Caldes de Malavella pudo albergar el Circuit de Catalunya, estuvo en un tris… hoy tiene un campo de golf pero allí se disputó un tramo del Criterium Montseny-Guilleries de 1979.
Por Raymond Blancafort.
Dos noticias de estos días llamaron la atención y alumbraron algunas ‘alarmas’ del pasado. De una parte, Salvador Servià nos hizo saber a los amigos que iba a ser el pregonero de la Fiesta Mayor de Pals (*). De otra, que en mayo de 2031, la Ryder Cup, una de las competiciones más prestigiosos del mundo del golf, se disputará en Caldes de Malavella, en el hoy denominado complejo Camiral.
Salvo que muchos pilotos de elite juegan al golf habitualmente –Nigel Mansell llegó a jugar como profesional y Juha Kankkunen acortaba días de test y reconocimientos para acudir al campo más cercano, por poner dos ejemplos de campeones del mundo, de F1 el primero y de rallies el segundo– pocos encontrarán a priori un nexo. Salvo los, como yo, muy veteranos.
Y es que el campo de Caldes donde se jugará la Ryder Cup está ubicado en lo que en su día fueron unos terrenos comprados por el RACC como posible ubicación de un circuito, el que hoy, denominado Circuit de Barcelona-Catalunya, disfrutamos en Montmeló.
En realidad, el nexo es más profundo que esta simple coincidencia. La familia Servià era entonces copropietaria de una empresa constructora, Servià-Cantó, y el propio Salvador, con ayuda de algunos operarios, trazó en este terreno lo que podía ser el ‘layout’ –como dicen ahora– de la pista, con una gran recta y una zona virada, de curvas enlazadas y rápidas. Lo hizo sin allanar el terreno, sólo a modo de ‘maqueta de prueba’. Los desniveles eran importantes, tanto que los saltos eran especulares. ¡Ríanse del salto de Fafe del Rally Portugal! Y sobre todo del famoso tramo finés de Ouninpohja, un tramo de 24 km que encadena salto tras salto para gran contento de rabadilla, columna y cervicales de los pilotos.
Este improvisado tramo, de unos 4 kilómetros y muy ancho, fue elegido por el RACC para un Criterium Montseny-Guilleries, el de la edición de 1979, que corrí junto a Xavier Brugué y su Seat 1430-1800. Abandonamos por un problema eléctrico. La especial abría carrera, con dos pasadas por la misma, cada una de dos vueltas, es decir 16 km de tierra, un 10% de los kilómetros de especiales de la prueba. Finalmente ganaron Jorge de Bagration–Núria Llopis (Lancia Stratos HF) por delante de Claudi Caba–Joan Aymamí (Porsche 911 Carrera 2.7) y Beny Fernández–Jordi Sabater (Fiat 131 Abarth).
Casi una década después, en 1987 y no muy lejos de allí, Paco Gutiérrez, alma de la Escudería Girona, puso en marcha el circuito de Sils, dedicado al autocross y rallycross, que albergó pruebas del Europeo de ambas disciplinas.
En todo caso, el proyecto del Circuit de Caldes estuvo parado mucho tiempo. Había discusiones sobre si el circuito debía hacerse allí o más cerca de Barcelona. El RACC puso en marcha dos comisiones, una en Barcelona y otra en Girona. Los resultados de ambas comisiones no pudieron ser más dispares. Desde Barcelona se señaló que el trazado de Caldes causaría una perdida anual de 28,5 millones de pesetas –cantidad que en aquel entonces era espectacular–, mientras que una ubicación cercana a Barcelona, a unos 30 km o por ahí, arrojaría 9 de beneficio. En Girona las cifras se invertían, jugando con el turismo de la Costa Brava y otros temas, y pensaban que el trazado de Caldes arrojaría 9 millones de beneficio y el de Barcelona perdería 25 millones.
A finales de los años 70, el RACC ya tenía una maqueta del proyecto del circuito de Caldes de Malavella que mostraba a las autoridades cuando tenía oportunidad de hacerlo. Durante el Salón del Automóvil de Barcelona de 1978, Salvador Fábregas la mostró orgulloso al que fue primer presidente de la actual Generalitat de Catalunya, Josep Tarradellas i Joan, junto con otras autoridades. Tarradellas vio la maqueta expuesta, interesante trazado, con tres o cuatro variantes, hecho por el estudio de arquitectura Tato-Nogué. Jaume Nogué era gran aficionado al motor y miembro destacado del Real Moto Club de Catalunya.
Entre las reuniones más serias para apoyar el proyecto está un acto celebrado en 1979, al que asistieron los pilotos Luigi Villoresi y Claude Leguezec, en aquellos momentos miembros de distintas comisiones de la FIA, así como Paco Godia y diversas autoridades locales, eso el mismo año que se disputó el tramo antes citado del Criterium Montseny-Guilleries. También consta que el piloto francés Jacques Laffite hizo una visita a los terrenos.
El proyecto tardaba en arrancar y años después el diputado socialista por Girona, Daniel Tarradellas –creo que, además, era alcalde de Les Preses–, elevó al Parlament una proposición “no de ley”, instando a la Generalitat para que pusiera de acuerdo a las partes implicadas y Caldes fuera el emplazamiento prioritario, cosa que Macià Alavedra, conseller de Governació de la Generalitat, aceptaba aunque matizando que no era definitivo.
Un día, el citado Jaume Nogué recibió en su despacho un sobre y dentro del mismo estaban unos planos topográficos. Eran de unos terrenos situados entre Montmeló y Granollers, propiedad del Consorcio de la Zona Franca. Y así fue de repente, como de la nada, que surgió la ubicación ganadora, la del actual Circuit de Barcelona-Catalunya.
© Raymond Blancafort Costas
29 de julio de 2025
JAS Info Service
(*) Pregó de la Festa Major de Pals, a càrrec del pilot Salvador Servià, a les 18:30 hores del dimecres dia 30 de juliol, al balcó de l’Ajuntament.