Por Màrius Llongueras.
El Desafío no paraba y para primeros de octubre se me ofreció pasar unos días en Canarias, donde se hacían dos rallyes seguidos en una semana. Como me había quedado sin trabajo, me lo podía permitir. Primera sorpresa, agradable esta vez, no iría con Ballesteros sino con Xavier Juvanteny, con el Horizon GLS del Zanini Racing. Segunda, yo marcharía de Barcelona en tren con dos coches a mi cargo: el Horizon y el 1200 de Ballesteros. Barcelona-Madrid Chamartín, cambio de estación en Atocha y Madrid-Cádiz. Allá subiríamos al barco hacia Las Palmas de Gran Canaria. Total, dos noches en tren y otras dos en barco, que fueron tres porque se averió uno de los motores del barco. Llegamos muy tarde y con el tiempo justo de entrar los vehículos en el parque cerrado. Y yo sin entrenar, está claro.
No hice un buen Rallye El Corte Inglés, lo reconozco, desquiciado como estaba por falta de sueño y angustia al haber estado encerrado dentro de una carraca donde no se podía hacer nada, aparte de beber como un cosaco, cosa que no me emociona nada, o jugar al casino, que me emociona todavía menos, y escuchar la canción (?) de los pajaritos de María Jesús y su acordeón... Nunca más me veréis en un crucero. Bien, el rally en si no fue mal del todo. Hicimos segundos detrás del “Pelos” y Boto y delante de Ballesteros, que llevaba a Pepe Marco de copi.
Lunes por la mañana cargar otra vez los coches al barco y viajar hasta la isla de al lado a correr el Rallye Isla de Tenerife. Como que aquí sí pudimos reconocer bien, y además llevábamos fotocopias de los papeles de Antonio Zanini, que bajó con un Talbot Horizon grupo 5, pues nos fue bastante bien. Intensa pelea con el “Pelos” toda la noche hasta que rompieron. ¡¡Ganadores del Desafío!! Mereció la pena, todo ello. ¡¡Que bien y que tranquilo se iba con los papeles de Jordi Sabater!! Una grandísima experiencia.
Anécdota curiosa: Uno de los tramos se neutralizó por un accidente. Las salidas, paradas, y los 80 metros hasta el punto de salida se atiborraron de coches que ya habían pasado el Control Horario. Cuando llegamos había cola ya antes de llegar a la mesa del control y un maremágnum de copilotos peleándose con los inexpertos oficiales, que no querían coger los carnés si no tenían el coche delante. Con un par de copilotos peninsulares cogimos mesa, reloj y controles y los bajamos hasta donde teníamos los coches, y así libramos los carnés en hora. Esto es lo que decía el reglamento de entonces, ¡¡que caramba!!
La vuelta a Barcelona la hicimos en avión. Los coches fueron embarcados en un contenedor de Frigo Lines, que nos gestionó un amigo canario de Jordi Ballesteros, y los recogimos 10 días más tarde en el puerto de Barcelona.
Pero antes del viaje a las islas había corrido el Critèrium del Berguedà con Joan Lencina y su 127-1010. Joan, ganador del Trofeo FAE de 1980, iba copilotado aquel año por su hermano Joaquim, pero tuvo problemas de salud y me avisaron a mí. Joan formaba parte del círculo de Jordi Ballesteros y corría con sus notas, aunque procuraba reconocer todo lo que podía. Fue un rally sin incidencias destacables para nosotros con tres tramos muy rápidos: Gaià, Vilaredes y Cardona-Montmajor y La Guardia. Todos estos los hacíamos tres veces. Gironella-Casserres lo hacíamos cuatro y la exótica subida al Santuario de Queralt solo la hacíamos una vez.
Precisamente en el tramo de Gaià, en una zona rapidísima, vimos al fondo un coche despeñado y una persona que nos hacía señales delante de él. Era el 127 de nuestros amigos Manel Muntaner y Juanjo Serrano y el que hacía señales era Serrano. Nos paramos porque una persona como él no habría hecho señales así si la cosa no fuera grave. La conversación fue muy breve: “Manel está jodido, haced que venga la ambulancia”. Salimos escopeteados y en el Stop avisamos de que la cosa era grave. Y si que era grave: Muntaner estuvo mucho tiempo jodido, una larga recuperación física... y nunca más carreras. Una lástima.
Lo que tenía que ser solo una sustitución puntual tuvo prolongación en el Rally Cataluña y en el Invierno, el último de la temporada. En el Cataluña, que ya era Campeonato de Europa, salimos muy conservadores porque era una prueba muy larga y dura, con unos tramos larguísimos, y la consumación del Volant RACC. Rally tranquilo y al final la segunda posición de clase del Volant. La única emoción fue cuando nos avanzó en pleno tramo ¡¡un R8!! Era un chico del cual yo no había oído hablar nunca pero que tiempo después se convertiría en uno de los grandes: Pep Bassas.
Repasando las clasificaciones de los campeonatos en aquel momento nos dimos cuenta que había un Campeonato de Cataluña de Clase Primera y que si hacíamos cuartos de clase en el Rallye de Invierno recogeríamos los puntos que hacían falta para ganarlo. Dicho y hecho. Toda la noche peleándonos y objetivo logrado.
Queda para comentar el Rallye 2000 Virajes, una prueba especial para mi porque fue el primer rally que corrí en 1972, y siempre le he guardado un aprecio especial. Xavier Girbau estaba haciendo aquel año la Copa Panda, que siempre tenía muchos inscritos y donde todos iban con el cuchillo en la boca. Aquí, por ejemplo, se inscribieron Josep Mora, con Llorenç Camprubí; Joan Franquesa, con Xavier Montañola; José María Segura (subcampeón del Volant RACC de 1980); Roland Holke (futuro campeón de la Copa Panda en 1982); Marcel·lí Boy, copilotado por Joan Molinera; César Argenta, que aunque estaba inscrito con Joaquín Verdegay participó con Juanjo Moya; Xavier Girbau, conmigo; Dani Prat, con Josep Autet (a pesar de que al final éste corrió con Zanini); Camil Torra y Josep Arqué, todos gente que ya hacían “tronar y llover” o que lo harían en poco tiempo…
Así pues, se tenía que preparar muy bien este rally largo y complicado, donde tendríamos que hacer 20 tramos diferentes: Pont de Vilomara dos veces; Collbató también dos; Sant Mateu y Vilaredes, tres paseo y el resto dos veces, Estenalles largo, Rellinars, Vacarisses, Montserrat y Viver. En total 200,2 km de tramos por 672 km de rally. Nada mal para un Campeonato de Cataluña... Toda esta preparación nos duró exactamente dos kilómetros y medio. En la última paella de Pont de Vilomara, Xavier puso el coche en dos ruedas... y saltó un muelle de válvula... Pues eso: ¡listos y para casa!
¿Y ahora que? En la hora del balance tenemos que sumar muchas decepciones este año 1981, pero en el otro plato de la balanza queda la satisfacción de haber contribuido, aunque sea modestamente, a ganar el Desafío con Xavier Juvanteny y al tercer lugar en este mismo Desafío junto a Jordi Ballesteros. También contribuí a ganar el Campeonato de Cataluña de Clase Primera con Joan Lencina y al octavo lugar del Volant RACC con el propio Lencina, y el undécimo lugar de Josep Maria Galadies “Sema”. Personalmente quedé sexto de Navegantes en este mismo Volant RACC. En el Campeonato de Cataluña de Copilotos solo hice el 25º.
Y, finalmente, sorpresa: cuando los compañeros de la BRC regresaron del Rally de Andorra, debía de ser sobre el mes de mayo de 1982, me trajeron las clasificaciones del Campeonato de Andorra, en el que puntué sin saberlo en el Lleida, el Berguedà y en el Cataluña. Total, 13º lugar. Una bonita placa de metal sobre madera me lo recuerda. Curiosamente empatado a puntos nada menos que con Josep Autet.
Post scriptum
No puedo dejar de remarcar la figura de Joan Josep Lencina, un chico del barrio de Canyet de Badalona. Solo corrió dos años, y ganó un campeonato cada año: El Trofeo FAE en 1980 y el campeonato catalán de Clase 1 en 1981. Siempre con su fiel Seat 127-1010. Siempre con los lógicas precauciones, un golpe o una rotura de motor significaba dejar de correr por falta de dinero (como tantos otros, por otro lado). Un piloto muy seguro, pero que cuando hacía falta sabia apretar. ¡¡Y conozco pocos que hayan ganado todos los campeonatos que han corrido!!
© Màrius Llongueras i Pié
Julio 2023
JAS Info Service