlo y disfrutarlo, pero no para exigirle cosas que ya no le corresponde ofrecer. Aceleración, frenada, punta-tacón, conducir siempre por lo negro, esquivar cualquier piedrecita o agujero y cuidar la trayectoria en las zonas de grava que cubrían ciertos sectores de carretera… Total, que tras un paseo de dos días recibimos la placa “Finisher” la mar de contentos y relajados.

Carlos Beltran ha participado en el Rally Catalunya Històric con tres autos que deberían haber recibido un galardón especial por ser piezas muy valiosas. Participó en 2017 (con Alberto Sanchis) con el magnífico Porsche 904 GTS exJuan Fernández y lo ha hecho en las dos últimas ediciones con un servidor a bordo de un Porsche 911 Carrera RS 3.0 de 1974 y este año con el citado Porsche 911 2.0 de 1965, también exJuan Fernández. Me encanta el espíritu respetuoso con nuestra historia de Carlos. Además, coincidimos plenamente en la inquietud común de salvar la máxima cantidad posible de documentos y objetos históricos de nuestro deporte que posiblemente estén condenados a desaparecer.

El recorrido vital del Porsche 911 en el que tuve el honor de estar subido durante dos días empieza en una de esas circunstancias que solían suceder en el automovilismo de los 60 y que ahora, décadas después, nos pueden parecer sorprendentes a la vez que deliciosas. Juan Fernández, que venía de desarrollar dos magníficas campañas con su Porsche 904 GTS, comunicó a Porsche a finales de 1965 su interés por comprar uno de los futuros Carrera 6. Dicho modelo, destinado a revolucionar las carreras de pista y del que se fabricarían 50 unidades, aún no estaba disponible para ser suministrado a clientes de la marca si bien el equipo oficial ya compitió con él desde principios de 1966.

Es en ese momento que a través de la secretaria personal de Ferry Porsche, con quien Fernández tenía mucha amistad, contactó con Juan un tal Fritz Huschke von Hanstein, director de competición de Porsche aquellos años, quien le propuso que en el ínterin adquiriera uno de los cuatro Porsche 911 que la marca había preparado para el Rallye Monte-Carlo de 1966. Si lo quería, uno de los cuatro sería para él pero con la condición de que participara –aún siendo en realidad un piloto privado– en el rally monegasco.

Dicho y hecho. Juan Fernández compró el coche a primeros de diciembre de 1965 y se alineó en el Monte-Carlo de 1966 con Ramón Grifoll de copiloto en el Porsche 911 2.0 “oficial” con chasis 303.178, provisto de la matrícula alemana 528 Z-2605. El equipo salió con poca preparación y sin ruedas adecuadas, además atropellaron un perro muy grande que dañó el frontal y tuvieron que retirarse.

Ya en la campaña nacional regular, Fernández siguió compitiendo con el 911 en nuestro país en el espacio de tiempo que le tocó esperar hasta que le suministraran el Porsche Carrera 6, e incluso lo mantuvo en su garaje cuando le llegó su nueva máquina, ya que tenerlo a mano le permitiría correr rallyes. Con este 911 ganó una gran cantidad de carreras y categorías, en 1966 con la matrícula turística andorrana MT-1781 y en 1967 con la MT-2382. Juan utiliza otros 911, propios y ajenos, y el 911 “178” acaba vendiéndolo finalmente a Jordi Catón, que ya debutó con el en algunas subidas de montaña a finales de 1968 con la placa definitiva andorrana 7870. Jordi Catón realizó a partir de 1969 diversas campañas, participando en rallyes y montaña con muy buenos resultados y aplicando mejoras continuas al coche que le permitirían aumentar las prestaciones.

Cuando Catón se propone adquirir a Jorge de Bagration su Porsche 908, el 911 “178” era ya prácticamente irreconocible si lo comparamos con aquella unidad que Juan Fernández llevó en Monte-Carlo, estaba ensanchado para situar ruedas más grandes y llevaba el motor de un 911R. En estas condiciones exactas fue vendido a mediados de 1972 a Paco Gutiérrez.

Gutiérrez no logra que el 911 rinda a su gusto y además a poco de comprarlo rompe el motor. Reclama a Catón y éste le entrega el motor original 2.0 del coche, quedándose en el taller el propulsor “R” inutilizado. De este modo, el 911 recibe su motor de fábrica con el que Gutiérrez disputa, con escaso éxito, algunas carreras. Incluso se lo presta a Agustí Boix para que corra el Criterium Montseny-Guilleries de 1973, pero tampoco logra acabar. Cosas curiosas: en ese rally de Viladrau Paco le dejó a Agustí el coche y la esposa, ya que Concepción Agüí ofició de copiloto de Boix. Pero cedió un palier y todo terminó pronto. Por cierto, Boix-Agüí corrieron en ese rally para la Escudería Costa Brava, meses antes de que Paco Gutiérrez accediera a la presidencia de Escudería Girona.

Desilusionado, el gerundense vende poco después el 911 a un joven sabadellense que no compite y lo transforma a coche (digamos) de exhibición local. El coche había pasado de color blanco a color plata. Tiempo después es vendido a una persona de Sant Feliu de Guixols, que tampoco compite, y en 2000 pasa a manos de un comprador de Barcelona, que sí corre con él y además en diversos Monte-Carlo Historique, Costa Brava y Llana, entre otros. Un nuevo propietario pasa a engrosar la lista en 2013, es de Andalucía y se hace con esta famosa unidad, completamente distinta a cuando competía en manos de Juan Fernández.

Este nuevo propietario es cliente de Nou Onze, el coche está basado en Barcelona aunque su dueño sea del sur de España y un día, en tareas rutinarias de mantenimiento, Carlos Beltran descubre en la parte izquierda del interior del cofre delantero la placa del chasis con una cifra que le hace abrir unos ojos como platos: 303.178 ¡era el coche de Juan Fernández!

El cliente andaluz no quería desprenderse del coche, hacía pocos meses que lo tenía y quería seguir poseyendo un Porsche, por eso accedió a hacer una operación de intercambio con otra unidad 911. Beltran le mostró un magnífico 911S Targa de 1967 y la persona accedió. No fue un cambio de cromos pero para tener el 911 2.0 original de Juan Fernández, Carlos Beltran, asesorado por el propio Juan, estaba dispuesto a realizar el esfuerzo. Fue así cuando a finales de 2013 este coche entró definitivamente en la órbita Nou Onze. Estuvo casi dos años reconstruyéndose y en 2015 apareció públicamente con un aspecto lo más cercano posible a su estado original de fábrica.

El resto ya es más conocido. En un impecable estado mecánico y estético, Antonio Zanini y Carlos Beltran correrían con el 911 “178” el Rally Costa Brava de 2015, paso previo para disputar en 2016 el Rallye Monte-Carlo Historique y poco después una segunda edición del Rally Costa Brava. Y con ese coche y toda esta historia supurando por las esquinas del habitáculo tuve el honor de salir en el pasado Rally Catalunya Històric.

Carlos Beltran: “Costó rehacerlo y devolverlo a su estado natural, todos los propietarios le habían aplicado los “arreglos” que les parecieron más convenientes y el coche había corrido muchos rallyes con un mantenimiento no del todo correcto, de modo que nos empleamos a fondo y dedicamos bastantes recursos, pero el resultado es obvio, tenemos uno de los primeros 911 “oficiales” más bellos y con mejor estado de conservación del continente”.

No me diréis que no es una suerte poder explicar todo esto y, además, después de haber tomado notas para escribir el artículo sentado a la derecha del coche en cuestión mientras disputábamos con Beltran un bonito rally para clásicos. A menudo uno se enorgullece de haber sido picado por el virus del automóvil.

Josep Autet
11 de abril de 2022

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