Por Raymond Blancafort.
Me ha invadido la nostalgia. Buscaba un dato de hace ¡cuarenta años! y me topé con un pequeño artículo, casi una nota… que inmediatamente activó el ‘baúl de los recuerdos’, ese rinconcito de lo que Joan Manuel Serrat definió como “esas pequeñas cosas que nos recuerdan tiempos de rosas y hacen que lloremos cuando nadie nos ve”. ¡Tenía, tiene, toda la razón!
“Se llaman “La Frizione Alegre” y son el grupo más amante del deporte del motor, concretamente de los rallies. Gente de diferentes escuderías que siente dentro, muy adentro, la “visión” del deporte del motor.
Gente que no mide la valía solamente con el frío cronómetro, con el dictador segundero, sino que valora positivamente el “arte” de conducir, el pilotaje. Gente que ama el ambiente, el espectáculo, la improvisación, la tertulia e, incluso, la amigable discusión.
“La Frizione” es algo diferente, un espíritu a la vez nuevo y reencontrado de todos aquellos que saben valorar el disfrute del deporte por el deporte, de la participación por el mero placer, de hacerlo… siempre intentando a la vez dar lo mejor de sí mismos. Pero sin pretensiones, sin creerse los reyes del mundo y conocedores de sus propias limitaciones.
Para los “afrizionados” sus ídolos son claros. Tienen su propio campeonato, según los puntos que ellos mismos otorgan a los pilotos a tenor del espectáculo que ofrecen.
Salvador Servià fue el año pasado el campeón indiscutible; detrás, “Mingo” García y Toni Rius protagonizaron un tremendo duelo. Algunos pueden tacharlos de ‘folclóricos’, de anécdota marginal, de poco serios. Pero, ¡que la fiesta no decaiga!, Mientras el deporte del motor tenga duende, siempre habrá movimientos así. En cierta forma, son la mejor prueba de que este deporte seguirá vigente precisamente con esta “La Frizione Alegre”.
No he querido cambiar nada –bueno, salvo que en original escribí Frizzione, con dos zetas. Esto fue publicado el 19 de agosto de 1985. No vale la pena cambiar una coma. Hoy, hay pocos como ellos, hay más fans de un piloto o de una marca –muchos más de los pilotos– y menos amantes del deporte.
Chicos –habrán pasado los años físicos, pero las emociones siguen vigentes– ¡os echo de menos! A vosotros y a muchos más. De cuando las escuderías se reunían en una cena semanal, acudíamos a César Augusto o al Mandri y sabías que siempre ibas a encontrar alguien con quien charlar. O los atardeceres en Casa Armangué.
Me siento orgulloso de haberlos vivido y de haberos conocidos. ¡¡Un abrazo!! Carles, Màrius, Sasplugues, la desaparecida prematuramente Montse Garreta, su hermano Oriol, etc. etc.
Raymond Blancafort Costas
22 de octubre de 2024
JAS Info Service