Obituario: Javier Brugué, discreción y eficacia 



Por Josep Autet.

Durante la noche del 3 al 4 de junio falleció en Barcelona, a los 87 años de edad, Javier Brugué Juliá, piloto y miembro destacado del colegio de Comisarios de la FIA además de ser una persona muy involucrada en el automovilismo español durante tres décadas. Ya durante los primeros años 70, cuando estaba disfrutando con su Seat 1430 de grupo 1 en rallyes de toda España, Javier Brugué empezó a mostrar inquietud por otras facetas del automovilismo como era la organizativa y en especial la reglamentaria.

De esos años imprescindibles en su vida aparecen en todos los archivos muchas fotografías de Javier con su esposa Marta Buscarons, de copiloto, primero con el Seat 124 matrícula B-623158 y a partir de 1970 a bordo del Seat 1430 con placa B-785822. Más tarde dispuso de la unidad B-2172-I, coche que a partir de 1972 frecuentarían Jordi Roset y en especial Raymond Blancafort, de quien aconsejamos leer el entrañable artículo que publicó sobre su piloto en soymotor.com (https://bit.ly/3NDZR1T).

Brugué-Blancafort fue un equipo sólido con una trayectoria que en lo personal les facilitaría emprender grandes proyectos individuales. Cuando Blancafort orientó definitivamente su camino hacia el periodismo, Brugué siguió compitiendo regularmente hasta bien llegada la década de los 80, aunque cada vez con menor asiduidad. En algunos rallyes compitió con su hijo mayor Javier, asimismo gran aficionado al automovilismo, y hacia el final de su trayectoria de piloto lo hizo incluso con su hija Marta.

Orientando por primera vez sus ideas organizativas en algo sólido, Javier Brugué, que corría con la ayuda de Armangué, materializó en una nueva escudería aquellas franjas longitudinales multi color que ya lucía en su 1430 de grupo 1. Así nació en 1975, con diversos amigos apasionados como él por el automovilismo, Escudería Catalunya, entidad en la que compitieron destacados pilotos. Escudería Catalunya era una entidad concursante formada únicamente por pilotos. Su presidente era José María Jordá Poyatos, Salvador Bohigas Jahoner el tesorero y Javier Brugué Juliá, el secretario. Con sus colores también compitieron, entre otros, Joan Franquesa, Mauro Biamonti y Antoni Riera.

En sus últimos años como practicante, siempre con los colores de la entidad, Brugué adquirió a mediados de 1975 una de las pocas unidades Seat 1430 Especial 1800 “Réplica”, conocido también como FU-11, una serie especial construida por Seat Competición. Esta unidad se encuentra actualmente en un impecable estado tras un excelente trabajo de recuperación a cargo del preparador y actual propietario, Jordi4 Competició.

Pero el grueso de la actividad de Brugué se desarrolló al otro lado de la barrera. Fruto de la inquietud antes comentada, durante la segunda mitad de los años 70 entró como vocal en la junta directiva de la Federación de Automovilismo de Catalunya-Baleares, en la que permanecería un lustro. Paralelamente accedió también a la órbita de la Federación Española de Automovilismo, de la que fue nombrado en 1980 presidente de la Comisión de Rallyes, aunque dimitiría del cargo pocos meses después de ser nombrado.

Brugué intentó, con el soporte de un buen número de clubs, acceder a la presidencia de la Federación Catalana de Automovilismo en unas elecciones para presidente y compromisarios que se celebraron en octubre de 1981. Aquel año, las elecciones en las diez regiones en que estaba distribuida la estructura federativa española tenían una gran importancia por cuanto de ellas saldrían las personas que votarían después al presidente de la FEA. En seis de esas regiones, al haber una candidatura única, el presidente era ya electo, pero en las cuatro restantes –entre ellas Catalunya–, la pugna se mostró muy cerrada.

Los dos bandos catalanes estaban bastante equilibrados. Javier Brugué Juliá (que de salir daría soporte al candidato Juan Rasilla de cara a la FEA) y Jordi Viñas Panadés (cuyo candidato nacional era Sandro Rocci), se enfrentaron en una ruidosa campaña. Si por un lado Viñas tenía el soporte de la federación regional y del RACC, club del que dependía prácticamente el funcionamiento de la entonces federación catalana, Brugué contaba con el apoyo de bastantes clubs organizadores y de una buena masa de practicantes, entre ellos Antonio Zanini, que le manifestó públicamente su apoyo.

Tras una ardua campaña no exenta de politiqueos de lo más variados salió elegido Jordi Viñas, por lo que Javier Brugué orientó definitivamente su camino hacia la reglamentación deportiva y los aspectos legales del automovilismo, ostentando durante muchos años cargos de Comisario Deportivo y Observador FIA en multitud de carreras y en especial en rallyes del europeo y del mundial, lo que le permitió moverse por buena parte del mundo recolectando una gran experiencia y un bien ganado prestigio internacional como persona eficaz en su cometido y, a la vez, discreta y ecuánime en sus decisiones.

Paralelamente a toda su actividad como oficial, Javier Brugué, abogado de profesión, llevó a cabo una intensísima labor en la multinacional Sandoz, en la que ocupó paulatinamente puestos cada vez de mayor responsabilidad hasta que fue nombrado presidente de la compañía en España, cargo que mantuvo en 1996 ya en el seno de la empresa de productos farmacéuticos Novartis Consumer Health, resultante de la fusión de Sandoz y Ciba-Geigy, cargo que mantuvo hasta su jubilación el 31 de marzo de 2000.

Javier Brugué estaba retirado de toda actividad desde hacía bastante tiempo. Solía repasar en su casa de Maçanet de la Selva, a la que solía desplazarse semanalmente, la actividad desarrollada durante tantos años y también su colección de miniaturas y libros. Hasta el mismo día de su muerte condujo su automóvil. Una caída sin aparente gravedad, en la que se lesionó fatalmente la cabeza, acabó con su vida mientras dormía durante la noche del 3 de junio.

Javier Brugué no era conocido por los que no habían pertenecido al mundillo automovilístico de los años 70, 80 y 90, pero su labor antes descrita ha dejado poso en muchas personas. Algunos toparon con su seriedad, pero todos apreciaron su gran eficacia como comisario en multitud de tareas, su temple, sus ganas de facilitar información en aspectos reglamentarios –que dominaba como pocos– a quien se lo pidiera, su experiencia y contactos internacionales y su gran calidad humana que escondía tras un aspecto bonachón y discreto, para nada dado a estridencias y personalismos.

Aunque ya hace unos días de su fallecimiento, desde JAS Info Service queremos dar nuestro más sentido pésame a su esposa Marta Buscarons y a su hija, Marta Brugué Buscarons, una mujer que descubrió el automovilismo de la mano de su padre, lo que con el tiempo la convertiría en una gran y polifacética profesional de nuestro deporte. El hijo mayor y gran practicante automovilístico, Javier, falleció en 1991. Descanse en paz Javier Brugué Juliá.

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13 de junio de 2022

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