Sonia Sudrià Pérez, la niña que no quería jugar con muñecas 



Por Sònia Sudrià. 

Nací en el año 1973, soy hija única, de esa generación de casi cincuentonas que cuando éramos niñas teníamos que ir de rosa, jugar con muñecas, aprender a cocinar, etc. Pero a mi todas esas cosas no me interesaban, yo disfrutaba jugando con los cochecitos de juguete de mi primo, en particular me encantaba un Ford Fiesta color plata, de aquellos primeros modelos de 1976 que él tenía entre la multitud de miniaturas, mientras a mí me regalaban sin cesar las típicas muñecas esas que en Navidad se dirigían al portal... muñecas que acababan siempre en un armario. Lo que yo hacía a menudo era acudir a casa de mí tía a jugar con los coches de mi primo.

Recuerdo uno de mis primeros Reyes. Me regalaron un kart a pedales, era un coche blanco como un VW escarabajo de los antiguos, con el que me sentía genial aun llevándolo con chupete y pañales, ese es el primer juguete que recuerdo de verdad. Luego, con 7 años, en las tardes de verano mi madre –varias veces a la semana–, me llevaba a un karting de Gavà a dar vueltas, para mi era una sensación maravillosa, increíble.

Poco a poco fui creciendo y recuerdo que a finales de los 80 me sentaba junto a mi padre a ver la Fórmula 1, que entonces la daban en abierto por TVE. Recuerdo especialmente la escudería JPS y también que siempre me preguntaba ¿qué ruido debía hacer un F-1 en directo? Para mí eso era una curiosidad, como un secreto que desvelé ahora hace justo 20 años. Cuando acudía al estanco con mi madre y me miraba los carteles que anunciaban el Camel Trophy pensaba “un día yo iré a eso”, pero no llegué tiempo. Me apasionaba el Dakar, lo seguía, acudía a ver los coches cuando pasaban por Barcelona.

Esa era mi pasión, el mundo del motor, y pensaba que de alguna forma tenía que lograr introducirme en él.

Con 14 años conseguí poder conducir mi primer ciclomotor, una Derbi Variant de color blanco del año 82. En los primeros minutos de llevarla me fui al suelo, pero no desistí en mi empeño por seguir sobre de ella, pese a pelarme las rodillas, la herida de guerra valía la pena, esa sensación de libertad nada la podía igualar.

Cuando pude, con 20 años, obtuve el carnet de conducir y al poco me estrené primero con un Panda, luego con un VW Passat 2.0, donde tome conciencia de lo que era correr y los peligros que comportaba conducir un vehículo de tal potencia, me leí “de pe a pa” la biblia del motor que yo llamaba por aquel entonces, el famoso “Manual del automóvil” de Arias Paz, que aún conservo.

Y así hasta que conseguí entrar a trabajar en 2002 como personal externo del Circuit de Catalunya, en concreto en el departamento de hospitalidad, para mi un sueño. Aún recuerdo a Rossi ganar MotoGP ese primer año mío y como lo celebraba con los oficiales de pista, justo delante de la carpa de hospitalidad del Circuit. Allí y aquel mismo año desvelé mi curiosidad por saber cómo sonaba en directo un Fórmula 1.

Conseguí ser de ese tipo de personal externo que siempre cuentan con él, de manera que tenía el privilegio de poder estar en los Grandes Premios, en los entrenamientos y en toda la actividad que se hacía en el Circuit. Para mi, cruzarme con pilotos de la talla de Schumacher era más que un privilegio, se me erizaba la piel cuando podía ver un repostaje o un cambio de ruedas y cuando algunas personas me decían, “¡ufff! ¡que rollo este ruido de los coches de Fórmula 1!”, yo les contestaba: “¡Si es música celestial!”.

Mi paso por el circuito durante más de 10 años me permitió conocer grandes personas vinculadas al mundo del motor y del motorsport. Paralelamente a mi estancia en el Circuit, empecé a organizar salidas de dos días en 4x4, con rutas por toda España en grupos de 20 coches; gracias a eso y a mi formación y experiencia en el mundo off road, se me dio una primera oportunidad como instructora de 4x4 en la escuela de conducción TAC, de Joan Arnella.

Pero no todo era que me enseñaran cosas. Mi inquietud por este mundo también me hacía leer libros de cursos de conducción, porque así yo luego aplicaba las técnicas cuando salía a la carretera o al monte. Con esa inquietud conseguí formarme para un curso de conductor de Safety Car en el Circuit de Catalunya y a día de hoy intento seguir formándome siempre que puedo ante cualquier disciplina relacionada con el motor.

Pese a ser interiorista de formación, conseguí compaginar mi profesión con lo que era mi pasión. Como una hormiguita, siempre he intentando pasar desapercibida y aprender de cada una de las personas que se han cruzado en mi camino y eran del mundo del motor, mi mundo. Así he ido creciendo y me he dado a conocer.

Conseguí participar en el Campeonato de Catalunya de Trial 4x4 como copiloto, es decir de mochilera, una experiencia dura, porque el copiloto casi siempre está fuera del coche, no tiene una gran relevancia en el sector del motorsport, pero aprendí muchas cosas que no se ven yendo en el coche; ves comportamientos, puedes analizar situaciones que solo se aprenden a pie de camino... Y poco a poco empezaron a conocerme trabajando desde dentro del sector. La gente decía: “¡Vaya, una monitora y encima lo hace bien!”.

A pesar de todo, no me creía la suerte que estaba brindándome la vida, al permitirme estar trabajando en lo que me gustaba, poco a poco, sin prisa pero sin pausa. Empecé en una presentación de un coche; luego un salón de la moto; tras eso, un evento; luego otro; otra presentación; otro curso; un evento más… un día me brindaron la oportunidad de estar como instructora en un curso de FAST Parcmotor Castellolí, con David Bosch y el equipo de la instalación, de los que he aprendido infinidad de cosas.

Y después llamaron a mi puerta y me ofrecieron la oportunidad de entrar a testar coches en Idiada. Todavía estaba más incrédula sobre que yo pudiera estar allí. ¿Yo? ¡Una mujer escogida entre un montón de candidatos! Allí tuve la suerte de tener grandes maestros, no olvidaré nunca el día que me hicieron montar unos frenos con mis propias manos. Idiada está llena de personas que me formaron increíblemente y en especial en el campo del vehículo eléctrico, algo que ha llegado para quedarse; además, he tenido la suerte de estar en sesiones de formación de marcas con el tema central del VE.

Cuando acabaron los ensayos de Idiada seguí en trabajos de ingeniería, lo que en época Covid me permitió seguir en activo hasta que todo empezó a normalizarse. Era un trabajo interesante, pero al contrario de lo que todo el mundo idealiza es un trabajo complicado, porque tú tienes que detectar fallos del coche antes de que este sea comercializado, las marcas no se pueden exponer a que sus modelos den fallos siendo conducidos por el usuario final, así que tras muchos km diarios detectas, reportas y el coche mejora.

Previamente había empezado a trabajar en equipos creados para eventos y presentaciones internacionales, liderados por gente de la talla del piloto Jordi Gené, donde me encontraba rodeada de muchos compañeros, unos más conocidos que otros, pero entre ellos algún famoso como Luis Moya, Luis Villamil, Pep Bassas hijo, el copiloto Axel Coronado y todo esto me hacía sentir agradecida de poder trabajar codo con codo con gente de tanta valía. De todos y cada uno de ellos aprendí cosas, me aportaron mucho, una sensación increíble y privilegiada.

Trabajando y luchando por mantenerme en este sector me encontré que igual podía estar en ensayos de prototipos que aún no habían salido al mercado, que siendo monitora en presentaciones internacionales, eventos, ferias y salones, tanto del automóvil como de la motocicleta, haciendo test drive con clientes que acabando como instructora de cursos de conducción de seguridad, 4x4 y conducción sobre nieve.

La llegada de la Covid nos dio un giro total a todos, parándonos y poniéndonos el freno, así que empecé a pensar que tenía algo que ofrecer por mi misma. Por una parte era una mujer en un mundo masculino, así que podía aportar un punto de vista diferente al sector. Por eso decidí emprender una nueva aventura. Con mi experiencia y la ayuda de Vicenç Nubiola decidí montar mi propia empresa de motor: DRICONEX (Drive Control Experience), con base en Andorra, donde la pasión por el motor es altísima, consiguiendo colaborar como instructora en un medio tan divertido –a la par que cambiante–, como son los cursos de nieve en Grandvalira, organizados por Les Comes, que se hacen para Land Rover. Yo soy uno de los cinco instructores de los cursos.

Ahora, desde mi empresa ofrecemos a nivel internacional cualquier servicio que sea de motor, puesto que todo lo motorizado nos incumbe. Creo que puedo ofrecer desde un país como Andorra un interesante punto de dinamización y disrupción, aportando mi experiencia laboral como valor añadido donde sume y a su vez pueda seguir creciendo. DRICONEX tiene voluntad internacional y eso nos da un punto de vista global y diferente, lo que me permite estar al día en todo lo relacionado con el sector.

Apuesto fuertemente por los cursos de seguridad pero a su vez creo que es fundamental que el cliente final (el comprador de un coche) tenga la posibilidad de hacer un test drive con una persona externa a la marca que le pueda aconsejar sobre como sacar mayor provecho al vehículo que esta pensando comprar, ya que un coche es una compra reflexiva que hay que analizar en global para averiguar cual va a ser la necesidad personal.Como tengo la suerte de trabajar con distintas marcas he tenido la posibilidad de probar muchos de los vehículos que hay en el mercado, ya que he colaborado para distintas compañías: Mercedes, Mazda, Ford, Land Rover, Jaguar, Seat, Cupra, VW, Audi, Skoda, Nissan, Mitsubishi, Peugeot...

Soy una mujer afortunada, en un sector masculino aporto ese granito de arena de profesionalidad y no de mujer florero, ayudando a su vez a algunas mujeres a implementar su seguridad al volante, ya que me he especializado en la conducción del sexo femenino por ese estigma que tiene la sociedad de presuponer que las mujeres no sabemos conducir. Así que esta soy yo, esa instructora que de pequeña no jugaba con muñecas. ¡Espero veros en alguno de mis cursos!

Sònia Sudrià Pérez
CEO DRICONEX
Tel: +376 619 510
whatsapp: +34 679 702 396
mail: ssudria@driconex.com

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