Stock-Cars Barcelona’82: Crónica de una destrucción anunciada 



Por Josep Autet.

Estos días que los medios de comunicación van llenos de información sobre el Campeonato del Mundo de Fútbol de Qatar, se celebran 40 años desde que este mismo acontecimiento futbolero tuvo lugar en España. En realidad ya hace unos meses del aniversario, ya que nuestro mundial tuvo lugar en el verano del hemisferio norte, pero este ya es otro tema. Lo que hoy vamos a contar en este texto es una efeméride paralela al mundo del futbol de hace 4 décadas que curiosamente tuvo incidencia en el mundo del motor catalán.

Resulta que la Federación de Automovilismo de Cataluña-Baleares, en aquel 1982 presidida por Jordi Viñas Panadés, famoso por el seudónimo “Jordi Chi” de cuando era un participante muy activo, aprovechó el acontecimiento futbolista realizando una serie de eventos con vehículos de cuatro ruedas que recibieron el patrocinio de la Generalitat de Catalunya y de los ayuntamientos de Barcelona y Viladecans. Eso permitió que durante un mes se montaran curiosas actividades, una de ellas la “importación” desde Francia de una especie de competición “todos contra todos y a lo bruto” que se denominaba Stock-Cars, muy en boga en el vecino país pero nuevo en el nuestro. El espectáculo tuvo mucha aceptación entre público y participantes, que se divirtieron a lo grande, si bien uno puede preguntarse si esa actividad era la más idónea para la promoción del automovilismo, que es lo que se pretendía.

Sí hubo otras actividades más o menos relacionadas con el deporte de las cuatro ruedas que lo hacían lucir ante el gran público, como unas nutridas pruebas de karting para escolares y también para pilotos Sénior y K-2; un slalom en plena recta del circuito de Montjuïc en la que participó la flor y nata de los pilotos catalanes; una concentración de vehículos históricos en la plaza Sant Jaume con posterior desfile y exposición en el recinto de Montjuïc… y los Stock-Cars. Recuerdo perfectamente como Viñas vendía a la prensa, entusiasmado, la inminente llegada de este circo tras haber sido él mismo espectador de una prueba en Francia. Comentaba que los coches avanzaban pegados o montados uno encima del otro, mientras otros volcaban y entorpecían el paso de sus rivales… y así vuelta tras vuelta, en un espectáculo que sin duda lo era pero que organizado por una federación automovilística quizás estaba fuera de lugar. Por mucho que la opinión general fuera de satisfacción tras presenciar aquel show, también había gente en contra o poco amables con aquel tipo de rodeo mecánico violento.

Pero ahora no tenemos como objetivo criticar o alabar algo que, eso sí, se hizo con mucha ilusión y la colaboración de muchas personas. Como siempre, la intención de esta casa es hacer relucir páginas de nuestro deporte que poco a poco el paso del tiempo se encarga de hacer desaparecer de la memoria.

La FACB programó la prueba de Stock-Cars de Barcelona’82 para el domingo 20 de junio; el escenario, un terreno situado junto a la pista de karts de Viladecans, en el km. 12,300 de la autovía de Castelldefels, frente al camping Toro Bravo. Jordi Viñas y su equipo contrataron el grueso de participantes en Francia, país donde había abundante actividad de este tipo de espectáculo y también lograron que tres pilotos catalanes se sumaran a la demolición controlada de coches, en concreto el kartista Jaume Ampurdanés (propietario de los terrenos donde se disputó el evento) y los pilotos de autocross Armand Calvet y Vicenç Matas.

Yo no asistí a esta actividad, aquel fin de semana organizábamos el Rally Collbató del Campeonato Zanini-Racing, pero sí estuve en el slalom de Montjuïc del día 4 de julio, incluso participé en la manga reservada a los medios de comunicación al volante de sendos Ford Fiesta XR2. Terminé segundo pero esa es también otra historia. Lo cierto es que no puedo opinar sobre la prueba de los Stock-Cars, con 29 coches en concurso, de manera que tras tener escaneadas las fotos del buen amigo y gran profesional José Luis Cortijos, he comprobado que teníamos tema interesante para compartir. Consultada la hemeroteca puedo descifrar como funcionó todo aquello de Viladecans y las crónicas de la época nos han permitido entender un poco más qué pasó.

No disponemos de la reglamentación del asunto pero lo que queda claro es que en ese acontecimiento sólo sobrevivía el más fuerte… o el más hábil y astuto. La pista era lógicamente artificial, muy corta y diseñada a máquina, con una forma aproximadamente ovalada que no permitía correr mucho. Los participantes franceses sabían cómo sobrevivir a los golpes y algunos de ellos se confirmaron como auténticos especialistas, que sorprendentemente se subían al terraplén interior para provocar su propio vuelco y volver a caer sobre las 4 ruedas. Una de las clasificaciones premiaba al que consiguiera volcar más veces y seguir rodando, en un apartado singular que se llamaba “puntuación al espectáculo”. Los constantes vuelcos y los golpes que se daba a los rivales para sacarlos de la pista provocaba que los coches se convirtieran en verdaderos amasijos de hierros que entre mangas los mecánicos –y también los propios pilotos– iban aderezando a golpes de mazo, martillo o palanca.

Los tres primeros clasificados fueron Christian Rivière, Marc Bardon y Jacques Milesi, con Joel Farges, Patrick Martin y Charles Agosti en los tres primeros lugares del apartado espectáculo, los que más volcaron, vaya. Esa especie de carrera de Viladecans convertida en chatarrería (en la zona había desguaces que iban al pelo para ello) parece ser que agradó a la FACB, que lo vendió a las autoridades como un gran acontecimiento de atracción ciudadana hasta el punto que organizó una segunda edición aquel mismo año 1982, el “I Stock-Cars de Barcelona”, a finales de noviembre y con 36 coches enfrentados en el que se llamaba Parc de l’Escorxador (hoy parque Joan Miró), al lado de la entonces plaza de toros Las Arenas, hoy en día un magnífico centro comercial. Incluso TVE emitió reportajes del mismo.

Reseñar que Daniel Regnier fue quien ganó con ajustado margen sobre Patrick Rochette, Jean Jouffre, Jacques Milesi y el catalán Armand Calvet Rafel. En cuanto a los más hábiles volcando y seguir rodando sin más el ganador fue André Bonis. Entre los pilotos de casa, tras Armand Calvet se clasificó ¡Pere Nogués! y a continuación Jaume Ampurdanés. Estos dos eventos propiciaron una efímera extensión de los Stock-Cars en Catalunya, tenemos noticia que al año siguiente se disputó algo similar a nivel local en Sant Celoni, también en Sant Feliu de Guixols, aunque el entusiasmo inicial se fue esfumando.

Y esto es todo amigos. No queremos impartir doctrina purista, creo que ya ha quedado claro nuestro punto de vista al respecto, pero la realidad es la que es y el excelente material fotográfico disponible nos ayuda a elaborar esta historia poco conocida 40 años después. Como directivo, Jordi Viñas tuvo sus cosas de las que cada cual es bien libre de opinar, pero no se puede ignorar ni negar su gran dinamismo y entusiasmo organizando actividades. Sus ideas las llevaba a cabo con pasión y dejando convencidos a todos. Esos shows con motivo del mundial de futbol de 1982 son una muestra de ello, otra lo es sin ninguna duda el revival de la subida a la Rabassada, que a finales de 1983 la FACB celebró en la célebre cuesta barcelonesa. Ese sí fue un acontecimiento para aplaudir y que hizo justicia al deporte del motor, dos y cuatro ruedas. Logró que participaran la mayor parte de las figuras del momento y todo ello fue un acercamiento inusual del deporte motorizado a la ciudadanía, que recibió el plauso de todos los que formaban parte del mismo.

En 1986, Jordi Viñas y la FACB (aunque el presidente aquel año era Ernest Font), con el concurso de Peña Motorista Barcelona, organizaron otro acontecimiento notable por lo histórico, esta vez en apoyo de la candidatura olímpica de Barcelona’92: la cronoescalada al estadio de Montjuïc. La subida arrancaba en Rius y Taulet y finalizaba en la recta del estadio tras pasar por Vías, Teatro Griego, Font del Gat y Rosaleda, una competición que a día de hoy obliga a pellizcarse dos veces al saber de su existencia. Juan Fernández, Joan Vinyes y Ramon Brucart dominaron la única subida de menos de 2 km con sus barquetas Lola, mientras que el resto de pilotos hicieron cuatro subidas con coches iguales pero distintos en cada manga: VW Polo, Passat y Golf y Seat Ibiza. Salvador Cañellas ¡cómo no! fue el mejor de todos, seguido de Josep Arqué, Josep Maria Servià, Emilio de Villota, Juan Carlos Oñoro, Fermín Vélez… ¿seguimos? Manuel Juncosa, Emilio Rodríguez-Zapico, Xavi Riera, Guillermo Barreras, etc. ¡Sencillamente fabuloso!

Y también subieron motos, con Juan Cano el más rápido con las Yamaha 350 RD y Joan Garriga (JJ Cobas), Edu Cots (Arbizu) y Antonio Boronat (JJ Cobas) formando el podio en la denominada fuerza libre. En los 80cc ganó un tal Ángel Nieto, seguido de Jorge Martínez “Aspar” y Manuel “Champi” Herreros, los tres pilotos oficiales de Derbi ¡Realmente increíble lo que lograba poner en marcha Jordi Viñas!

Pero hoy nos centramos gráficamente en los guerreros rompe coches, que venidos de Francia y de algunos rincones de Catalunya dejaron para el arrastre un buen montón de vehículos que, para ser sinceros, ya estaban destinados de antemano al desguace.

Josep Autet
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