Por Antonio Arderiu.
En sus inicios, eso que llamamos rally era una modalidad aventurera del automovilismo. No tan técnica ni tecnificada como el circuito, pero atraía a pilotos que buscaban más la improvisación, lo desconocido, la variedad, el tener que espabilarse, que no la milimétrica sofisticación del circuito donde no hay lugar para la improvisación ni la sorpresa y donde cada movimiento está previamente medido y calculado. A mí me gusta el Volcans porque me devuelve a esa época. Tiene de todo como en botica: tramos rápidos, tramos lentos, tramos sencillos, otros más complicados, encantamientos… y acabarlo es ya una aventura en sí mismo.
Nos apuntamos con la versión sport de un John Deere, el Zastava 101. Esta vez, a la barra estabilizadora se le había añadido un volante nuevo (más pequeño que el original roscón de Reyes), una cremallera de dirección nueva, pues la otra había quedado “tocada” postCosta Brava, y también zapatos nuevos. Poco a poco, el pequeño Zastava va mejorando sus cualidades dinámicas, mejoras de las que es autor Luis (Góngora), que es el que entiende. Yo, con conducir poco y mal, ya tengo bastante. Y divertirme, que para eso estamos.
Este año no hacía el frio glacial de la pasada edición. No era para ir en shorts pero se podía aguantar. Probar la PKRS del Monte-Carlo y ya. Ello nos quitaba la duda del hielo que encontramos el año pasado. En la salida estábamos todos los habituales de esta juerga: Juan Pedro García (Citroën AX GT), David Garrigolas (VW Golf GTI), Esteban Munné (VW Golf GTI), Pepe López (Porsche 944), Carles Bracons (Peugeot 205 GTI); el equipo de Garatge Internacional, con Josep Mª y Jana, Ramon y Roser; Carlos Puigcerver (Morris Oxford), etc. etc. Y, cómo no, las gentiles Tere Armadans y Anna Vives. Competíamos en la categoría de Históricos, en la que figuraban Tere y Anna, con su Golf GTI; Santiago Salto y María Herrero, con su 124 Especial; Sergi Juvanteny, con un Datsun 280-Z; Ramon Pigem, con un Porsche 914/4; Jordi Nueno, en un Seat 127; Joan Bermejo, con su Renault 12 S; y Josep Colomer, con un Authi Mini 1275.
El primer TR, bastante cerca de Olot, yo creo que era para disimular. Buena carretera, sin demasiadas complicaciones y con una media correcta. En nuestra categoría fue vencido por Tere, con unos admirables 12,2 puntos. Ya no perdería un solo tramo. Nosotros hicimos 33,3 puntos, que significaban el 4º de nuestra categoría, lo que también sería nuestra tónica a lo largo de toda la prueba.
Del primero al segundo TR había un no muy largo enlace que nos acercaba a Girona y, de hecho, la sobrepasábamos, para irnos a la zona de Vilademuls. El segundo tramo era de la misma tónica que el primero, es decir, para ir calentando. Y acabó como el primero, con el VW de Nenas Team en primera posición y el Zastava en cuarta, ya con 51,7 puntos acumulados.
Del segundo al tercer TR nos movíamos hacia la zona de Banyoles, en un lugar lleno de segundas residencias. El tercer tramo ya tenía algo más de “salsa”, pues estaba trufado de “encantamientos”. Más bien era todo él un encantamiento, con cruces variados, cambios de media constantes y todo lo que se puedan imaginar. Llegó un momento que le dije a Luis: “¿estás seguro de que es por aquí? es la tercera vez que pasamos…”. Y recuerdo también una casa con una señora de apariencia nórdica y tres niñas mirando que, a la tercera vez que pasamos, ya nos saludaban como si fuéramos de la familia. Si llegamos a pasar una cuarta vez nos presentan a los suegros. En definitiva, ¡¡¡la p… un lío!!! Aquí, creo que más de uno se debió hacer un “recto” porque encontramos a varios participantes, que se supone que no debíamos encontrar por el orden de salida. Total del tramo, vencido por Tere Armadans con 14,1 puntos, fueron 40 puntos de nada y continuar cuartos de la categoría.
Un último tramo mañanero nos llevaba a Meliana, donde estaba previsto el Control Horario y un tiempo de aprox. 50 minutos previos para descansar. El tramo no tenía excesivas complicaciones, salvo un encantamiento final por un camino, símil asfalto, que discurría al lado de la carretera general y en el que, justo al final, había un coche de la Policía Local, que vimos que dudaban entre pararnos o no, así que gas y salir pitando. Nos cayeron 25,2 puntos, continuando los cuartos de la categoría. Las vencedoras hicieron unos envidiables 7,3.
Un rato de descanso en el polideportivo de Meliana nos permitió comer algo y contarnos batallitas con los colegas, siendo el comentario generalizado que la prueba, encantamientos aparte, era muy cómoda y relativamente sencilla. ¡¡Es que no aprenderemos nunca!!
Y vamos a por los de la tarde. El Volcans tiene la particularidad, que no acabo de memorizar, que lo que por la mañana es pasar el rato, por la tarde se convierte en llanto y crujir de dientes, ¡nada que ver! Además, cuando salimos del Control Horario se veían en lontananza unas nubes más negras que sobaco de mono, que amenazaban lluvia. Pero, salvo algunas gotas subiendo por el tramo 12, quedó en una mera amenaza.
El TR 5 arrancaba casi a las puertas del Control Horario, a escasos 600 mts. Lo superamos honorablemente incluso con la modorra post comida: 27,8 puntos y a seguir defendiendo la posición mientras Tere y Anna hacían 6,9 para nuestro bochorno.
Luego ya nos íbamos a la zona de Maçanet de Cabrenys (Demasiado Limpio de Cabritos, en castellano) empezando por Darnius, el pantano de Boadella d’Empordà, etc. El TR 6 era un tramo sin mucha dificultad que nos dejaba en Boadella y en el que penalizamos 10,9 puntos, mientras las vencedoras hacían unos esplendidos 3,7.
El siguiente tramo TR 7, por los alrededores del pantano, nos dejaba en Darnius, tras un trozo bastante llano y rápido. Aquí marcamos 13,5 puntos mientras que las damas del VW hacían 6,9 envidiados puntos.
Y, ahora, la cosa ya se empezaba a poner interesante. TR 8 Darnius, con encantamiento en medio del tramo y 18 km aprox. Lo bueno de este encantamiento es que, como se repite en muchas pruebas, ya te lo sabes de memoria y, si el copi no te lo advierte (porque casi no se ve), que no fue nuestro caso, tu ya estas al loro y no se te pasa. En este tramo tuvimos un pequeño problemilla con los instrumentos de medida, yendo a ciegas durante unos cuantos km pero, afortunadamente, lo pudimos solucionar. Precisamente la viñeta final del encantamiento fue la que nos permitió verificar la corrección del Blunik. Pero, con tanta juerga, penalizamos 40,3 puntos mientras las ganadoras tan solo penalizaron 7,5.
El tramo TR 9 era el más corto de la prueba, apenas 4 km. En subida revirada, con mucha humedad pero asfalto bueno. Sin problemas, cuidando las dichosas luces. Acabamos con 6,6 puntos y muy satisfechos. Las damas hicieron unos sorprendentes 1,4 puntos.
Nos enfrentamos entonces al tramo TR 10 que, para mí, era parte del TR7 pero al revés. Cuando estábamos por salir, el Director de prueba nos dio el road book de los siguientes tramos, con una sonrisa que no presagiaba nada bueno. El tramo era revirado pero con buen piso y sin excesivas complicaciones. Nos cayó alguna gota, pero nada importante. Acabamos con 9,8 puntos mientras las vencedoras hacían, para nuestro sonrojo, 1,2 puntos.
Y, como dice la película, empieza la gran juerga…
(Seguirá mañana)