Historia: Los grandes años del Biela Club Manresa 



Por Antonio Arderiu.

Pueden imaginarse Vds. una ciudad en la década de los 70 que, sin ser capital de provincia, organizase un rally puntuable para el Campeonato de España con la máxima puntuación, una subida en cuesta también del Campeonato de España, una prueba del Campeonato de España de Motocross, una competición de dos días de Todo Terreno con igual puntuabilidad, otra de Trial, todo ello en un mismo año, además de un rally de vehículos antiguos, un rally social y otra subida en cuesta, La Mina. Pues esta ciudad era Manresa y los artífices del desaguisado, el Biela Club Manresa.

A raíz del magnifico escrito de Màrius Llongueras sobre su experiencia en el primer rally de su vida, el 2000 Virajes, en el que me mencionaba, me decidí a hacer una recopilación de lo que era la vida del organizador en aquellos tiempos. Habrá clubs más importantes y con más historia pero, juntar todo esto en un solo año, dudo de que ni el RACE, ni el RACC, ni el Real Moto Club de Cataluña, ni la entonces Peña Motorista 10 por hora, ni tutti quanti, lo hubieran hecho. Y con el aditamento que el Biela Club Manresa carecía de estructura profesional y de medios y era totalmente un grupo de aficionados que ponían corazón. Todos tenían sus trabajos, sus negocios, sus empleos y se hacían las cosas a base de robar tiempo a la familia, al ocio y al sueño.

Los orígenes

En el inicio de la década de los 50, en la plaza Sant Domènec de Manresa existía una granja, hoy transformada en Las Vegas, catedral gastronómica donde las haya, que se llamaba Can Costa. Esta granja era conocida, aparte de por sus afamados productos, porque en ella se reunía un grupo de jóvenes aficionados al motor y que, precisamente por esta afición en la España de toros y fútbol, eran considerados algo así como una especie de extraterrestres. Fruto de sus reuniones eran, aparte de partidas de ping pong “a cara de perro“, un sinfín de actividades novedosas, empezando por una gincana motorista en Sant Joan de Vilatorrada, siguiendo por varias carreras de motocarros y –como la posible sanción ya ha prescrito, se puede decir–, subidas “pirata” desde el Pont de Vilomara en su antiguo trazado y empezando desde el puente. Y como la gasolina no esta reñida con la elegancia, también se encontraba tiempo y lugar para organizar fiestas, bailes de salón y todo lo que servía para que las acompañantes femeninas permitieran la lógica y saludable expansión motorista de vez en cuando.

Pero como el gasto era poco y la algarabía mucha, la parroquia de Can Costa forzó la marcha de nuestros aguerridos motoristas a otros lares, yendo a recalar al local de la cervecería que era la sede social del Moto Club Manresa. Y los socios del Moto Club, advirtiendo el más que probable conflicto generacional, actuaron como los romanos frente a los cartagineses y blindaron unas elecciones presidenciales, con lo cual a nuestros aguerridos fundadores no les quedó más remedio que recoger sus bártulos y, como se dice hoy en día, “montárselo por su cuenta“.

El nacimiento

Así y con estos antecedentes, el día 24 de mayo de 1958 el Biela Club Manresa nacía oficialmente a la vida social manresana, calificado como una entidad de espíritu y composición joven y cuyo bagaje más importante era la escasez de medios, tremendas ganas de hacer cosas y gasolina en lugar de sangre.

El primer Presidente fue Francesc Grau Vigué, acompañado por Emili Solanich Ballús como Vicepresidente, D. Ramon Morera Parera como Secretario, D. Eduard Puig Pujol como Vicesecretario, D. Josep Moncunill como tesorero, D. Josep Porti Teixidó como contador y D. Josep Fernández Martínez, D. Josep Mora García, D. Albert Puntí Desveus, D. Josep Roca Fainé, D. Ángel Rojas Vidalés, D. Josep Salido Chimeno, D. Pere Vila Busquets, D. Josep Pons Font, D. Antoni Costa Esquius, D. Joan Llansó Vives, D. Josep Maria Roqueta Domènech, D. Ricard Santamaría Bastardas y D. Juli Sanclimens Genescà, como vocales.

El “nihil obstat” de las autoridades de la época llegó en forma de permiso oficial y el día 8 de junio de 1958 y el día 15 del mismo mes y año se inauguraba oficialmente el Biela Club Manresa en el Bar Perdiu, apadrinado por el Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Manresa D. Carles Soler Mercadal.

La sede social se instaló en un piso sobre el bar La Pineda (calle Àngel Guimerà, 75), donde permaneció hasta el 2006 y cuya estratégica ubicación permitió que durante muchos años, en primavera, verano y otoño, al albur de la copas de después de la reunión semanal, se celebraran todo tipo de curiosos y extraordinarios desafíos para solaz de los bieleros y desesperación de la Policía local y Guardia Civil, que veían truncada la cotidiana quietud manresana por unos locos que un día subían a la Bonavista de pie en el sillín de la moto, bajaban marcha atrás el Pont de Vilomara o se hacían las Vilaredes en directa o… la imaginación seguramente no alcanzará a los desafíos que se han planteado desde La Pineda.

Primeros pasos

Para empezar, el 17 de junio un Moto Rodeo en la Plaza de Toros, precedido de una Solemne Misa en la basílica de Montserrat, no se sabe bien si por puro fervor católico o por intentar arreglar el espíritu ante las probables “bofetadas” que el Moto Rodeo pudiera reportar. Porque hay que destacar que tal moto-rodeo tuvo números tan arriesgados como espectaculares y que ganaron fama mundial. El “túnel de la muerte”, el “muro en llamas” y el “moto trapecio” han sentado escuela entre todos los equilibristas y moto acróbatas y los nombres de Sala, Mora (padre e hijo), Roca, Ton Costa, Pere Vila, Albert Puntí, Espinalt, Treserras, Rojas, etc. son pronunciados con reverencia por todos los “stuntmen” (especialistas o dobladores), desde Hollywood hasta Santpedor.

El Moto Rodeo finalizó con un moto futbol contra la Peña Motorista Medio Gas de Esparraguera, que fue derrotada por una goleada de 5 a 3. Un opíparo banquete en el Bar Perdiu puso broche de oro a estas primeras actividades.

Y casi sin poder ni recoger los restos del Moto Rodeo, el recién nacido Biela organizó, para enmarcarlo en los actos de la Fiesta Mayor, el primer moto GP manresano, la Gran Carrera de Velomotores, abierta a velomotores de 50cc y 75cc. El circuito, para la ocasión, era urbano como la moda entonces exigía, y se conocía como el Circuito del Pujolet que no era otra cosa que el empalme de las calles Barcelona, Sant Fruitós, Mistral y prolongación de Àngel Guimerà, hoy Alcalde Armengol.

El Motocross

El afán innovador de los miembros del Biela quedó patente con la introducción en España de una modalidad motociclista que, posteriormente, haría furor en todo el país y permitiría una época de bonanza económica para nuestras marcas y el reconocimiento mundial para Bultaco, Montesa y Ossa.

El día 28 de octubre de 1958, el Biela Club Manresa organiza la I Carrera por Caminos de Montaña, preludio de lo que seria el motocross. Para ello se habilitó un circuito en Puigberenguer y, de esta forma, se celebró la primera carrera de motocross en España. Resultó vencedor Pedro Pi, a lomos de una Derbi de 175cc, y Ton Costa, del Biela, acabó en segundo lugar.

Tal fue el éxito de la iniciativa que la Real Federación Española de Motociclismo, decidida a introducir esta modalidad, propuso al recién nacido Biela Club Manresa organizar, junto con el Club de Vitoria, el primer Campeonato de España de Motocross.

De este campeonato, en 1959 se celebraron tres pruebas: una en Vitoria, otra en Manresa y la tercera en Madrid, todas ellas con un gran éxito de público y en las que destacaron tres pilotos del Biela: Ton Costa, Salvador Sala y Josep Roca.

A partir de entonces, el motocross tuvo carta de naturaleza en nuestro deporte nacional y el Biela organizó repetidamente pruebas puntuables para el mismo. Además de ello, pilotos del Biela destacaron en la especialidad como Juan Costa, Antonio Costa, Salvador Sala, Antonio Jané, Julio Collado, etc, culminando con la victoria en el Campeonato de Cataluña conseguida por Josep Roca el año 1961.

Por su plantel, merece destacarse la VIII edición del Motocross Ciudad de Manresa en la que participaron pilotos de Alemania, Francia, Inglaterra, Italia, Suecia y Suiza, con el alemán Fritz Betzelbacher, campeón europeo de motocross de 250, a la cabeza.

Intrépidos montañeros

También en aquel año 1958, tras la primera Carrera por Caminos de Montaña que fue el preludio del off road como se dice ahora, dos intrépidos bieleros, con ganas de experimentar otras modalidades motociclistas que también triunfaban allende nuestra fronteras, tales como el Todo Terreno y el Trial, se propusieron vivirlas de primera mano y, a tal fin, programaron una excursión en moto a los Rasos de Peguera, cumbre situada a más de 1.850 metros de altitud y coronada por la Creu del Cabrer.

Nuestros intrépidos pilotos fueron Albert Puntí y Josep Mora, a bordo de sendas Peugeot Movesa de 125cc. Debe señalarse que no existía carretera o camino que permitiera transitar vehículos hasta el lugar y que, el único punto de descanso era y es el famoso Xalet dels Rasos, situado casi en la cumbre, por lo que nuestros pilotos debieron superar no pocas dificultades para realizar esta hazaña.

Culminada esta, el descenso lo hicieron por Sant Corneli, Fígols, Berga y Manresa, ruta que, si bien menos complicada que la subida, no estaba exenta de dificultades, a las que se añadieron la lluvia y el frío que encontraron los expedicionarios.

Esta gesta fue reeditada en 1966, en sentido inverso, por Juan Vert acompañado de Pedro Arderiu (padre del que escribe) en una BMW 750 de las llamadas “de guerra“ y que tenían tracción en el sidecar. Subieron por Montcau y Sisquer y bajaron por Campllong, pero quien haya conocido los Rasos de aquella época advertirá lo épica que fue la aventura, sobre todo el descenso.

La aventura espacial

Pero era tal la inquietud de los primeros socios del Biela que no se conformaron con promocionar el deporte del motor sino que, con ánimo de hacer la competencia a Yuri Gagarin, que se preparaba para ser lanzado al espacio, programaron el lanzamiento del primer cohete espacial español, el Bielo I, cuya rampa de lanzamiento se instaló en la Plaza de Toros de Manresa y cuyo día de lanzamiento fue el 14 de diciembre de 1958.

Lamentablemente un sabotaje todavía sin aclarar del KGB, motivó un despegue precipitado de la nave que, como se dice vulgarmente en catalán “va fer figa“. Pero digno es de dejar para la historia el recuerdo de aquel que fue el primer cohete espacial español y los hombres que lo hicieron posible.

Subida en Cuesta a Montserrat

El 5 de abril de 1959, Biela Club Manresa hacía renacer la famosa “Prueba en Cuesta a Montserrat” que, allá por los años 20, había sido organizada por el Real Moto Club de Cataluña. La carrera se hacia desde Monistrol hasta el Monasterio y en el recorrido se cruzaba la vía del cremallera en un desnivel que provocaba un espectacular salto de los vehículos participantes.

Esta primera edición del Biela pasaría a la historia por otro hecho, cual es que fue la competición última en que un vehículo Pegaso Z-102 logró la victoria absoluta. Fue Alex Soler-Roig quien pilotando tan famoso vehículo, un Touring Supperlegera 2.8 pero modificado con un motor de 3.200cc, se llevó el trofeo a casa.

La prueba dio comienzo a las 11 de la mañana con un rapidísimo y veloz velomotor Ducson pilotado por Pere Auradell Ribas, a quien le cupo el honor de “resucitar“ la subida a Montserrat y, de paso, ganar en la categoría hasta 75cc.

En la categoría de motos hasta 175cc triunfó un piloto del Biela, Josep Roca Fainé, con una Ossa 150, y también tuvieron actuaciones destacadas otros pilotos de la “casa“, como Fausto Campobadal, Josep Mora, Faustino Pons, Juan Porta y Salvador Sala.

El entonces Jefe Provincial de Trafico asistió personalmente a esta primera edición y, según sus propias palabras, consideró modélica la organización. La carrera se siguió disputando hasta entrados los 80.

Subida en Cuesta a la Mina

Entre 1967 y 1973 el Biela Club Manresa organizó esta prueba, que tenía como atractivo que se hacía en un solo día. La salida estaba situada en el km 18 de la carretera de Sant Llorenc de Morunys a Berga y la llegada antes del túnel de La Mina. De ahí el nombre. Por la mañana se hacían entrenamientos a dos pasadas y por la tarde, la carrera, acabando con una merienda y reparto de premios en La Cantina de Llinars, otra catedral gastronómica. El Director de Carrera era Javier Gambús Freixa y Mossèn Josep Clotet daba bendiciones en la salida.

Esta prueba tuvo mucho éxito entre los pilotos andorranos, que maravillaban a todos con sus vehículos. Recuerdo a Joan Aleix y Josep March, con unos Porsche 911 de ensueño, también a Ramon March y a Ramon Tudel, con BMW 2002 Ti, el de este último amarillo, al Sr. Bonaventura Riberaygua padre, a Joan Vinyes, Joan Caballol, Joan Montes, etc.

El vencedor de la primera edición, que se celebró en 1967, fue Josep March, con Porsche 911; el de la segunda Paco Torredemer, con el precioso Ferrari GTO; recuerdo especialmente a Félix Serra, conduciendo un Fiat Abarth 850 TC excelentemente preparado… y el ultimo vencedor –creo recordar– fue Luis Rosal en 1973, con el Brabham BT38 de Fórmula 2 de Geni Baturone.

La historia continúa

Pero no podemos olvidar, entre tantos acontecimientos, la historia humana del Biela Club Manresa. A la junta presidida por Francesc Grau Vigué le sucede en 1963 la que fue presidida por Edmundo Prades. De esta época merece especial mención el refuerzo de las pruebas de motocross, con la carrera de Manresa ya consolidada en el calendario nacional, viviendo las disputas entre Oriol Puig Bultó, con Bultaco, y Pere Pi, con Montesa.

Después de Edmundo Prades vino la Junta presidida por Alejandro Dalmau Juan, que junto a sus habilidades directivas unía una pasión que le llevaba a participar, con mucho éxito, en rallyes y subidas en cuesta, acompañado en los primeros de Antoni Torrebadella Gall, en un Seat 600 preparado como los Abarth que hacían furor en aquel entonces. Fue la época en que el 2000 Virajes consiguió la consolidación como prueba nacional y, asimismo, se logró la puntuabilidad para el Campeonato Nacional de Montaña de la subida a Montserrat, además de estrenarse la Subida en Cuesta a la Mina, que se celebraría en otras cuatro ocasiones. Fue un período muy fructífero deportivamente hablando, pues se consolidó también el Todo Terreno con la celebración de los Dos Días Ciudad de Manresa y se hicieron unas estrechas colaboraciones con Amigos de Coches Veteranos, organizando conjuntamente dos ediciones del Rallye Mundial FIVA.

A Alejandro Dalmau le sucedería la Junta presidida por Ángel Sixto Giménez. De su época es de destacar la celebración de un Rallye de Regularidad Motociclista y la instauración del llamado Mini Rallye, una prueba abierta a todos los socios y solo a ellos, ya fueran en coche o moto, y que tenía como tramos cronometrados el célebre Pont de Vilomara y Artés–Calders. También merece destacarse aquí que, en la época de Ángel Sixto, se instauró la costumbre de que los socios del Biela acompañaran hasta el tren a los enfermos de la localidad y cercanías que tomaban parte en la peregrinación anual a Lourdes. Lo que se hace constar para que nadie piense que todo era “hacer el indio”.

A la Junta de Ángel Sixto le sucedió en 1978 otra inmerecidamente encabezada por este cronista. De esta época hay que señalar la nueva formulación del 2000 Virajes adoptando el formato de Critérium; el diseño y organización de la primera Copa de España de Jeep Cross con la celebración de su primera prueba; y la eclosión del Rally Cardener – Urgellet y Alt Berguedà para coches veteranos, conocido popularmente como Rally del Bolet.

Josep Maria Fornells Costa cogió el relevo. Su presidencia estuvo caracterizada por una nueva modernización del 2000 Virajes, sobre todo en cuestión de medios utilizados. Y por un reforzamiento del Todo Terreno que había quedado olvidado y en el que era experto. Ernest Ros Montfort tomo el testigo de Fornells y continuó, con éxito, su labor, haciendo además una función federativa importante y siendo designado medico de la RFME para el Todo Terreno.

Pere Santacreu Font fue quien sucedió a Ernest Ros y a el cabe atribuirle algo muy importante que fue el hermanamiento con el RACC, reconduciendo magistralmente unas relaciones que siempre habían sido difíciles. Supo rodearse de un equipo joven que dio nuevos bríos al 2000 Virajes y, además, programó dos ediciones del 2000 Virajes Clàssic para clásicos deportivos. Francesc Castells Centellas le sucedió y tuvo que lidiar con el cambio de local social (adiós añorada Pineda, adiós...) y volvió a organizar el 2000 Virajes Clàssic, formando un equipo con ganas, joven y con miembros participantes en los actualmente reñidísimos campeonatos de Catalunya de rallyes.

Lamentablemente aquí pierdo mi historia pero me consta que actualmente un equipo también joven y muy, muy competente, dirige con acierto el Biela. Como participante en el ultimo 2000 Virajes, puedo dar fe de ello...

Rallye 2000 Virajes

El Rallye 2000 Virajes se ideó como la prueba reina del Biela Club Manresa. Originariamente, en su primera edición celebrada el 31 de mayo de 1959 estaba abierta a coches y motos y ganaron Antonio Agramunt (Derbi 98cc) en las dos ruedas y Víctor Sagi (Jaguar) en las cuatro. Pero cuando alcanzó la puntualidad para el Campeonato de España de Rallyes, en la época presidida por Alejandro Dalmau, quedó vetada la participación de las motos.

El rallye era una prueba singular y pionera en su especialidad y llegó a ser calificado por Antonio Zanini (revista Play-Boy de noviembre 1977) como el mejor rallye del campeonato. En primer lugar era un rallye muy vivo. En las primeras épocas se hacían muchos tramos largos separados por pocos kilómetros de enlace, pero recorriendo toda la geografía de la provincia, con incursiones en Lleida y Girona. El rallye tenia un tramo fetiche: Estenalles, que se hacía en varios sentidos y que Sandro Munari había calificado como el mejor tramo del mundo (revista Fórmula 1973), una salida y llegada siempre con “El Pont de Vilomara“ como referencia (con la paella derecha a rebosar de gente, fuere la hora que fuere) y luego tramos en aquel entonces desconocidos como La Mina, Borredà–Alpens, Coll de Jou con su larga recta muy llena de niebla, Les Solanes, Montserrat, etc. etc. Ello imprimía un ritmo frenético a participantes, equipos y organizadores, al que tampoco era ajeno su colocación en el calendario, antes o después del Barcelona–Andorra pero muy pegado a este en el calendario, rally organizado por el RACC, mucho más “pijo” pero incomparablemente menos competitivo. Era un rallye aventura en la verdadera acepción de las palabras.

En una segunda etapa, siendo Director de Carrera Josep Maria Fornells, el 2000 Virajes se modernizó, adoptando la forma de critérium, es decir, varias pasadas por los mismos tramos alrededor de un centro neurálgico, el Hotel Els Brucs, que hacía de parque cerrado, media parte y llegada. Eso fue posible merced a la colaboración entusiasta del socio y exquisito caballero D. Josep Vives, que dio todo tipo de facilidades prestando como base su hotel.

El ritmo se mantenía muy vivo, es decir, pocos kilómetros de enlace y muchos tramos, pero la labor de la organización y asistencias se simplificaba notablemente, aparte de que permitía a los seguidores y seguidoras disfrutar de toda una noche trepidante con una gran pancarta en el hall del hotel donde se iban poniendo los tiempos... Para no defraudar a sus orígenes, se hacía una salida en Manresa, en el Paseo Pedro III donde, normalmente, se llegaba neutralizado o, en sus últimos tiempos “nacionales“, habiendo disputado los tramos de tierra. Seguidamente se iniciaba el espectáculo con el Pont de Vilomara, donde no cabía un alfiler, y se seguía manteniendo a Estenalles (versión larga) como tramo fetiche.

El 2000 Virajes fue pionero en muchas cosas que luego siguieron otras organizaciones profesionales mucho más experimentadas. Así, fue el primer rallye que daba el tiempo de llegada de tramo a los cien metros, en el stop situado a tal fin, lo que permitía a los copilotos establecer los tiempos oficiales de tramo en tramo. También fue el primero que utilizó una señalización (pancartas) de tramo y controles horarios homologable a la europea impuesta por la FIA. Fue igualmente pionero en tramos largos como La Mina, de 31 km, Estenalles entera, Coll de Jou desde Solsona hasta el tope, casi 40 km. Fue también el primer rallye en Cataluña en disputar tramos de “tierra“ junto a otros de asfalto, que por aquel entonces eran autenticas novedades. Para la pequeña historia diremos que fueron Rajadell (originariamente denominado ‘El Cementerio’ por el lugar de la salida pero, obviamente, hubo que cambiar tal nombrecito... ¡lagarto! ¡lagarto!), Vacarisses y Navàs–Castelladral, tramos que tuvieron una cantidad de publico increíble que no se había visto nunca en eventos semejantes. Igualmente, como ya he comentado, fue uno de los primeros en adoptar la fórmula critérium que, a mediados de los 70, hacia furor en Francia.

En este rallye han corrido, y posteriormente ganado el campeonato español, equipos como la Escudería Repsol, con Porsche 911 pilotados por Alberto Ruiz-Giménez “El Oso“, Eladio Doncel y José Manuel Lencina; luego vino la época de Manuel Juncosa con su Fiat-Abarth; de Estanislao Reverter con el curioso Alpine con motor Porsche “Alpinche“. Antonio Zanini, acompañado de Eduardo Martínez-Adam, ganó aquí su primer rallye con Seat que, curiosamente y para desespero de su jefe de equipo, J.J. Pérez de Vargas, no era el designado para ganar la scratch (era el 124-1600 de Bäbler, pero rompió en uno de los últimos tramos) sino el grupo 2, es decir tenía que hacer algo así como de mochilero.

Y la tercera y última victoria de Zanini en el 2000 Virajes fue con la versión mas sofisticada de los famosos “taxis“ (creo recordar que fue en 1977). La lucha más intensa se producía en el Grupo 1, es decir, los turismos de serie, donde en la clase superior los pilotos del Biela, Enrique Palacios primero y Juan Franquesa después, se las veían, siempre con éxito, con todos los notables del campeonato como Carlos Trabado, Octavio Candela, Salvador Bohigas, un joven Salvador Servià, Luis Coma-Cros, Federico van der Hoeven y un largo número para el que ni la memoria ni el espacio son suficientes.

En ocasiones, para animar el cotarro la organización invitaba a algún equipo extranjero. Marc Etchebers y Jean Egretaud siempre se presentaban con unos Porsche 911 que hacían soñar y que ganaron fama por lo suave que arrancaban en los tramos, señal de que conocían perfectamente el punto débil de sus coches, el embrague. Hay que decir también que un año, el de 1977, se recibió la inscripción de Ford Advanced Vehicles con Roger Clark – Jim Porter y Malcolm Wilson – Adam Elsinore pero, y de eso solo saben el motivo el Presidente de aquel entonces y el Secretario de la prueba, no llegaron a tomar la salida, aunque la carrera la ganó un Ford, el Escort RS de Reverter Competición de Pío Alonso – Pol Varela.

El 2000 Virajes tradicional, puntuable al máximo para el Campeonato de España pereció, al igual que más tarde el Costa Brava de Peña Motorista 10 x Hora, victima de la codicia del RACC. Este, cuya simbiosis con la Federación Catalana de Automovilismo en aquella época era total (tenían hasta la misma sede) quería organizar un rally de Campeonato del Mundo y “su” Barcelona-Andorra no servía ni de lejos a tal fin. Pero esta es otra historia.

El 2000 Virajes que todavía se celebra en la actualidad es el rallye más antiguo de España (con permiso del Costa Brava) y siempre ha sido puntuable para el Campeonato de Cataluña de la especialidad y, en diecinueve ocasiones, para el Campeonato de España con el máximo coeficiente.

El Trial

La experiencia de Albert Puntí y Josep Mora con las Peugeot Movesa alcanzando la Creu del Cabrer antes comentada no cayó en saco roto, sino que sirvió para que el Biela iniciase en España una disciplina motorista de la que, en aquel entonces, se hacia una única prueba monomarca en San Antonio, previa labor de “espionaje“ de algunos bieleros, entre otros el que suscribe (un chaval de 8 años), expedición que fuimos a ver como se hacía siendo gentilmente atendidos por D. Paco Bulto.

En aquel entonces, el trial era casi, casi, un coto inglés. Matchless, AJS, Greeves, BSA y también Zündapp dominaban el cotarro y únicamente Bultaco tenía un modelo especifico para esa modalidad. Pero pronto, a partir de 1968, Bultaco, Montesa y Ossa dominarían absolutamente la especialidad ganando de forma ininterrumpida el Campeonato del Mundo y los ISDT, que era algo así como la meca de todo trialero.

Cuando no existían ni por asomo las Sherpa, Cota, ni por supuesto la Ossa Mick Andrews Replica, Biela Club Manresa organizó en noviembre de 1959 el Trial de Sant Vicenç de Castellet, que realmente fue el primero en España de esta especialidad y que fue ganado por Oriol Puig Bultó, seguido de Pere Vila Busquets, Ton Costa, Salvador Sala y Josep Roca Fainé, todos a los mandos de motos casi, casi, artesanales y derivadas de máquinas de carretera o motocross. Este trial se celebró ininterrumpidamente hasta 1961, año en que la RFME pidió que se subiera un escalón más y se organizase el Trial de Cataluña.

Este I Trial de Cataluña del Biela Club Manresa se organizó el 19 de febrero de 1961, con salida en el Bosc del Suanya y llegada a Manresa, tras recorrer 33 km. Resultó vencedor Pedro Pi, con Montesa, seguido de Josep Roca Fainé, con Ossa; Ton Costa, también con Ossa; José Sánchez, con Guzzi; y varios bieleros. De este trial se hicieron seis ediciones, la última el 23 de febrero de 1969, en que se abrió un paréntesis en la actividad de trial. Esta última edición la ganó, como no, Pere Pi (Montesa), seguido de las Bultaco de Ignacio Bultó y Oriol Puig Bultó. Pero el día 6 de diciembre de 1988 se volvió a organizar otra vez una prueba de trial, el primer Trial del Bages, que se celebraría ininterrumpidamente hasta octubre de 1997.

El Todo Terreno

Guardando ciertas semejanzas con el trial pero más profesional y competitivo (en aquella época) era el Todo Terreno, actualmente llamado Enduro. Esta especialidad también fue objeto de atención por el Biela en dos etapas muy marcadas.

La primera fue la organización de los Dos días Todo Terreno, que se celebraron ininterrumpidamente desde 1968 hasta 1975, siendo internacionales a partir de 1971. La segunda etapa, siendo Presidente Josep Maria Fornells, mediante una importante labor de los pilotos y hasta la Federación misma para desarrollar el Campeonato de España de Enduro, como entonces empezaba a conocerse.

El Biela dejó huella en el Todo Terreno. Primero, mediante Pep Vila, rey indiscutible como piloto de las pequeñas cilindradas y que ganó tres veces el Campeonato de España antes de pasarse a los camiones del París-Dakar y a su importante trayectoria organizativa y empresarial, sin olvidarnos de Ton Marsinyach y sus Ossa. Y segundo, mediante los cargos en la estructura federativa alcanzados por Josep Maria Fornells y Ernest Ros Montfort que (creo que lo sigue siendo todavía) fue el médico de la federación española para esos menesteres.

El Jeep-Cross

Finalizaba el Rally 2000 Virajes en su edición de 1977 cuando, en la fiesta de reparto de premios, se acercó al presidente del Club un alto ejecutivo de Motor Ibérica que, por aquel entonces fabricaba los Jeep Comando y Jeep Bravo para proponerle que facilitase sugerencias deportivas para comercializar sus productos. Debe señalarse que, en aquella época, ni existían los raids ni se conocía el París-Dakar, ni nada por el estilo.

Nos personamos con Josep Maria Fornells y Ernest Ros en la sede de Motor Ibérica en Barcelona y expusimos la idea de organizar un rally por caminos de montaña, con sus tramos cronometrados, controles horarios, parques cerrados, etc. Mutatis mutandis a lo que se hacía en asfalto. La idea tuvo excelente acogida y así nació la primera Copa de España de Jeep Cross, cuya primera prueba fue adjudicada, como deferencia al Biela. Para prepararla, Motor Ibérica cedió a los bieleros un Comando, un Bravo… ¡y un Renegade! que era un Jeep americano de ocho cilindros cuya aceleración te aplastaba en el asiento. Todo un lujo.

Francamente, la preparación de la prueba fue más divertida que la prueba en si misma. Josep Maria, Ernest, Pere Garriga (e.p.d.) y el que escribe sometieron a los vehículos prestados a todo tipo de perrerías para conocer sus límites. Baste decir que el Jeep Bravo acabó en una ocasión totalmente perpendicular en un lodazal de la finca de Ton Costa, en Sant Salvador de Guardiola, y tuvimos que llamar a Grúas Camprodon para que nos sacase de allí.

La prueba tuvo lugar el 11 de marzo de 1979 y los del Biela todavía nos frotamos los ojos por haber podido organizar una prueba sin tener que temer por el presupuesto y con una cantidad de medios que no habíamos visto nunca. Presentaciones, carpetas, obsequios, azafatas glamurosas, etc. etc. se pusieron al servicio del Jeep Cross. Incluso RTVE hizo un reportaje. Y el publico, venido de toda España, respondió, llenando las especiales y los pasos más difíciles.

La prueba fue ganada por la pareja Josep Lluís Juvanteny – Alicia Reixach, a los mandos de un Jeep Comando que, curiosamente y merced a su más larga batalla, se demostró mejor que los mas guerreros Bravo, que acabaron segundos y terceros. Miguel Prieto, en otro Comando, fue muy rápido pero penalizó más que todos y por este motivo no pudo rivalizar por una victoria que tenía al alcance. Y, como colofón, Motor Ibérica dio un cheque al Biela por sus servicios. Todavía pienso que fue un sueño.

El Jeep Cross fue un embrión de lo que luego serian los raids y las pruebas de TT en coche, con lo cual me perdonaran que peque de inmodestia, pero se volvió a demostrar que el Biela Club Manresa, club formado por puros aficionados, siempre estuvo a la vanguardia del motor aunque no nos lo reconozcan.

El Mini Rally

Cansados los bieleros de organizar pruebas importantes para que los disfrutaran otros, allá por el año 1975 decidieron crear una prueba especifica para ellos mismos. Nació así el Mini Rally, reservado exclusivamente a socios del Biela Club y en el que se podía participar en coche o en moto. La idea fue hacer una matinal con tramos cerrados al tráfico, pero mucho más corta que el 2000 Virajes. Normalmente se hacían Pont de Vilomara, Artés-Calders, Montserrat en versión corta y, en una ocasión, Talamanca. El rally acababa con una opípara comida en el restaurante Urbisol, donde se hacia el reparto de premios en que los había para casi todos, tipo “a la primera Guzzi clasificada”, “al más viejo”, “a la más sexy”, etc. etc.

Los bieleros nos preparábamos todo el año para hacer un buen papel aunque luego su materialización no acompañase, como a este que escribe que, acompañado de “Gallo“ (Josep Maria Gallofré), estampó el coche de su Sra. madre, un Simca 1200 S de color verde lapo (que había cogido “prestado“ aprovechando que la dueña estaba en Lourdes), a un mojón de Pont de Vilomara.

Lamentablemente, el Mini Rally acabó por un suceso extraordinario totalmente ajeno a la voluntad de los bieleros, cual fue que un socio que se dirigía a hacer un control horario en Marganell se encontró en una curva con el 2CV de la Guardia Civil al que envió (se supone que involuntariamente) barranco abajo, afortunadamente sin consecuencias para los ocupantes. Con estos antecedentes nos daba un cierto yuyu ir a pedir de nuevo permiso para la prueba y se decidió suprimirla.

Pilotos, copilotos y amigos indispensables

Y, si hasta ahora hemos hablado de temas organizativos, justo será, para acabar este artículo, mencionar personas de aquellas épocas que hicieron grande al Biela Club Manresa, aunque, por cuestiones económicas o federativas, en ocasiones participaran bajo otra escudería. También es muy difícil recordar a todos y sus particulares gestas por lo que haré un esfuerzo y a ver que sale.

En el ámbito de las dos ruedas una mención especial para Pep Vila Roca, rey indiscutible de las pequeñas cilindradas en el Todo Terreno, Campeón de España en tres ocasiones y que, posteriormente, siguió su carrera deportiva con los enormes camiones del Dakar. El Todo Terreno en España no se entendería hoy sin el legado de Pep Vila. Ya fuera en Fantic, Puch, Rieju, Accossato… siempre era un seguro candidato al triunfo.

También Ton Marsinyach Sellarès destacó en el Todo Terreno y sus dos títulos españoles parecen escasos ante sus grandes méritos. En su caso era de las, entonces, grandes cilindradas, 250cc, no vayan ustedes a pensar. Marsi hacía volar las Ossa y en más de una ocasión también en subidas de asfalto. También pilotó Montesa, Bultaco y su gran marca, KTM, de la que fue importador.

Enrique Palacios Vime fue, en cuatro ruedas, el más asiduo participante con los colores del Biela, ya fuera con sus Mini, Seat y un BMW 2002 precioso que era un avión aunque no frenaba, acompañado de Jordi Pons, Juan Manuel Blanco, Llorenc Camprubí, Ñaki Bosch, etc. También, cuando se cansó de ir oliendo el asfalto, se pasó al Dakar donde registró, ni más ni menos que 14 participaciones.

Joan Franquesa con un Coupé 903 marcaba cronos que nadie se creía antes de pasar a conducir un Seat 124-1800 con el que ganaría, en 1978, el Campeonato de Catalunya. También pilotó un Opel Ascona.

Alejandro Dalmau quien, junto a su cuñado Antonio Torrebadella y bajo los seudónimos no muy imaginativos de “Alejandro” y “Antonio“, quedaron subcampeones de Catalunya con un Seat 600-D trucado a Abarth.

Pep Mora y Llorenc Camprubí, con un 127 de 45 CV en 1978 y de 52 CV en 1979 corrieron muchos rallyes catalanes y el Monte-Carlo con escasos medios, clasificándose el 129 en 1978, año de la gran nevada. Hay que decir que Llorenc fue un renombrado copiloto, acompañando entre otros a Enrique Palacios, José Luis Sallent, Joan Franquesa y muchos mas, entre ellos este cronista, con el que hicimos el Rallye Monte-Carlo Histórico en 2015. Como Franquesa, Mora fue uno de los grandes de la popular clase 1ª.

Juan Manuel Blanco (joven ingeniero, bravo piloto) que ofició de copi de Enrique Palacios en el Mini 1275 antes de pilotar muy rápido su propio 127 y que, desde su puesto empresarial, siempre colaboró con el Biela Club Manresa.

Jordi Pons, secretario general del Club durante muchos años y copi muy experimentado que acompañó a Enrique Palacios, Claudi Caba y Jordi Cid, entre otros, y que hoy en día es un gran piloto de clásicos.

Francesc Selga y Jordi Torra corrieron varias temporadas con notable éxito el Campeonato de España de Raids con los Suzuki Samurai preparados por Accesoris Manresa.

Jordi Sala Pallás fue miembro de la ejecutiva de quien esto suscribe y la persona que organizó el equipo que llevó a dos Suzuki Samurai LWB 1.3 hasta las playas de Senegal en el París-Dakar de 1990, siendo “manager “ del equipo Félix Salido.

El mismo Félix Salido, que junto con Francesc Selga corrió con un Bowler Wild Cat (con mecánica Land Rover) el Dakar de 2005 en el que acabaron el 14, siendo el vehículo con menor cilindrada que lo lograra.

Josep Vives, que durante años cedió el Hotel Els Bruchs para la base del 2000 Virajes y luego nos invitaba a los bieleros a una cena con las parejas a pesar de dejarle el hotel hecho unos zorros.

El Coronel Miguel Linares Rodríguez, Jefe Provincial de Tráfico de Barcelona hasta 1978, siempre nos trató con exquisita cordialidad y, sobre todo, colaboración, ayudando siempre en lo que su cargo le permitía.

Y así un largo número de personas que desinteresadamente colaboraron, apoyaron y ayudaron a que el Biela fuera un entidad viva y con proyectos pero para los que mi memoria ya no da para más. Y pido disculpas de todo corazón si alguien que hubiera debido mencionar no aparece en el redactado.

Esta es una pequeña inmersión en la historia de un club modesto pero que fue pionero e hizo grande el deporte del motor en sus distintas variantes, contada por uno que mira con cierta añoranza a los actuales miembros y simpatizantes del Biela con idéntico compañerismo, ilusión y entrega en la organización de cualquier prueba.

Hay y habrá organizaciones más poderosas, más grandes, más conocidas y que hacen pruebas mas importantes, que tienen unos presupuestos inimaginables, que dominan el mundo del motor. Pero dudo que ninguna de ellas tenga el corazón, las ganas y la ilusión de hacer lo que hicimos en el Biela Club Manresa.

Antonio Arderiu Freixa
Diciembre 2022

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