Historia: Antonio, where are you? 



Por Toni Riberaygua.

Palabras de pesadilla, las que me dijo Mike Taylor –preparador de Ford en el Mundial de Rallyes– en el Rally de Portugal de 1992.

Hacíamos de ouvreurs de Mia Bardolet y Pep Autet con los Kini Muntada, Joan Albareda y “Sidru”. Un solo auto para un rally lineal en el que tenías que ir contra el crono para llegar a tiempo y poder pasar por el tramo como máximo una hora antes e informar…

Hacer el tramo, apuntar los detalles y telefonear o radiar por emisora como podías para que los pilotos no tuvieran sustos sobrevenidos a la ruta. Grava, tierra, humedades, personal, etc… Como unos campeones, salimos de Estoril y fuimos al trabajo. Todo iba bastante bien con aquel extraordinario Sierra Cosworth 4x4 hasta que…

Estaba oscureciendo, llegábamos tarde, era una carretera empedrada y una derecha larga, de tercera buena. La técnica, cuando era de noche y circulabas por un lugar de poca visibilidad, consistía en apagar un instante las luces y si no veías ninguna ráfaga en contra… ganas y adentro.

Pues dicho y hecho, tercera, apagado de luces, ninguna noticia lumínica por delante, y ¡¡gas!! En el mismo momento del apoyo nos apareció –con Joan Albareda a mi lado– un pedazo de camión con las luces apagadas, justo por donde teníamos nuestra trazada… y también la suya.

Pude esquivar el golpe frontal y fuimos a impactar por debajo del depósito de gas-oil, quedando absolutamente enganchados en el y con el fluido del “contrincante” por las piernas… La primera observación, ver si estamos los dos ok, darte cuenta de la situación y reaccionar. Joan quedó un poco tocado por el golpe –fue un batacazo fuerte– y no acababa de reaccionar, el gas-oil estaba cada vez más presente y algunos chispazos animaban la situación… Todo muy curioso…

Los pilotos del camión, creo que un Mitsubishi, salieron por el parabrisas delantero –que no se rompió– y también se quejaban. “Joan, ¡¡que esto prende fuego!!”, fue la única manera de poder reaccionar y salir –por su puerta– del fabuloso Sierra “muleto” de Mike…

Cuando pudimos asistir a todos y ver que nadie –por suerte– se había hecho daño, empezó el show… Los amigos del camión empezaron a ponerse animados, sus compañeros del pueblo, a 500 metros del siniestro, llegaron, y la Policía también. Con aquel portugués cerrado y enervado uno del barrio antiguo de Andorra poca cosa podía entender, a no ser por los gestos de poca amistad, idioma universal.

Mientras tanto, Mia y Pep iban haciendo el rally, sin ninguna indicación del estado de los tramos… y Mike Taylor llamando… ¿Donde estáis? ¡¡Todo iba muy bien!! La cosa se animó tanto, que en el tiempo que tardamos en ir a buscar una rueda del Sierra con su palier barranco abajo, la Policía ya nos reservaba lugar en el furgón. Solo hubo tiempo de avisar a una grúa, a Kini y a “Sidru” y a la prisión…

Llamar, explicar, convencer… nada de nada, hasta que conseguimos que entendieran lo que había pasado… Firmar documentos de difícil explicación, hacer mil y un dibujos en un papel en unas horas… y por fin, todo entendido, con unos anoraks y camisas de Ford y un par de gorras de recuerdo ¡al fin libres!

Pudimos proseguir el rally como pudimos con un Corsa de alquiler, moviendo cielo y tierra con Kini, Joan y “Sidru”... ¡¡Qué grandes compañeros!! dando un “servicio mínimo” a nuestros pilotos. Mike Taylor enfurecido por todo y nosotros también, por haber sido parte activa de este jaleo. Mia y Pep, como unos campeones, lo que son.

Ningún problema –mil gracias–. Un collar en el cuello, un poco de sangre y un recuerdo entrañable, sobre todo porque pudimos celebrar juntos el resultado de Mia y Pep en Portugal, el séptimo lugar a pesar de algunos problemas técnicos. Merecido gran resultado, ¡¡grande como ellos!! Mike Taylor ya no me llamó más para saber donde estaba… normal.

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