Tras su debut
en el automovilismo al volante de un Ford Ka Rally Kit Car con motivo
de la última prueba del nacional sobre tierra, celebrada en Valladolid,
Jordi Arcarons escribe sus puntos de vista sobre todo lo vivido
y sobre lo que a partir de ahora deberá tener muy en cuenta.
Cuando recibí la propuesta de conducir en competición
un Ford Ka lo primero que pensé fue si un coche iba a ser tan sencillo
de pilotar como una moto. Para mi, llevar una moto en competición
es relativamente fácil. Llevo más de 22 años metido
en ese mundillo y calculo que habré recorrido unos 300.000 kilómetros
en pistas y desiertos, pero todoen la vida tiene un límite y ahora
he decidido que mi futuro sean los coches.
¿Haré el ridículo? Esa era una pregunta que no dejaba
de formularme. Afortunadamente, las intenciones de Ford eran las mismas
que las mías: llegar a la meta en las mejores condiciones posibles.
Y con ese objetivo en mente afronté la experiencia. Automáticamente
deje a un lado el hecho de hacer un buen papel, y eso a pesar de que se
organizó una gran promoción para difundir mi participación
en Valladolid, lo que hizo que prácticamente todo el mundo supiera
de mi debut, ¡que diferencia de cuando empecé en moto!
Yo quería ante todo estar a la altura de las circunstancias, no
romper el coche y sacar el máximo de conclusiones posibles, ya
que una oportunidad de estas características no puede desaprovecharse.
El día anterior pude hacer el test que solicité. Allí
conocí a mi copiloto, Lucas Cruz, y empecé a asimilar las
ideas básicas. Primera constatación en la primera pasada
por el tramo de pruebas: un coche no es tan fácil de pilotar como
una moto, al menos para mi.
El asesoramiento de todo el Ford Junior Team fue imprescindible para avanzar
por el buen camino y ganar confianza, algo que pude obtener desde el primer
momento con la ayuda de mi copiloto, que me hizo entender lo necesaria
que es la compenetración entre ambos.
Lucas me enseñó el sistema de notas que normalmente utiliza
con su piloto habitual, Txus Jaio, que encontré peculiar pero extremadamente
útil. Lo que pasa es que, a pesar de comprender perfectamente lo
que me decía, en pleno tramo se me hacía difícil
hacer cuadrar sus palabras con las dificultades que la pista abría
ante mi y la conducción que yo debía aplicar. Creo que en
todo el rallye no llegué a hacer ninguna trazada perfecta ni con
plena decisión a pesar de que eso debe ser una reacción
instantánea mía, algo que sólo se consigue después
de muchos entrenamientos y práctica. Lucas Cruz ha sido una persona
fantástica en esta experiencia y toda una suerte que el equipo
Ford me lo cediera en mi debut.
La noche anterior al rallye descansé bien, ya que estaba bastante
fatigado por la maratoniana jornada de pruebas, entrenamientos y actos
de relaciones públicas que me mantuvieron ocupado junto al resto
del equipo. Me levanté el sábado (30 de noviembre) bastante
en forma pero con una sensación de la que ya casi ni me acordaba,
era aquel cosquilleo de mis primeras carreras de motocross, una especie
de nervios de principiante que afortunadamente se fueron nada más
subirme al Ford Ka.
Y llegó el primer tramo. Decididamente el Rallye de Valladolid
fue una prueba muy difícil para debutar, con pistas rápidas
y llenas de barro que no permitían el más mínimo
error. Estaba bastante concentrado y tenía muy claro que no podía
pasarme lo de Valentino Rossi: yo venía a aprender y no a lucirme
bajo ningún concepto. Debo reconocer que estuve muy prudente durante
todo el rallye, incluso demasiado a veces, pero a mi la prudencia siempre
me ha dado muy buenos resultados. De todas formas mis tiempos mejoraron
en las segundas pasadas al ritmo que lo hacía mi aprendizaje.
Las pistas me parecían mucho más estrechas que en moto.
Me era imposible no aplicar técnicas de moto en mi conducción,
aunque poco a poco fui comprendiendo que eso era otra historia. En algunas
reacciones del Ford Ka no sabía si frenar o acelerar, ya que yo
pensaba en clave moto pero conducía un coche. En las curvas, el
Ka tenía tendencia a irse algo de morro y al principio me costaba
dominarlo para contrarrestar esta reacción, completamente lógica
en un tracción delantera.
Lucas me comentaba a menudo que entrara antes en las curvas ya que yo
las trazaba un poco tarde, pero me costó encontrar la confianza,
este equilibrio tan diferente al de las motos. En ese punto me sorprendió
que el copiloto notara cuando el coche se descontrolaba más de
lo previsto, una culeada más fuerte de lo normal y Lucas levantaba
la cabeza instantáneamente ¡notaba antes que yo que algo
iba anormal!
El tema de las notas es básico para ir rápido y seguro,
pero a mi aún me falta mucho para asimilarlas y aprovecharlas al
máximo. Iba lento en las rápidas y a menudo aceleraba algo
tarde al salir de las lentas. Todo eso demuestra que hay que tener una
técnica muy depurada para correr en rallyes convencionales; en
el Dakar no es preciso afinar tanto ni ser tan técnico, allí
hay que ser astuto y adelantarte a los acontecimientos, esa es la clave.
Y saber pasar las dunas, algo que no me preocupa en absoluto.
El Ford Ka me pareció un coche pequeño pero sorprendente,
con unos frenos eficaces a los que cuesta encontrar su límite,
ya que frenaba pronto y siempre me sobraban metros. El poco peso del conjunto
hace que la agilidad sea un punto muy importante en ese coche. Las suspensiones
las califico con un diez: excelente estabilidad, nada de extraños
y absorben absolutamente todo. A mi me faltaba claramente agilidad al
volante, ya que en coche debes anticiparte porque no tienes la respuesta
tan rápida del manillar de la moto a la que estoy acostumbrado.
La posición de conducción es un tema aparte. A mi me impresionó
lo muy atado que vas y las múltiples protecciones que te envuelven
a ti y al copiloto, muy distinto a la moto, donde las protecciones las
llevas pegadas a tu propio cuerpo. Me costó algo adaptarme a la
conducción sentado y atado porque yo solía conducir
la moto mucho rato de pie.
Mi futuro está en los coches, y en mi escuela de conducción
de motos para niños, y gracias a Ford he podido debutar en ese
mundo de los automóviles que tanto anhelo. Ahora llevo 100 kilómetros
de cronometradas al volante de un coche, pero me falta muchísimo
aún para tener el nivel de que disfrutaba con la moto. Pero si,
como espero, mi nueva carrera deportiva con los automóviles es
lo suficientemente larga como para conseguir algunos éxitos, siempre
recordaré esta especie de prólogo que Ford España
y su excelente Ka me han permitido hacer. Con el Ka he iniciado una nueva
etapa.
Jordi Arcarons
Para mayor información: Tel. 93.889.46.56 - Fax 93.885.64.98 -
ford@jas.es
Fotografías en alta definición disponibles en www.jas.es
(Ford Junior Team)
|