Por Antonio Arderiu.
Yo no se si Vds. habrán podido contemplar las, supongo, impresionantes vistas que se tienen desde la carretera que, de Portbou va hasta Cerbère. No me tengan envidia pues yo, que pasé por allí, tampoco pude verlas, pues era un tramo del Rally Costa Brava histórico, e íbamos a lo que íbamos.
Cumpliendo mi amenaza del año pasado de repetir, nos volvimos a inscribir en el Rally Costa Brava Històric, edición 2025, con mi querido Zastava 101. Cada vez me gusta y me divierte más este trasto, no físicamente, porque es feo de narices, pero sí por su comportamiento. Para este rally le habíamos cambiado el volante, sustituyendo el antiguo roscón de Reyes por uno más pequeño de origen Fiat y le habíamos cambiado los amortiguadores. El vehículo mejoraba notablemente sus cualidades dinámicas y soportaba de maravillas los apoyos en curva. Los caballos son los que son pero, al menos, el resto va mejorando.
El rally no empezó de la mejor manera para el equipo. Yendo de Andorra a Sant Feliu de Guixols tuve un pinchazo en medio de un aguacero fenomenal. Al cambiar la rueda, erramos en los tornillos que la sujetan poniéndolos demasiado largos, lo que se cargó el muelle de retorno del freno de la trasera izquierda. Cuando lo vio Luis, además de la bronca con la que me obsequió, tuvo que hacer un apaño para que aguantase todo el rally. Pero salimos y disfrutamos, que era lo que se pretendía.
Éramos 90 participantes que haríamos la primera etapa. Nos tocó el dorsal 89 y salíamos, como la pasada edición, detrás de Sallyann Hewitt, con su Mini Clubman, que hizo un rally muy inteligente. Estaban todos los habituales de esta juerga, salvo Víctor Sagi, al que, de verdad, encontré a faltar. A destacar dos equipos, el de Ramon Fluvià–Joan Àngel Alpiste, con un Fiat Abarth 1000TC Corsa, y el de Dídac Municoy–Josep González (nieto y abuelo) que con un Renault 6 TL de estricta serie hicieron todo el rally. Para mi, ambos equipos merecían un trofeo al espíritu del rally. Muchos extranjeros, entre ellos un equipo griego que ya conocíamos del Monte y que acudió con un Fiat 128 Rally muy bien preparado y con los que departimos un buen rato pues, en su tierra, también hacen correr un Zastava… con el motor biarbol del Fiat 125 S.
Primera etapa
Después de pasar las verificaciones, fuimos a dejar el coche al parque cerrado y, a continuación, gozamos de una agradable comida en la plaza del mercado de Sant Feliu de Guixols. Salíamos a las 17:56h, así que todavía tuve tiempo para hacer una pequeña siesta en el interior del Zastava, que no es que sea una suite, pero se soporta.
Arrancamos ya sin luz diurna. El primer tramo estaba, como quien dice, a las puertas de Sant Feliu. Después de un pequeño “encantamiento” por una urbanización, salías al célebre Tossa–Sant Feliu pero al revés y, allí, empezaba el tramo. Odio esta carretera. Tiene curvas irracionales, un desvío raro en medio, mucho coche en dirección contraria y, para colmo, otro pequeño “encantamiento” al llegar a Tossa consistente en “media vuelta, ¡¡ar!!” y a seguir, para subir luego a Sant Grau y bajar por el otro lado. Para colmo, el dichoso Blunik, nada más salir, hizo el burro y todo el rato fuimos con la luz roja, corriendo como si no hubiera un mañana y visitando más de una cuneta. Afortunadamente el tema pareció solucionarse en la subida al Grau que, todo y tener peor piso, lo prefiero a la carretera de la costa.
Con todos estos antecedentes hicimos un montón de puntos, 698,5, que nos colocaban en el puesto 69 de la general y 7º en nuestra categoría, que fue ganada por el equipo de “Les Grecs”, con 34,9 puntos. Y ya disculparan que no escriba sus nombres pero son muy complicados y seguro que lo haría mal.
El siguiente tramo, TC 2, era el conocido Santa Pellaia pero al revés, arrancando desde Cassà de la Selva. Aquí la cosa ya fue bastante mejor: 23,6 puntitos que nos colocaron los 42 de la general y 4 de la categoría, que volvió a ser dominada por “Les Grecs-Ecurie Hellas”, con 17,6 puntitos de nada. El vencedor overall fueron Juan Pedro García, con Jan Rosa de copi, en su bien preparado Citroën AX, con 6,6 puntos.
De allí al TC 3, Romanyà, un pequeño paseo por autovía sin más tramite. Mis sensaciones es que el tramo nos fue bien, con luz azul casi todo pero, desgraciadamente, los resultados no me dieron la razón: 36,3 puntos que, todo y no ser muchos, nos ponían otra vez los 61 de la clasificación, ya que Juan Pedro en la general hizo unos miserables 3,5 y Luis Carvalho, con un BMW 2002 Ti, en mi clase, 7,3.
Venía a continuación, y después de una cena en la base del rally, el primero de los “macro tramos” con que nos obsequiaba este Costa Brava 2025. El TC 4 consistía en empalmar el tramo de Romanyà con el de Sant Grau y el de Tossa–Sant Feliu, para acabar a las puertas de esta población. Empezamos muy bien hasta acabar el trozo de Romanyà, pero luego venía un cruce muy complicado, con una entrada difícil y oculta, unas monerías por debajo de unos puentes y múltiples caminos, en el que debo confesar, abochornado, que nos equivocamos y nos perdimos, marcándonos una excursión fuera de programa. Cuando reencontramos el itinerario, a apretar a fondo para recuperar. Subimos y bajamos el Grau que ni yo mismo se como lo hice, adelantando hasta tres coches a los que tuvimos casi que arrancarles las pegatinas.
Vimos a otros que se quedaron en el intento, como los italianos Rossi-Frascaroli, en un precioso Lancia Fulvia HF Coupé, que también hacían entrenos para el Monte-Carlo. En un momento determinado le confesé a Luis que la equivocación me importaba un pimiento, pues la “estripada” de subida me curó toda la adrenalina acumulada. No sé como lo hicimos pero, dos curvas antes de la Tossa-Sant Feliu, la luz azul volvió a aparecer. Pero entonces, esta maldita carretera, a media de 50 y con coches en contra, volvió a mandar la recuperación a freír espárragos. Al final, otro saco de puntos, nada más y nada menos que 2.187, pero únicamente nos hizo perder ocho puestos porque, lo de la pérdida, había sido bastante general. En mi categoría ganó Luis Carvalho, con 45,8 puntos, y en la general Juan Pedro García, con 24,9.
Llegamos al parque cerrado sobre la 1 de la madrugada y de allí al hotel, a dormir, con la sensación de que “no era el león tan fiero como lo pintaban”: ¡¡Iluso!!
(Final 1ª parte del texto, mañana se publicará la segunda)