Por Federico van der Hoeven, con la colaboración de Josep Autet.
Federico se ha ido, lejos, a otro país. En el texto nos cuenta dónde y por qué. Se fue la pasada semana y ya está ubicado en su nuevo destino, a 8.000 km aproximadamente en línea recta. Van der Hoeven demuestra de nuevo que es un hombre valiente, con capacidad de decisión y voluntad para llevarla a cabo. Un tipo consecuente. Lo hizo en aquellos años de competición y periodismo, y volvió a hacerlo cuando en 1977 se encontró en un callejón sin salida y arrancó un camino lejos del motor, completamente distinto, pero que supo culminar con gran éxito. Y en 2025, a los 74 años, inicia una nueva etapa que al que esto escribe le llena de curiosidad y sorpresa. Por eso, Federico y un servidor nos encontramos una semana escasa antes de que partiera para hablar de todo un poco. Ese es el resumen que puedo ofrecer (Josep Autet).
FvdH: “Hace relativamente poco tiempo tuve un accidente tonto de verdad: me cayó la moto encima estando parado y estuve cerca de 10 meses seriamente incapacitado. Ya con anterioridad al relatado incidente, o sea hace un par de años, empezó a rondarme por la cabeza llevar a cabo un cambio de vida y de horizontes. Toda esta inconsecuente actitud de los actuales dirigentes y políticos incapaces de Occidente, solo dedicados a producir unos aspavientos absurdos y cargantes, me han llevado a una decepción y hartazgo tal que me apetece cerrar este capítulo y encarar en cierta forma otro más sereno.
Además, es difícil sobrevivir decentemente aquí con un diferencial de precios tan exageradamente perjudicial entre los salarios que se retribuyen por el trabajo y el coste real de la escalada de precios que tiene el consumo. En resumen, la vida resulta muy cara en España y las retribuciones son, proporcionalmente, cada vez menores, por lo que todos nos empobrecemos más y más. Y el Estado, debido a su incapacidad de gestión, más y más avasallador.
Por todo esto tuve claro que lo mejor era vender todo, incluida mi casa de Sant Cugat, e iniciar la exploración de otros horizontes donde no se viva con esta presión en todos los aspectos que sufrimos, y no sólo en España, sino en Europa entera. Además, con esta mentalidad irresponsable, que incluso se imparte voluntariamente en la sociedad, el futuro no parece muy halagüeño. Mis hijos hace tiempo que se independizaron, y mi mujer prefiere quedarse en Barcelona cuidando de su madre, muy mayor.
Con todo preparado y liquidado, el 8 de septiembre volé a París y de ahí inicialmente a Delhi. No tengo una idea concreta de lo que pueda emprender en India. Pero a través de mis actividades profesionales llegué a reunir muchos amigos que a su vez me han permitido conocer el estilo de vida mayoritario del país en el cual me mimetizo con facilidad. Tengo indudablemente mucha curiosidad e inquietudes que satisfacer, pero no precisamente focalizadas en un mundo ascético o espiritual, como alguien pudiera suponer. No es que reniegue tampoco de este vastísimo campo de reflexión. Lo que quiero, en realidad, es desconectar de esta vida tan cargante de Occidente y tener más relación con los amigos que hice ahí hace tiempo para, de algún modo, llegado el caso, poder colaborar con ellos y aportar mi experiencia, pero tampoco es que yo vaya allí a trabajar de algo: voy a India para dejar atrás lo que no me gusta, descansar y luego veré.
¿Por qué India? Porque la conozco. Cuando tuve que dejar de correr, me dediqué más de 30 años al negocio del textil y de la confección y muchos de mis proveedores acabaron en los años 90 estando en esa zona. Iba un par de veces al año y en alguna ocasión tenía que permanecer allí un mes para supervisar y ver cómo se hacían los encargos que traía de Europa. Lo que yo hacía era coger pedidos muy específicos de clientes de España, normalmente marcas comercialmente introducidas en el mercado español o europeo, colaborar en el desarrollo de modelos y hacer que se fabricara todo allí. Entregaba el producto acabado e incluso etiquetado y embolsado para que pudieran servirlo directamente al punto de venta. No sabes la cantidad de técnicas nuevas e impensables desde nuestra situación en Europa que existen para hacer estampados o bordados que decoren y realcen las prendas. Esa era mi dinámica de trabajo, por eso estoy muy familiarizado con las diferentes zonas de India y sus especialidades en esta materia, también de sus personas, que son el motivo de que haya escogido irme a vivir cerca de ellos.
Tras unos años iniciales bien batallados a partir de 1992, la crisis de España de los años 1993 a 1996 me cogió de lleno y se pararon los pedidos de golpe, creí que no remontaría, pero a base de esfuerzo y contactos, justamente en India y luego China, conseguí recuperarme y siguieron unos años de franca actividad hasta bien entrada la primera década del estrenado 2000, donde ya empecé a aminorar la marcha”.
JA: Creo que la explicación, aunque clara y convincente, no deja de ser sorprendente… Hace unos años realizamos en formato de capítulos un repaso a tu trayectoria deportiva, escrita por ti con las aportaciones de JAS, pero quizás nos dejamos algo de lo que fuiste participe: una agencia de patrocinios. En el momento de la partida y de dejar todo atrás, ¿qué puedes contar al respecto para completar tu biografía?
FvdH: “Sí, claro, pero no creas que recuerdo gran cosa. Resulta que en vistas de lo difícil que era conseguir patrocinios para correr, con varios amigos fundamos a finales de 1974 la que creo fue la primera empresa de patrocinios de España, la llamamos International Motor Sponsorship (IMS) y aunque funcionamos pocos años lo hicimos a pleno rendimiento y con resultados palpables. No se creó para buscar patrocinios con los que cubrir mis campañas, sino en realidad para buscar soluciones para otros pilotos. Recuerdo que uno de nuestros logros fue conseguir dinero de RJ Reynolds, en concreto de su marca Winston, para que Benjamín Grau hiciera temporadas enteras con su Yamaha de gran cilindrada.
Con esta idea nos habíamos juntado varias personas con ganas de organizar una oficina seria de ‘sponsoring’. Basado en lo que hacía Mc Cormack a nivel internacional y que no existía en España, lo conseguimos. Los que participamos en la creación y montaje inicial de la idea fuimos Carlos Teruel, especializado en Relaciones Públicas y dueño de “Célula”; Quim Regàs, un dinámico periodista no solo especializado en el deporte del motor, sino involucrado en muchas más facetas de la cultura; y finalmente yo “que pasaba por ahí”… aunque en mi caso me fui desvinculando paulatinamente por estar centrado en la competición antes de 1977, cuando parecía que lo tenía todo atado para hacer una temporada de Fórmula 3 en el extranjero. Entretanto se fueron añadiendo a I.M.S. gente del sector, como Luis Cortés (Flash Montlhéry) y Santiago Lyon, que estuvo implicado de forma ejecutiva y podría contarnos muchas más anécdotas al respecto. Santiago es ingeniero y aunque no llegó a correr, estaba muy involucrado con todas las actividades relacionadas con el deporte del motor, que vivió a fondo”.
JA: Lo que me ha quedado claro desde siempre, Federico, es que lo que te ocurrió en 1977 cambió para siempre tu vida, deportivamente y en todos los aspectos…
FvdH: “Lo que echó al traste mi carrera en el mundo de la competición fue que una semana antes de empezar los campeonatos de Fórmula 3 de 1977, el que era mi patrocinador me dijo que no había dinero. Se trataba de un tal Ramón de Orlandis, a quien conocí en una carrera del Jarama en 1976. Siempre mantuvo la palabra de que esperaba una financiación inminente y que estaba deseando entrar en el automovilismo y además ayudándome a mí a través de una empresa de transmisiones que pretendía promover. Creo que quería hacer como de Lord Hesketh, un mecenas estilo romántico o algo así, pero que a diferencia del británico no llegó ni a iniciar su tarea. Pero su mitomanía me hizo perder, con la temporada iniciada, la posibilidad de reintegrarme en el circo.
El último mes de 1976 lo pasamos en Gran Bretaña, nos alojábamos cerca de Silverstone con Joan Villadelprat y recorrimos las oficinas y talleres de todos los constructores y equipos que dominaban la Fórmula 3. Nos reunimos con Ron Tauranac, de Ralt; con Ron Dennis, de Project Four; con Derek Bennett, de Chevron; con Sandro Angeleri, manager del equipo designado para ser el oficial de March; con el equipo Tiga, que habían creado los pilotos Howden Ganley y Tim Schenken, etc. El caso es que teníamos todo el panorama explorado y nos decidimos por el equipo que contaba con material directo de March, y que en 1976 había ganado los dos campeonatos británicos de Fórmula 3, el Shellsport con Bruno Giacomelli y el BP con Rupert Keegan, ambos con March 763 con motor Toyota preparado por Novamotor.
El equipo era el “AFMP Euroracing with March”, basado en Silverstone y dirigido por Sandro Angeleri, que fue el que creímos que se ajustaba mejor a nuestros planes de futuro. Además, era la estructura heredera de la que había sido la mejor la temporada anterior. El proyecto estaba cerrado y todo a punto, incluso me habían hecho el ‘baquet’ a medida para el March 773, solo faltaba la financiación que De Orlandis nos prometía un día sí y otro también. Haríamos el campeonato británico Vandervell de F-3 y otras seis carreras europeas, entre ellas la de Mónaco, que en 1976 había ganado precisamente Giacomelli con March.
Cuando De Orlandis me dijo que no había dinero era el lunes previo a la primera carrera, que se corría el 6 de marzo en Silverstone. El mundo se me vino abajo, habíamos vivido muchas semanas en Inglaterra y gastado dinero para movernos y gestionarlo todo, y el compromiso estaba cerrado con el equipo. Con dolor y cierta vergüenza me presenté en la sede del equipo faltando 6 días para la primera carrera, para informarles de que me iba ipso facto a Madrid para ver qué solución había. El intento se convirtió en fracaso, adornado con más cuentos chinos, cuando en realidad de lo que estaba pendiente era del deceso de su padre y poder heredar.
Ese fue el final de mi carrera deportiva, sin dinero, mal visto por las escuderías británicas y además sin coger el volante ni para dar un giro a un circuito... Pere Nogués también vivió tiempo después algo similar, pero al menos corrió bastantes carreras, y el Equipo Nacional de F-3 también algo por el estilo”.
JA: Creo que aquellos más que interesantes capítulos de 2017 los volveremos a publicar, como homenaje a tu persona y también para incidir en las nuevas generaciones (y por qué no en las pasadas) de que con ganas y constancia todo es posible. Federico… mucha suerte en tu nuevo camino y por favor, di algo, aunque sea muy de vez en cuando…
FvdH: “Gracias por darme voz y por tu cariño… Lo haré, pero siempre desde una óptica nueva, mucha suerte también a todos”.
Federico ya está en otra fase. Uno de los personajes más polifacéticos y peculiares de nuestro motorsport se ha ido lejos y es muy posible que se quede para siempre en India. Desde aquellos años 70 de múltiples actividades y ejemplo para muchos, Federico siempre ha sido capaz de dejar la zona cómoda y lanzarse sin problemas al desafío más inimaginable. No tiene dudas de cuándo le conviene cambiar, ni pereza, ni melancolía. Federico van der Hoeven es un hombre valiente y lo único que colma nuestra tranquilidad es que estamos convencidos de que su nueva aventura le permitirá ser feliz, más que ahora, posiblemente más que nosotros.
© Federico van der Hoeven / Josep Autet
16 de septiembre de 2025
JAS Info Service
Raimon d'Abadal, 29 • 08500 Vic | 938 852 256 | jas@jas.es