Competición vivida: Mi segundo año loco (1) 



Por Màrius Llongueras.

Madrugada de domingo, pero negra noche todavía, en el trozo más estrecho de Coll de Bracons (y con los barrancos más hondos). La cantilena de las notas se interrumpe con un grito del Sema: “Osti, ¡¡que burro soy!!”. Levanto los ojos para vivir la décima de segundo más bestia. El coche bloquea las ruedas y va directo hacia un árbol, de máximo 10 cm de grosor... Antes de tocar el arbolito, el morro del coche empieza a bajar barranco abajo, para pararse dulcemente apoyado en dicho arbolito por el medio del capó, pero inclinado hacia delante unos 70 grados... Tanto en el medio estaba que después de las preguntas de rigor (¿estás bien? Te has hecho daño?) de apagar el desconectador y desatarnos, al abrir una puerta el coche empezó a inclinarse. Tuvimos que salir los dos al mismo tiempo. Un buen número de contorsionismo...

Después de la locura del año 1980 (21 pruebas, tres campeonatos muy diferentes entre ellos, cambio constante del asiento de la derecha al de la izquierda), 1981 se presentaba en principio mucho más tranquilo. A lo largo de la temporada se iría complicando y casi acabaría igual que el anterior, con “solo” 17 rallys. Fue mi segundo año loco. A comienzos de 1981, el panorama era el que sigue…

De rallys todoterreno, nada de nada. Motor Ibérica ya no convocó su campeonato (Jeep Cross ó Gran Cross), que no interesaba a Nissan, nuevo propietario. Cuando pusieron en marcha los Patrol ya habían irrumpido los Rallys-Raid, que eran otro concepto, y sobre todo habían pasado tres años.

La FEA, todavía no Real, intentó rectificar algunos de los puntos más polémicos de su P.P.R. Ya se hacían los rallys enteros y se eliminó la limitación a 25 años. Esto hizo, por ejemplo, que en Masterdiesel los coches los pudieran llevar sus propietarios, como Jordi Ballesteros o Joaquín Reyes, y se acabó el trapicheo de alquilarlos a la juventud como Pere Morera o yo mismo. Al mismo tiempo en “can Talbot” (Simca) añadieron el Horizon a la lista de coches disponibles mientras la Seat olvidó miserablemente sus carracas, perdón, Ritmos. Quedaba claro que el ganador del Desafío sería también campeón del P.P.R. Pero, siempre hay un pero, el tema costes se vio incrementado al hacerse los rallys enteros y un mayor número de ellos, incluyendo el costoso viajecito a las Islas Canarias, donde se corrían dos pruebas. Con las finanzas agotadas no me vi con fuerzas de repetir la jugada del año anterior y pedir un préstamo.

¿¿Y el Zanini Racing?? Era una buena opción. La más económica sin duda, y más cuando se disponía de un 850 Especial, con alguna pequeña mejora (frenos con Necto 007, amortiguadores más duros, tubo de escape 1 mm más gordo, volante Nardi de pequeño diámetro y dos Oscar Cibié). Pero resulta que con una pandilla de amigos nos habíamos inventado un rally en los alrededores de Montserrat, con centro en Collbató, donde uno de ellos tenía una casa y, sobre todo, contactos. Buscamos la manera de encajarlo en el Zanini Racing, y así creamos una escudería, el Autogrup Scratch, y nos asociamos con la Escudería Badalona de Jordi Ballesteros.

Muy bien, pero si yo organizaba el Rally Collbató no me parecía ético correrlo, con lo que renunciaba a una posible puntuación (bastante complicada, por cierto) y con un campeonato con solo seis pruebas, que puntuaban todas, se me reducían bastante las posibilidades de quedar bien. Así, para mí, el ZR quedó en el papel de divertimento, como el año anterior.

Así pues tuve que buscarme la vida para seguir corriendo en el asiento de la derecha. En julio de 1980 habíamos hecho el Critèrium del Vallès con Josep Maria “Sema” Galadies, donde ganamos la clase con el pequeño 127-1010. Me propuso que le copilotara el año entero, ya que quería luchar por el Volant RACC con un FL-82. Nos lo tomamos muy en serio y para hacer manitas con el coche, muy diferente al 127, aceptamos el ofrecimiento de Paco Crous para hacer de ouvreurs del Stratos de Eddy Balcázar-Joan Martín en el Rally Costa Brava. Fue una buena experiencia y un curso acelerado de FL. Así, además de reconocer unas cuántas pasadas a cada tramo (no había limitaciones en aquellos tiempos) y desarrollar un nuevo sistema de notas (pasar de las tradicionales marchas al sistema de números, imitación Zanini) nos empezamos a interesar por quién teníamos que controlar, es decir los rivales de la clase grande del Volant RACC, entre los que destacaban, y mucho, Aman Barfull con Josep Autet. Los demás, una incógnita que empezaría a aclararse al final del primer rally.

Empezamos pues el Montseny-Guilleries intentando controlar al Barfull y al Autet, ellos con el 51 y nosotros con el 52. En La Roca nos sacan 7 segundos. Normal, están en su casa. En Collsaplana nos sacan 9 más. Sorpresa: en Osor los ganamos por 11 y quedamos a solo 7... En Les Serres nos recuperan 5. En Les Encies les sacamos 7 y quedamos a solo 5 segundos. En el Coll de Bracons los vemos delante nuestro ya llegando a Sant Andreu de La Vola. ¿Han sufrido un trompo? A final de tramo les sacamos 43 segundos y quedamos delante por 38. En el segundo Collsaplana los vemos parados en las rectas de Sant Sadurní d’Osormort. Siguen y les sacamos 1 minuto 48. ¡¡Estamos delante por 2:26!!... En Coll de Revell se retiran.

Media parte que aprovechamos para controlar a los otros rivales. Resulta que los segundos en aquellos momentos son los debutantes (FAE) Borja García-Nieto copilotado por una futura estrella de la F1, Luis Pérez-Sala, que están 2’27” por detrás. Retomamos el rally con la intención de ir con suavidad, sin atacar demasiado: La Roca, Osor, Les Serres y Les Encies. Las diferencias van aumentando y ahora tenemos los segundos clasificados a 3 minutos 30 segundos. Y llega el fatídico Coll de Bracons, donde nos lo tomamos con tanta calma que al final Sema se desconcentró y no escuchó que yo le decía que la curva se cerraba al final. Y yo mismo no supe verlo con tiempo para hacérselo ver.

Decepción brutal, como podéis imaginar, y más cuando al sacar el coche con la ayuda de Chema González, que nos estiró con su FL, comprobamos que el coche no tenía nada de nada, ni un faro roto (!). Ya en casa, al mirar con más atención los tiempos de los tramos, vemos que con los sencillos P6 obligatorios en el Volant estábamos haciendo tiempos comparables a los de los mejores FL con ruedas racing. No pudimos en toda la noche con Alfons Marcos y Francesc Bofill, pero grandes pilotos como Joan Carles Mach con Josep Colomer, o Andreu Ylla con Josep Maria Riuró quedaron por detrás en algunos tramos. Especialmente espectaculares serían las dos pasadas por Osor. En la primera 13è scratch y en la segunda, de madrugada y muy helada, ¡¡10º scratch!! ¡¡con P6!!

Tocaba ahora ir al Lleida, con un bucle de cuatro tramos con epicentro a Solsona. Ahora ya sabíamos a quién teníamos que controlar de cerca y teníamos cierta idea de nuestras posibilidades. La primera vuelta a Coll de Jou, La Pedra i la Coma, La Mina y Navès sirvió para fijar posiciones, nosotros segundos a 43” de Aman y Josep, con Rius y Rovira siguiéndonos a 48” y todos los demás a bastante más de un minuto. Empieza la segunda vuelta y seguimos aumentando las diferencias, pero en La Pedra i La Coma se rompe la barra Panhard. La carrocería iba por un lado y el puente del detrás por otro... Sniff, sniff. En la exigua asistencia que teníamos en Sant Llorenç de Morunys no pudimos arreglarlo y nos hizo falta hacer La Mina y Navès en estas condiciones.

En el parque de trabajo por fin nos pudieron soldar la dichosa barra y en la última vuelta salimos absolutamente a saco, a ver cuánto podíamos recuperar. Mejor tiempo en cada uno de los tres primeros tramos, aunque no ganábamos posiciones. Último tramo, todavía más a saco. Faltaban cuatro curvas, una izquierda, dos derechas y la izquierda de la llegada. En la primera izquierda resbalamos ¡¡y nos fuimos al prado!! Pudimos salir rodando por el mismo prado y salir por la última derecha. Otros 8i minutos perdidos. El resultado fue malo, pero no tanto. Cuartos de la clase grande del Volant. Para puntuar tienes que contar con los propios resultados pero también con los problemas de los demás.

El siguiente rally era el Girona, que resultó bastante pasado por agua. Cinco tramos a hacer tres veces: Sant Grau, La Talaya, Romanyà, La Ganga y Santa Pel·laia. La bajada de la Talaya, resbalaba como el hielo. En el primer pase hicimos un trompo del que nos costó mucho salir, perdiendo mucho tiempo: 2 minutos 29 segundos respecto a Aman y Autet. En la segunda también cayó un trompo pero salimos más ligeros. Solo 1’35”. Por fin en la tercera hicimos el tramo entero y solo nos sacaron 9 segundos, lo que me hizo emitir un grito de alegría cuando Josep me dijo su tiempo. Por la cara que pusieron no lo entendieron (y no me extraña). En el resto de tramos nos colocábamos segundos. 18 puntitos al saco.

Vamos hacia el Osona, de nuevo en casa de Aman, mentalizados para hacer segundos otra vez, a la espera de algo mejor, que nunca se sabe. Y otra vez un bucle de cinco tramos a hacer tres veces: La Trona, La Costa dels Gats, Prats – Olost, Romegats – Espinelves – Viladrau y La Roca. Primer tramo, en una de las primeras curvas nos encontramos parado a mi derecha a Aman y Josep. Después podrán seguir y les sacaremos 2 minutos 28 segundos. Guillem Codina también iba enchufado y nos saca 9 segundos. Un Aman desbocado nos empieza a recuperar y después de la segunda pasada por La Costa dels Gats ya estaba delante ¡por 2 segundos! ¡Chapeau bas!

En el segundo paso por Romegats, después del Coll del Buc y ya llegando a Espinelves, en aquellas zonas rápidas que hay, el motor explotó miserablemente... Presupuesto agotado, y con una reparación muy cara que hacer, nos planteamos dejar correr la lucha por el Volant, que era muy igualada con Aman. En algunas subidas Sema lo ganó, como también en Calafat...

2º capítulo: Miércoles, 12 de julio de 2023

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