Por Josep Autet.
Cuando en 2022 Juan Alonso de Celada asistió a la celebración que en Espíritu de Montjuïc organizamos para festejar los 50 años de la Fórmula 1430, pude volver a coincidir con Juan después de casi 20 años desde la última vez que nos vimos. Me pareció el de siempre y estaba muy contento porque hubiéramos contado con él para dicho evento. Días después me llamó para que le enviara más fotografías y volvimos a charlar un rato. Han pasado tres años y cuando en junio pasado Luis Canomanuel me comentó que Juan andaba muy malito, entendí que la enfermedad había vuelto… para llevárselo a los 74 años de edad.
Natural de Santander, Juan Alonso de Celada (6-2-1951 / 1-9-2025) había vivido casi toda su vida en Madrid, excepto los años que lo hizo en las proximidades de Calafat, donde trabajó dirigiendo dicha instalación. Empezó a correr relativamente tarde, a los 21 años (en la actualidad eso sería tardísimo), cuando su padre le regaló un Renault 8 TS. Era primeros de 1972 y a Juan le faltó tiempo para montar el kit necesario e inscribirse en la que fue cuarta edición de la Copa Nacional. Debutó en el Jarama y acabó la temporada 12º, con su mejor posición, 6º, en Montjuïc. En aquella época, en la Copa TS había una competencia extraordinaria y el rendimiento de los coches que pasaban por un buen preparador se notaba. Celada tuvo a Eduardo Villacieros, de modo que mezclarse en ese clan familiar le fue al pelo para verse arropado por gente ganadora, aunque en realidad Celada siempre fue un piloto de Meycom-Peyo.
En 1973 repitió la Copa R8 TS, que finalizó 3º tras ganar dos carreras, Jarama y Montjuïc, aunque dejó de participar en otras tantas debido a la mili. En 1974 fue excluido tras la carrera inaugural de Montjuïc (que acabó 3º) por irregularidades en la culata, exclusión que al final lo fue para toda la temporada. Para no quedarse parado, la disyuntiva era pasarse ese mismo año 1974 a la F-1430... o a la F-1800. Juan Celada se decidió por esta última y con la ayuda familiar adquirió un Selex ST4, que le prepararon en Peyo. Tras una temporada repleta de accidentes, con un 8º en Calafat como mejor parcial, en 1975 se fue a trabajar un tiempo a Selex y la temporada de la mil ochocientos como piloto, con ayuda del constructor, la finalizó en 4ª posición tras algunas carreras muy buenas, como la primera del Jarama que terminó 2º, a 2” escasos de Zapico. Un año más tarde, última de la F-1800, la terminó 7º, como siempre con buenos parciales combinados con roturas, aunque no logró subir al podio ninguna vez.
Con poco dinero en el bolsillo, Juan Alonso de Celada aceptó la proposición de Carmelo Ezpeleta para ocuparse profesionalmente del circuito de Calafat, que había creado en 1974. Eso hizo que Celada dejara el volante ya que durante 1977 se consagró íntegramente al circuito tarraconense, en el que siguió trabajando hasta bien entrada la década de los 80. No obstante, en 1978 le llegó una proposición que no pudo rechazar: Paco Guitart, uno de los máximos responsables de Selex Competición, le propuso correr gratis la F-1430 con el mismo monoplaza ST7 monocasco ganador un año antes con Miguel Molons (coche actualmente propiedad de Nou Onze).
Era una gran oportunidad y el resultado no pudo ser más óptimo, con el título a final de año (segundo consecutivo para el coche) tras ganar seis carreras. Un extraordinario colofón. Siguiendo sin pausa con su labor organizativa en Calafat, Juan Celada hizo en los años siguientes carreras esporádicas, primero con el Falciot creado en 1979 por Carles Sansa y Josep Teixidó, y luego con monoplazas prestados o que él mismo ayudaba a poner a punto, aunque la Fórmula 1430, ya Fórmula Nacional, fue perdiendo su empuje inicial en parte debido a la aparición de otros campeonatos que le sustituyeron.
Entretanto, y dados los devaneos legales de Calafat, a primeros de los 80 su amigo Ezpeleta le volvió a rescatar para formar parte del equipo deportivo del RACE, inicialmente para diseñar los recorridos del nuevo campeonato nacional sobre tierra (1983) y más adelante para coordinar el nuevo equipo de rallyes del RACE y Ford; allí estuvo en los años del RS200 con Zanini y del Sierra Cosworth con Sainz. Fue al final de esa época cuando lo llamó la RFEdA, en concreto Carlos Gracia, para que organizara deportivamente el equipo de la federación, en especial a los pilotos de la Ofensiva Uno y Ofensiva Dos, programas de los que salieron Pedro de la Rosa, David Bosch o Ángel Burgueño, entre otros.
A todo esto siguieron colaboraciones de lo más variadas en escuelas de conducción –algunas creadas por el propio Celada–, asesoramiento de pilotos, el campeonato GT Open de Jesús Pareja, y finalmente el Racing Weekend de la RFEdA. Ya en 2016 le fue diagnosticado un cáncer de esófago, del que fue operado. Ya recuperado, volvió a la actividad, pero la enfermedad se lo ha llevado en 2025 a los 74 años de edad.
Caer enfermo es algo que puede ocurrir a cualquiera en la vida, pero duele que Juan, tras luchar los últimos años, haya sucumbido a ella. Recuerdo a un Celada de lo más ocupado en aquellos años que yo visitaba a menudo las oficinas del RACE o las naves de Ford en el Jarama. El equipo del RACE de primeros de los 80, liderado por Carmelo Ezpeleta, era sumamente eficiente: Manolo Vidal, Chefo Abella, Juan Petisco, Manolo Ortiz-Tallo, Juan Celada, Pablo Antoñanzas... Juan valía para todo y le recuerdo bien por su labor en el campeonato de tierra, donde siempre teníamos nuestros más y nuestros menos en la claridad de los roadbooks, aunque las cosas siempre se solucionaban porque Juan Celada tenía sentido común y mucha dedicación a su tarea.
No puedo más que desear un buen reposo a este gran representante de nuestro deporte. Fue un hombre multiactividad, espero que su memoria no la borre demasiado pronto el paso del tiempo, este humilde obituario quiere contribuir a ello. Descansa en paz Juan, en todo lo que hicimos juntos nos lo pasamos bien.
Carmelo Ezpeleta, persona muy relacionada con Juan Alonso de Celada por los años de intensa colaboración en Calafat y Jarama, nos ha compartido sus sentimientos ante su fallecimiento: “Juan fue antes de todo un extraordinario amigo, nos conocíamos desde el año 1972 donde participamos en la Copa TS. Fue vital en la construcción y el desarrollo del circuito de Calafat, luego estuvo conmigo también en el Jarama y fue una persona extraordinaria. He sentido mucho su fallecimiento, por suerte he podido estar con él los últimos años hablando mucho y teniendo muy presente su cercanía. Lo echaré mucho de menos”.
© Josep Autet
15 de septiembre de 2025
JAS Info Service